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Antonio Garamendi, candidato a la presidencia de la CEOE

27 de Noviembre de 2014//
(Tiempo estimado: 8 - 16 minutos)

“La CEOE es una confederación, o lo que es lo mismo una unión de asociaciones creadas por empresarios, que a su vez se unen formando confederaciones que, unidas entre sí, tienen una cúpula que es la CEOE. Uno de los objetivos de esta candidatura es conseguir que las decisiones, esencialmente la determinación de las necesidades y de los objetivos, sean definidas desde abajo hacia arriba; desde la base hacia la cúpula, y no a la inversa.

En una unión de asociaciones, la transparencia es fundamental. Esa transparencia no solo ha de ser interna, sino también hacia el exterior, hacia la sociedad. De la transparencia nace la credibilidad. Evidentemente esta transparencia ha de ser aplicada a todos los procesos dentro de la CEOE, incluidas las tomas de decisiones.

Cuando una unión de asociaciones practica lo antes expuesto, el resultado es la independencia. Estoy convencido de que practicando una política de toma de decisiones desde las bases hasta la cúpula, haciendo al mismo tiempo que todos los procesos sean transparentes y actuando con independencia, recuperaremos ese prestigio que hemos perdido, entre todos, en los últimos tiempos”. Quien así habla es Antonio Garamendi, presidente de CEPYME y candidato a la presidencia de la CEOE.

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: Tener una carrera cuyas raíces están en el asociacionismo le confiere experiencia en la gestión de una confederación que une a tantas asociaciones. ¿Cómo ha sido su trayectoria hasta llegar aquí?

ANTONIO GARAMENDI: El haber sido fundador de los jóvenes empresarios vascos y cofundador de los jóvenes empresarios españoles nace de la necesidad de estar acompañado en el trayecto que recorremos siendo empresarios. Poder estar con personas en tu misma situación es importante por varios motivos, uno de ellos esa necesidad de acompañamiento, ya que tenemos una serie de vivencias comunes que, compartidas, adquieren una nueva dimensión, los enfoques son diferentes y conocerlos aporta soluciones. Por aquel entonces, una de las razones del origen de la fundación de los jóvenes empresarios del País Vasco estaba basada en nuestra convicción de poder contribuir a la mejora de nuestro entorno social, cubriendo ese “déficit” de sociedad civil en aquellos duros momentos. Creía, y sigo creyendo, que la sociedad civil juega un papel clave en la regeneración social.

Tras cuatro años en los jóvenes empresarios vascos, al tiempo que participamos en la asociación nacional, tomamos parte en la creación de la CEAJE, donde tuve el honor de ser vicepresidente de Juan Pérez Tabernero en la primera etapa, y posteriormente presidente.

Durante todo este tiempo siempre se ha defendido el interés del empresario, no hemos dejado de pensar en cómo poder aportar a la sociedad a través de la defensa de los valores, el apoyo a la formación, el fomento de la capacitación, del autoempleo, etc. 

Esa trayectoria, donde he tenido la oportunidad de crear organizaciones, y posteriormente trabajar dentro de ellas, creo que me capacita para el rol que denomino “empresario de las organizaciones”. 

En la última parte de mi carrera he sido vicepresidente de CEPYME durante cuatro años, y previamente formé parte de su Junta. El objetivo de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa ha sido siempre la defensa de este entorno de empresarios, que representa el 99% de las empresas de nuestro país y que genera el 70% del empleo. Es la defensa de quien tiene un restaurante, una pequeña tienda, una fundición... Esencialmente, la defensa de la clase media de los españoles, de aquellas personas que no solo generan puestos de trabajo para ellos mismos sino que dan empleo a los demás, siendo la primera fuente de empleo en nuestro país.

F.F.S.: Dentro de la CEOE, es presidente de la Comisión de Energía, uno de los sectores que más influencia tiene en el mundo empresarial. La mejora de nuestra dependencia energética es una de las asignaturas pendientes. ¿Cuál es la postura de la CEOE? ¿Cómo se puede apoyar al Gobierno en esta materia?

A.G.: Desde CEOE, tenemos clara la necesidad de avanzar ante problemas como el de las prospecciones, tan actual y candente. Resulta llamativo que ante una posibilidad que puede aportar grandes ventajas, no estemos más abiertos. De entrada, lo que se está proponiendo es la realización de prospecciones. Aún no se está extrayendo nada, solo se está estudiando la posibilidad de hacerlo. Es, tras estos estudios, cuando se habrá de decidir el camino a tomar. Por eso, creemos lógico apoyar los estudios. Debemos valorar aquello que se puede hacer, y negarse a realizar esta valoración no nos parece razonable. 

Otro aspecto actual es el tema del fracking, del shale gas, que en los Estados Unidos ha hecho que el precio del gas sea un 30% más económico que el que nosotros pagamos hoy en día. Esto afecta gravemente al sector industrial en su competitividad. Vivimos en un mercado globalizado y los costes energéticos son una parte importante de cualquier producto de origen industrial.

La posibilidad de obtener gas a través de estos nuevos sistemas, como parece que es viable en algunas zonas de nuestro país, como Burgos u otras, en un entorno de explotación donde los propietarios de los terrenos podrán participar de los beneficios que genera esta extracción –como plantea el Gobierno–, significaría un importante ahorro en nuestra factura energética, al tiempo que se generarían miles de puestos de trabajo.

Tenemos además un escalofriante déficit eléctrico. Los intereses de este déficit representan, por sí solos, 2.500 millones de euros al año. Esta situación hace que, al analizar lo que pagamos por la energía, si bien el precio de esta en sí mismo está en la media europea, los costes asociados (impuestos y otros no originados por el coste del gas o petróleo) representan un 60% añadido. Al final el coste total es tal que genera una tremenda pérdida de competitividad. 

Creemos que es necesario arreglar esta situación eliminando los precios asociados de la tarifa. Aspectos como las conexiones peninsulares, el apoyo al carbón o el coste de la CNMC que se incluyen en la tarifa deberían estar fuera. Con ello no quiere decir que se eliminen, sino que deberían ir a Presupuestos Generales del Estado, y no ser soportados directamente por la industria y los consumidores.

Además, esta tarifa no solo sufre el 21% de IVA, sino que se le añade un impuesto eléctrico superior al 5%. El consumidor final acaba soportando una serie de costes añadidos que nos restan competitividad, desde la perspectiva industrial, en los entornos con los que tenemos que competir.

F.F.S.: España tiene un componente industrial reducido en relación a otros países de la Unión Europea. Tras el gran esfuerzo realizado para apuntalar nuestro sector financiero y tras la reforma laboral, ¿ha llegado el momento de propiciar el crecimiento industrial?

A.G.: Un aspecto importante en el entorno industrial es el tamaño de este sector dentro del país. Son bien conocidas las recomendaciones de la Unión Europea respecto a la composición del producto interno de los países; el famoso 20-20-20, que recomienda que el 20% del PIB sea de origen industrial. En España hemos bajado del 15% al 13% en la componente industrial del PIB. Hemos de hacer un enorme esfuerzo para apoyar al sector industrial, que aporta una gran estabilidad a la economía y que genera puestos de trabajo de mayor duración en el tiempo, más cualificados y mejor remunerados.

Defendemos que debe haber un plan de reasentamiento de la industria, que fomente el crecimiento. El Gobierno ha presentado recientemente un plan de medidas desde la perspectiva industrial que nosotros apoyamos. Estamos deseando ver cómo se van cumpliendo. Igualmente, todo aquello que esté englobado dentro del desarrollo de procesos tecnológicos e innovación, así como las mejoras en la formación continua son considerados temas prioritarios dentro de nuestro programa, pues son esenciales para el crecimiento industrial.

F.F.S.: ¿Comparte la percepción de algunos sobre la pérdida de relevancia de la CEOE?

A.G.: Quienes estamos en esta candidatura creemos que la CEOE ha perdido fuerza y prestigio por diferentes motivos. Por un lado, algunos de quienes nos representaban no nos han dejado en muy buen lugar; y por otro, hemos perdido independencia. Cuando una organización pierde independencia, también pierde valoración.

Creo que hemos de ser independientes en aquellos aspectos propios de los empresarios; es nuestra obligación luchar y reclamar aquello que consideremos importante para nuestros asociados. Ahora bien, esta lucha ha de ser leal con las instituciones, con el país y con el gobierno que tengamos en un momento dado. Hemos de pelear lo que se defina como “lo pequeño”, donde incluyo todo aquello propio de los empresarios, y a la vez ser tremendamente leales con las instituciones en los “grandes” temas Estado. Esa pérdida de independencia la relaciono con la merma de capacidad para rebelarnos ante lo “pequeño”, acompañada de una distancia en alguno de los temas de Estado importantes, como el de Cataluña. Creo que la CEOE debía haber adoptado una posición clara en apoyo de la Constitución Española y del Estado de Derecho respecto de la unidad de España, “una España unida desde la diversidad que nos haga más grandes”, parafraseando las palabras de Su Majestad Felipe VI en su discurso de investidura. No haberlo apoyado nos ha hecho perder espacios de relevancia e influencia. 

F.F.S.: Menciona pérdida de espacios. ¿Son entornos como el del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC) los que han ocupado puestos de mediación con el Gobierno que antes ocupaba la CEOE?

A.G.: El CEC realiza magníficamente una función muy importante. Frente a todo lo que denominamos “capital extranjero”, la función del CEC es clave para atraer los fondos de inversión y otro tipo de inversores. Las multinacionales españolas hacen una gran labor, apoyando la marca España y actuando como embajadores de nuestro país. Esa transmisión de nuestra realidad país desde la estabilidad es un apoyo necesario e insustituible, pues solo las grandes empresas multinacionales lo pueden llevar a cabo. El presidente de la CEOE no podría haber desempeñado tal labor, en cambio los presidentes de estas grandes compañías sí. Por lo tanto, creo que el CEC tiene mucho sentido, y en la CEOE estamos para hacer otras cosas.

Desde la perspectiva grande/pequeño hacer diferencias no es lo constructivo. La CEOE es una gran familia donde la gran empresa es fundamental y ojalá tuviésemos más multinacionales y más grandes dentro de España. Tengo clarísimo que cuantas más empresas multinacionales grandes españolas tengamos, mejor estarían los empresarios más pequeños. Creo que lo importante es la simbiosis y la sinergia que ambas generan. No creo en la dicotomía, sino en trabajar de forma conjunta y alineada.

Es cierto que a la hora de la defensa de los intereses empresariales, las empresas pequeñas son más débiles y necesitan mayor ayuda de las organizaciones empresariales. En ese sentido, y teniendo claro que empresa somos todos y actuando en favor de los entornos más débiles, vamos a fortalecer más a la Confederación. 

DE NUEVO: independencia, ética y transparencia

A continuación, aportamos un extracto del programa de la candidatura encabezada por Antonio Garamendi a las elecciones de la CEOE para el 2014, que se puede descargar en: 

www.antoniogaramendi-ceoe2014.es

Propuestas para el progreso de la economía y el avance social:

lDefender la unidad política de España y la unidad del mercado. La unidad territorial, la indivisible soberanía del pueblo español y el marco constitucional son postulados irrenunciables para la CEOE.

lDefender un modelo basado en la libertad y en la iniciativa empresarial, reivindicando el papel del empresario en la sociedad como creador de riqueza y de empleo.

lPotenciar la marca España y la internacionalización de las empresas, especialmente las pymes que son las que más dificultades tienen para ello.

lSe deben reducir los costes de las empresas para ayudar al empresario a cumplir con su función social, principalmente la creación de empleo.

lEuropa, nuestro principal mercado, será nuestra prioridad absoluta.

lTodas las Administraciones Públicas españolas deben racionalizarse de manera urgente, simplificando los organismos, evitando duplicidades y competencia con el ámbito privado, que suponen un coste excesivo y lastran la competitividad de las empresas.

lImpulsar la colaboración público-privada abre una nueva puerta al impulso de la economía y beneficiaría a numerosos sectores.

lArmonización de la legislación autonómica, de manera que tanto los ciudadanos como las empresas puedan funcionar con iguales requerimientos sea cual sea el lugar donde radiquen.

lLa necesidad de una justicia ágil y eficiente, pues la judicialización supone un importante coste tanto en tiempo como en dinero. Es necesaria una simplificación de los trámites.

lSe ha de contribuir a la reducción del gasto no productivo en los Presupuestos Generales del Estado para favorecer la actividad productiva que redunda en un mayor bienestar, mayor empleo y progreso económico.

lHagamos realidad la reducción de la presión fiscal y la simplificación del sistema existente en España.

lEs necesario mayor esfuerzo para remediar la morosidad en las Administraciones Públicas, un lastre para muchas grandes empresas que además condena a la extinción a una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas, así como a autónomos.

lEs necesario  igualar los costes sociales con Europa y permitir que no computen en la base de cotización aquellos gastos que no sean estrictamente remuneradores de la actividad del trabajador.

lHay que respetar y reconocer la autonomía de los agentes sociales en la  negociación colectiva.

lAunque la reforma laboral ha supuesto un avance, es conveniente un marco laboral más flexible y adaptado a las necesidades de más empresas.

lLa flexibilidad laboral no es solo movilidad geográfica o funcional, sino también de la retribución salarial basada, en la medida de lo posible, en la productividad de cada compañía e incluso de cada puesto de trabajo.

lLa reducción del desempleo juvenil es importante. Por ello resulta urgente la reforma de la formación profesional y la búsqueda de fórmulas imaginativas para reducirlo.

lEl sistema de pensiones debe ser sostenible a largo plazo, por ello es necesario el fomento decidido de los sistemas de ahorro y de previsión complementaria que garantizarán en el futuro rentas suficientes para mantener su poder adquisitivo a los mayores.

lEl papel de las Cámaras de Comercio debe centrarse exclusivamente en fomentar la salida de las empresas al exterior, abandonando cualquier atribución de capacidad representativa respecto de las empresas, que solamente pueden ejercer organizaciones de afiliación voluntaria, tal y como señala la Constitución.

lLa investigación del desarrollo y la innovación son imprescindibles para hacer competitivas a las empresas.

lLas Mutuas deben ser consideradas asociaciones privadas.

lHemos de reivindicar nuestro papel en la formación continua.

lSin financiación las empresas no podrán crecer.

lLos jóvenes empresarios son el pilar de nuestro futuro.

lLa industria es la base de la economía española, por lo que urge un proyecto estratégico para ella. Hay que evitar la deslocalización de industrias.

lSe necesita energía cuyo coste sea un factor que ayude a mejorar la competitividad, sin afectar a la sostenibilidad económica del sector productor de energía.

Sobre la CEOE y las organizaciones empresariales:

lEn los últimos años, las organizaciones empresariales han sufrido un grave retroceso en su consideración social y pública. Conscientes de esta situación, debemos trabajar para mejorar la imagen del empresario español y sobre todo de la CEOE.

lRecuperemos el respeto de la sociedad, para encauzar la relación con otros agentes sociales, con el Gobierno, con los partidos políticos o con cualquier otro interlocutor.

lNo somos un grupo, ni un lobby, ni una sociedad elitista. Aspiramos a representar a un colectivo de más de un millón de empresas con empleados, más otro colectivo de dos millones de empresarios autónomos.

lHemos de tomar la iniciativa, ya que en los últimos años hemos ido a remolque de las iniciativas de reforma del entorno empresarial y de criterios ajenos.

lEstamos en la Constitución, y ello implica ejercer nuestra responsabilidad. Tenemos que participar activamente como agente social en los debates que afecten a la médula y vertebración de España.

lTenemos que trabajar en la defensa de la libertad de empresa, de enseñanza y de la unidad del mercado. 

lLas organizaciones empresariales deben ser independientes y en ningún caso manifestar silencios cómplices con ningún gobierno. La independencia de todas las Administraciones es un principio irrenunciable de la máxima organización representativa de los empresarios en España.

lDebemos saber qué servicios podemos prestar a las empresas y a las instituciones, no desgastándonos en líneas de trabajo que no aportan ningún valor a la economía española, o invaden el ámbito de actuación de nuestras propias empresas asociadas.

lLa independencia es fundamental para nuestra credibilidad. Esta, junto a la coherencia, debe de ser la columna vertebral de la CEOE.

lDebemos cumplir con nuestra función en la sociedad, y no podemos abdicar de esta actitud a cambio de mejoras de imagen o simpatías de otros sectores sociales o poder público.

lLa CEOE debe convencer de sus propuestas y argumentar sus opiniones. Autoridad e influencia deben volver a ser dos de los atributos de la Confederación, que siempre ha de ser respetada si volvemos a exhibir un comportamiento ejemplar y una moralidad intachable.

lHemos de mantener nuestra vocación europeísta y potenciar nuestra  cooperación en Europa.

lNuestra relación con los sindicatos es un activo irrenunciable. Hemos de reconocer la función sindical de representación.

lEs necesario respetar la estructura confederal de CEOE y la capacidad que tienen las organizaciones de mantener cada una su propia identidad.

lEs necesaria una nueva política de comunicación basada en la transparencia y capaz de transmitir a la sociedad la imagen real de los empresarios y las empresas españolas.

lLa comunicación interna ha de ser mejorada, ya que refuerza la cohesión. No debemos permitir que opiniones aisladas, no reflexionadas o particulares se proyecten hacia el exterior con la voz de la CEOE.

lLa gestión debe ser colegial y participativa, nunca presidencialista.

lHay que potenciar el papel de los técnicos y profesionales dentro de las organizaciones empresariales, así como estimular la gestión eficiente de dicho personal. Debemos ser el complemento de sectores y territorios y las cuotas han de ser la principal vía de financiación.

lNo debemos distorsionar la representatividad en función de cuotas. Aquellas empresas que deseen realizar aportaciones extraordinarias deben de gozar de todos los servicios y todas las prioridades, pero no convertir sus votos en cuotas.

lLa CEOE necesita urgentemente una reorganización interna que vuelva a situar el eje de su actuación en las organizaciones empresariales sectoriales y territoriales, de manera que desempeñe su labor por y para ellas. Las opiniones de la CEOE se deben generar necesariamente de abajo hacia arriba y sus profesionales deben de trabajar para las organizaciones. Hay que abandonar la sensación de que las organizaciones empresariales sirven a la CEOE, reforzando la idea de que esta sirva a las organizaciones.

lHay que aplicar la austeridad sin perder la eficacia y teniendo siempre presentes nuestros fines estatutarios.


Entrevista publicada en Executive Excellence nº117 nov14