Honorato López Isla: una apuesta por la eficiencia energética

20 de Enero de 2010//
(Tiempo estimado: 8 - 16 minutos)

Honorato López Isla nació en 1947 en Santa Cruz de O Bolo (Orense). Es Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Escuela Técnica Superior de Madrid, y graduado en Alta Dirección (PDG) por el IESE. Vinculado a UNION FENOSA desde 1972, fue Subdirector General de las Áreas de Sistemas de Información, Telecomunicaciones y Secretaría Técnica siendo el principal impulsor de los Sistemas de Información de la empresa y de su expansión internacional.

En Julio de 1994 accedió, como vocal, al Consejo de Administración de la empresa, siendo posteriormente nombrado Consejero Delegado de Unión Fenosa Distribución, S.A. 

El 3 de abril del 2002 fue nombrado Consejero Delegado de UNION FENOSA, cargo al que se añade el de Vicepresidente Primero por decisión del Consejo de Administración desde mayo de 2002.

López Isla es Presidente de R (Operadora de Telecomunicaciones por Cable de Galicia), y miembro del Consejo de Administración  y de la Comisión Ejecutiva de Indra. También es Miembro del Círculo de Empresarios, a cuyo Comité de Energía pertenece, y forma parte del Observatorio Empresarial de Latinoamérica. Es Presidente de APD (Asociación para el Progreso de la Dirección) de la zona Noroeste.

En el apartado cultural, es Vicepresidente de la Colección de Arte Contemporáneo Patio Herreriano y del Patronato de los Activos Culturales de Unión Fenosa.

El pasado mes de Octubre tuvimos la oportunidad de estar con Don Honorato en el desayuno que mensualmente organiza CEDE y que se retransmite por video conferencia a Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla... y donde pronuncio una interesantísima conferencia de la cual a continuación extractamos algunos de los temas que trató.

“La realidad es fundamentalmente el resultado de un arbitraje entre la oferta y la demanda de energía. En los últimos años el mundo desarrollado ha consumido energía como si ésta fuera ilimitada y barata. La “exuberancia irracional” de la que hablaba Greenspan para referirse a un entorno financiero desbocado por el dinero fácil y aparentemente infinito es un término perfectamente aplicable al mundo energético. La energía no ha sido una preocupación para quien la tenía en abundancia y sí un anhelo para quien no tenía acceso a ella; en este segundo grupo se encuentran 1.700 millones de personas. La suma de los dos factores ha disparado el consumo de energía en las décadas finales del siglo XX; sólo las alarmas que produce el fenómeno del desequilibrio planetario en su atmósfera han logrado crear la suficiente preocupación para poner freno al derroche energético.”

FEDERICO FERNÁNDEZ: Estamos en crisis. ¿Cómo afecta la crisis a su sector?

HONORATO LÓPEZ ISLA: Es cierto que estamos en crisis y es por eso es más necesario aún transmitir una panorámica equilibrada y comprensible del entorno energético. La energía es parte importante de esta crisis que estamos viviendo y que está produciendo una gran desconfianza de los mercados, en la sociedad y hasta en las personas. La crisis se transmite a todas las actividades de nuestra vida y, por lo tanto, también a la energía. 

Recientemente hemos sido espectadores de una burbuja en el valor de los combustibles anormal. Los combustibles son activos físicos -gas, petróleo, carbón- que se extraen y cuyos costes de extracción no cambian de la noche a la mañana, pero el coste del barril de Brent pasó de 50 a 150 dólares y en tres meses bajó a 50 dólares. Lo mismo ha ocurrido con el carbón que ha pasado de los 30 dólares / tonelada a más de 200, y rondando ahora los 100-110 dólares. Estas fluctuaciones no son ni normales ni están justificadas. Sin embargo, la energía eléctrica no aumenta de precio aún cuando utilizamos un porcentaje  muy elevado de estos combustibles gracias a la labor de nuestros gobiernos y administraciones.

F. F.: Esta crisis de confianza se traslada al mundo de las empresas de energía, pero, ¿por qué?

H. L. I.: Básicamente porque tiene un impacto en el consumo, que se está moderando. Una de nuestras actividades más importantes es proveer servicios a nuestros grandes clientes. Los que nos dedicamos al mundo energético siempre estamos en permanente tensión. Tomamos decisiones a muy largo plazo -en algunos casos pueden ser de hasta 30 años- y, sin embargo, nos exigen cuentas cada trimestre. La historia nos enseña que es importante mantener la calma. Las crisis siempre han existido, y siempre han pasado. Por tanto, hay que estar serenos incluso aunque exista una disminución del consumo o paralización de ciertas actividades. Hay que ser prudentes y no tomar decisiones a corto plazo que afecten a las decisiones a largo plazo, que son las realmente importantes y que son las que deben estar claras por parte de las administraciones españolas y europeas. 

Creo que a todos nos puede gustar un modelo energético, pero hay una realidad que no podemos obviar. En este sector los cambios no se producen de la noche a la mañana. La aparición de una nueva energía viable comercialmente puede tardar 30 ó 40 años para su implantación. Es evidente que necesitamos la energía y también es evidente que, aunque ahora pueda haber una disminución en el nivel de actividad, las proyecciones apuntan a que en 2030 necesitaremos entre un 30-40% más de energía. Hay que asumir que el mundo necesita energía como un combustible básico para su actividad, de la misma forma que necesita dinero. Y que esas necesidades van a crecer y tenemos frente a nosotros diversas realidades:

Primera consideración: la realidad física. A pesar de todo el desarrollo de las energías renovables, el 80% de nuestra energía procede de los combustibles fósiles. Para 2030 se espera que la procedencia de energía de los combustibles tradicionales sea del 81%. Si los combustibles fósiles son aquellos que tienen más impacto medioambiental, ¿cómo podremos reducirlo? Fundamental-mente con eficiencia en la producción y consumo a través de la tecnología. 

Segunda consideración: El uso. Hasta hoy hemos utilizado la energía, y seguimos haciéndolo, como si fuese barata e ilimitada. Por este motivo, es muy importante mejorar la eficiencia, y tenemos estadísticas que nos dicen que ésta se puede mejorar entre un 15 y un 35% del consumo.

¿Quién utiliza la energía?: Los países más desarrollados, que no son quienes tienen el petróleo, el gas o el carbón. De hecho Estados Unidos, que consume el 25% de la energía mundial no tiene el 25% del petróleo mundial. La dependencia no sólo es material sino también. estratégica. Europa, por ejemplo, depende de los gaseoductos rusos. ¿Qué pasaría si Rusia cierra los gaseoductos hacia Europa? 

Una tercera consideración serían las inversiones que genera la energía. En un entorno como el actual,  a nivel global se necesitan grandes infraestructuras -de producción, de energía primaria, de transporte, de distribución, etc. En el mundo, y para este tipo de infraestructuras se invierten más del equivalente al PIB Español de forma anual. Esto puede darnos una idea de la importancia del sector. 

F. F-S.: Hemos hablado de realidades físicas, pero la energía es también una realidad económica y política. ¿Qué podemos hacer para que su uso y coste sea racional?

H. L. I.: Al hablar de energía existe también tenemos que hablar de la realidad económica. Hasta ahora hemos utilizado la energía como si fuese abundante y barata. ¿Pagamos todos los costes? No realmente: Ahí está el famoso déficit.

Lo más inmediato, y que está en nuestras manos, es ahorrar, esto es, ser eficientes en el uso de la energía Lo que está en nuestras manos es poner en práctica de manera inmediata el ahorro y la eficiencia energética, que además incrementan la productividad aumentando así nuestra riqueza. A pesar de los incentivos que existen, y de las recomendaciones desde las administraciones, no lo hacemos. No son pocas las luces de las oficinas de Madrid están encendidas todo el día. Nuestros electrodomésticos están en stand-by 24 horas ..etc, y eso consume una cantidad de energía inmensa. 

F. F-S.: ¿Qué opina de la actual política de precios y el impacto de Kyoto? Facilitan realmente el ahorro y la reducción de la contaminación?

H. L. I.: Una de las opciones para que exista ahorro y eficiencia energéticos es la adecuación de las tarifas, (aunque yo pienso que lo mejor es que no existieran). ¿Por qué existe el déficit de tarifas? Porque los ingresos no cubren los costes. Estamos transmitiendo algo que no es real; pagamos menos del valor real del coste de la electricidad, para luego incluir la diferencia en lo  que llamamos déficit e hipotecándolo a 15 años. Serán las generaciones futuras quienes se hagan cargo. 

Unión Fenosa, es una empresa eléctrica, transformadora de energía y, por tanto, compradora de carbón, gas y petróleo. Si  aumenta el precio de la energía, aumenta el coste. Además, a este coste hemos añadido otro preocupados por el tema medioambiental: las emisiones de CO2. 

Son evidentes los problemas que tenemos con el cambio climático, el calentamiento global y la influencia de las emisiones del CO2 que han aumentado y que es necesario reducir, pero en mi opinión, el enfoque no es el adecuado. 

Se suele decir: “quien contamine que pague”. ¿Quiere eso decir que se permita contaminar a quien pueda pagar? El objetivo fundamental no debería ser el pagar, sino el no contaminar. Hemos creado mecanismos de mercado de CO2 que le están costando a España y a Europa miles de millones de euros. ¿Y para qué?  Pues para transferir muchas de esas rentas a países como China que se han especializado en los mecanismos de desarrollo limpio, pero que no se ha comprometido con Kioto y que está poniendo una central de carbón de 500 megawatios todas las semanas. 

¿Por qué no utilizamos esa masa económica para reducir las emisiones en lugar de pagar por las mismas? Además, este mecanismo que hemos incorporado es inflacionista; se incorpora a la energía que se genera , por tanto, aumenta el precio; como estamos hablando de precios marginales o costes marginales,  en el mercado aumenta el precio de todas las energías. El resultado es que al que más le interesa que haya CO2 y se pague mucho por él, es a las energías renovables.

Creo que esta situación se podría corregir de dos maneras; primero, eliminando este mecanismo inflacionista que afecta al precio de la energía en España, y utilizando el  dinero de Kyoto para reducir la contaminación. 

Creo que se debería luchar contra el CO2 de otra manera. Hace 15 años el gran problema medioambiental era la lluvia ácida, pero ¿quién habla hoy de la lluvia ácida? Nadie, por que la sociedad y las empresas fueron conscientes que había que resolver ese problema y se pusieron manos a la obra creando la desulfuración. No digo que el problema del CO2 sea el  mismo pero sí debería serlo el enfoque estratégico. Podemos hacer cosas similares como invertir en reducir las emisiones y aumentar la eficiencia. ¿Por qué no invertimos en los sumideros de CO2, como son las masas forestales?

Si todos esos miles de millones los utilizáramos en crear masas forestales, además de luchar contra la deforestación y la desertización, crearíamos actividad, y riqueza; y también crearíamos energía procedente de los biocombustibles. Me da la sensación que el CO2 es un buen negocio para muchos. Para mí el CO2 no puede ser negocio. No se debe comercializar sino invertir en sumideros, en capturarlo, etc. 

F. F-S.: Últimamente se está hablando mucho de las inversiones en las energías renovables. ¿Podría decirnos su impresión sobre este boom?

H. L. I.: Parto de la base que deben utilizarse todas las energías, incluidas las renovables, pero con racionalidad económica. Desde mi punto de vista, nos hemos pasado en la cantidad y el precio de las primas que se están pagando a las energías renovables. Sé que hay muchos que no coinciden conmigo, pero yo les preguntaría algunas cosas: ¿Por qué pagamos en Estados Unidos -y vamos todos a hacer parque eólicos allí- a 70 euros el megavatio hora y aquí a 100? ¿Por qué vamos a los concursos en Portugal que están sobre 75-80 euros y aquí nos rasgamos las vestiduras cuando se baja de 100 euros? ¿Qué es lo que ha pasado con las empresas de renovables?  Que han sido un gran negocio. Ha habido transacciones millonarias en los momentos de la inflación económica, la liquidez y los tipos de interés bajos. Se han pagado 2 millones de euros y más por cada megavatio. ¿Cómo hemos podido pasar de una instalación que costaba 700.000 euros / megavatio, cuando se hacían pequeñas turbinas de 300 kilowatios y ahora nos cuesta 1,4 millones de euros poniendo una turbina de 3 megavatios, es decir, diez veces más de potencia? Por supuesto que ha aumentado el cobre, el hierro, la mano de obra y todo en general, pero da la impresión que se están haciendo las cuentas al revés: cuánto me pagan, y a ver en cuánto se queda cada escalón.

Respecto de la energía solar, ha habido una gran proliferación; da la impresión  que no hay español que no esté participando en un huerto solar. Por mi despacho pasan personas vendiendo autorizaciones de instalaciones solar entre 1 y 1,5 millones de euros / megavatio y hago los números y me salen rentables, pero ¿los compramos? Pues no. 

¿No nos hemos excedido? ¿No queremos solucionar el mundo -no el mundo medioambiental sino otros mundos- con este tema? ¿Qué pasa con los  concursos de las autonomías en los que se presenta todo el mundo? Me parece bien que se les dé participación a las autonomías, pero hay que financiar esos proyectos y hay que hacer planes industriales, medioambientales, etc. ¿De dónde se sale ese dinero? ¿Y es rentable? 

En España, aunque digamos que nuestros parques son de 2.600 ó 2.800 horas, si se divide la producción eólica española (que ya es mucha) por la potencia instalada, a mí me salen 2.000 horas. En Estados Unidos no hay ningún parque que baje de 3.000 horas. 

Es por lo que pienso que hay que introducir más racionalidad. 

F. F-S.: ¿Y qué pasa con el medio ambiente? 

Todo lo que hacemos nosotros afecta al medio ambiente. Es evidente que la energía y todos los procesos energéticos en general son responsables del 41% de las emisiones de CO2.

España emite el 1.3 % de las emisiones del CO2  (Europa el 14%). El problema de la lluvia ácida era un problema local nuestro, pero el problema del CO2 es un problema mundial. Por tanto, está bien luchar en este frente pero sin que los esfuerzos económicos a realizar repercutan negativamente en otros aspectos. Es importante imponer la cordura, sentido común y racionalidad, buscando un equilibrio. España ha hecho mucho en el mundo de la energía durante los últimos años, pero hay personas que dicen que España no cumple sus compromisos de Kioto. Esta apreciación es cierta y no lo es. ¿Cómo?: Es cierto que no cumplimos los objetivos que nos habían dado en los años 90, pero me nos ha pasado como a los gallegos con la cuota láctea en la incorporación en la UE.

Los gallegos, como sabéis, dicen que somos muy desconfiados. Cuando los fueron a preguntar cuanta leche producían para calcular la cuota correspondiente, declararon la mitad de la producción. El hecho es que estamos en la cola de Europa en emisiones de CO2 por habitante, un 20% por debajo de un alemán, ¡y pagando mucho más!

En el mundo de la energía el del CO2 va a ser un gran negocio:. Durante los próximos años se van a mover alrededor de 364.000 millones de euros. ¿Se dedicaran esos miles de millones a frenar las emisiones del CO2? 

Debemos luchar contra las emisiones de CO2 pero reduciéndolas a límites razonables, no pagando y creando un comercio y derivados y futuros y subastas de CO2.

Hoy, de los 65-70 euros megavatio / hora que nos cuesta la producción de energía eléctrica, alrededor de 8 euros se dedican a CO2. Este coste se añade al déficit.  Tenemos un déficit acumulado de 14.000 millones de euros y por eso el 5% de la factura que ahora pagamos es la hipoteca dl déficit acumulado. En el futuro seguirá creciendo si no hacemos algo al respecto. 

F. F-S.: ¿Qué ha hecho este país en el mundo de la energía en los últimos años?

H. L. I.: Lo mejor que se podía hacer en España, se ha hecho. Se han puesto en marcha muchas centrales de gas, un esfuerzo inversor muy grande. Se han puesto en marcha las energías renovables. España se ha dotado de entradas de gas por todas sus costas: Barcelona, Sagunto, Cartagena,  Huelva, Ferrol, Bilbao, y pronto también Gijón.

Estamos a la cabeza de Europa en regasificadoras, lo mismo que en renovables.

Este país ha hecho un gran esfuerzo; tanto que en mi opinión tenemos un exceso de capacidad de producción, y ahora que la demanda no está tan boyante debíamos pensárnoslo antes de poner en marcha más instalaciones. 

En Unión Fenosa tenemos un lema desde hace cinco años que recuerdo que fue, en su momento, polémico: “La energía más limpia es la que no se consume”. Y es además  la más económica. La eficiencia energética debe ser la principal política para moderar y modular la demanda de energía y lograr que toda la industria en su conjunto sea más eficiente.

F. F-S.: ¿Y de la energía nuclear? 

Estoy a favor de la energía nuclear, pero la sociedad no la debe de captar como tan aséptica quizás por el problema de los residuos que genera el combustible nuclear, pero cualquier cosa que hagamos impacta, salvo no consumir. En resumen, de las 28 gigatoneladas de CO2que se emitieron el año pasado, un informe de Mckinsey dice que se podrían reducir 7 millones a través de la eficiencia. Eficiencia es no dejar los aparatos en stand-by con el pilito encendido, usar adecuadamente el aire acondicionado y la calefacción , construir adecuadamente con aislamiento etc. Ya estamos viendo como , en el sector del automóvil la eficiencia vende...

A todo lo anterior yo lo llamo el quinto combustible. Es un combustible nuestro. ¿Por qué no lo utilizamos?


 

Entrevista publicada por Executive Excellence nº55 dic08