Skip to main content

Una era prodigiosa (parte II)

22 de Noviembre de 2019//
(Tiempo estimado: 6 - 12 minutos)

Si en el número anterior desgranamos algunas de las megatendencias explicadas por Peter Diamandis en la 11ª edición de Singularity University Global Summit, celebrada en San Francisco, les ofrecemos ahora lo mejor de la parte final de su intervención. Implicado en decenas de proyectos vinculados con el crecimiento exponencial de las tecnologías y su impacto en múltiples órdenes: salud, educación, desarrollo espacial, inversión…, Diamandis habla bajo el prisma de quien tiene el privilegio, pero también la responsabilidad, de ser protagonista de una era prodigiosa que registra una abundancia nunca antes vivida.

Explosión en la conectividad 

Una de las megatendencias más transformadoras de nuestro tiempo es que todos y cada uno de nosotros estamos a punto de poder conectarnos a velocidades de gigabits. La instalación de 5G está comenzando hoy en China, EE.UU. y Europa. Nuestros móviles pasarán de funcionar a 10 o 100 megabits hasta alcanzar los 10 gigabits. Eso significa que podremos descargar una película en menos de un segundo, e imaginen cómo va a crecer esta capacidad cuando interseccione con la Realidad Virtual o la Inteligencia Artificial.

Además de 5G, existen otras redes que están explosionando, como Google Loon, con Greg Wyler y su OneWeb constellation, con 900 satélites a punto de ser lanzados; SpaceX, con su constelación Starlink, que planea colocar 11.925 satélites para el año 2024, lo cual generará una Internet global con la capacidad de un gigabit/segundo. Pero no sólo eso: Amazon está poniendo en marcha el proyecto Kuiper, con 3.236 satélites por un coste de 100 billones de dólares.

La mayoría de los grandes jugadores están desarrollando constelaciones de Internet por satélite. Se está produciendo una explosión global en la conectividad, de la que ya son partícipes SpaceX, Boeing, Amazon, LeoSat, OneWeb, Facebook, TeleSat, Iridium, Samsung, Hongyan Constellation…

En 2010, 1,8 billones de personas tenían conexión; actualmente, la mitad de la población mundial (unos 3,8 billones de personas) está conectada; y la previsión es que entre 2022 y 2025 lo esté la totalidad. Piensen en 8 billones de personas conectadas todo el tiempo y en todas partes, lo que significa duplicar el número actual.

¿Qué pasará cuando 4,2 billones de mentes se unan por primera vez a la Red y se entablen conversaciones globales? Piensen en 4,2 billones de nuevos individuos accediendo online, deseosos de crear, descubrir, consumir, inventar, descargar, comprar… Todos ellos son potenciales emprendedores. ¿Cómo es posible conectar y acceder a ese increíble conocimiento, sabiduría e inteligencia en todo el mundo? Estamos hablando de decenas de trillones de dólares fluyendo hacia la economía global, donde los sistemas económicos clásicos ya no van a ser válidos.

Nadie está teniendo en cuenta a esa cantidad de personas entrando en la economía en menos de una década. Si creían que el mundo se mueve rápidamente, esperen a que 4,2 billones de personas comiencen a inventar, porque tendrán acceso a Google, a computación cuántica, a toda la nube, a la impresión 3D... Y cuando empiecen a crear y a construir, ¿dónde está el límite? Muchos de esos billones de individuos han sido emprendedores para sobrevivir y pronto van a tener acceso a herramientas increíbles. Experimentaremos entonces un crecimiento en el índice de innovación global como nunca antes, y viviremos la aceleración de la aceleración.

Además de que todo el mundo esté conectado, las cosas también lo estarán. En el año 2020 habrá 20 billones de aparatos conectados, un trillón de sensores, wearables, etc. Según datos de Cisco, una década después, serán 500 billones de aparatos conectados con 100 trillones de sensores.

McKinsey vaticina que, gracias a la Internet de las Cosas (IoT, Internet of Things) se van a crear 6,2 trillones de dólares de nuevos valores económicos en el próximo lustro. Esto supone que vamos a generar más riqueza en los siguientes 10 años que la que hemos creado en el siglo pasado.

Hay un ejemplo que me encanta: los datos de los vehículos (car data). Consideremos a los coches autónomos como un mecanismo para crear valor a través de la información, pues solamente los datos de este tipo de vehículos generarán 750 billones de ingresos en el año 2030. De hecho, algunos ya son capaces de recolectar diariamente 25 gigabits de datos a la hora.

Si tenemos sensores en todos los sitios, miles de satélites privados, millones de drones y coches autónomos generando tal cantidad de información y aparatos de Realidad Aumentada (como gafas y cascos con cámaras de visión delantera), vamos hacia un futuro donde seremos capaces de saber lo que queramos, en el momento que queramos y donde queramos.

Conocimiento instantáneo 

No llego a expresar el impacto que esto va a tener sobre nosotros, por eso quiero que sean conscientes de que no se trata de lo que saben sus empleados, jefes o hijos; el valor no está en lo que uno sabe, sino en las preguntas que pueda llegar a formular.

En un futuro próximo, donde será posible saberlo todo, pronto se podrá conocer cualquier cosa. Por ejemplo, si estoy paseando por Madison Avenue, seré capaz de relacionarme con una campaña de publicidad o de consultar con mi asistente de IA cualquier duda que me surja. Todo esto nos va a llevar a un horizonte de conocimiento perfecto, donde empezaremos a realizar preguntas nunca antes formuladas, porque los datos están ahí, a nuestra disposición, en código abierto; y se podrá saber cualquier cosa que deseemos, donde y cuando queramos.

También se producirá un incremento de la Inteligencia Artificial (IA) gracias a la interfaz ordenador-cerebro. Caminamos hacia un escenario donde habrá educación just in time, donde 5G más la IA más la Realidad Aumentada (RA) nos permitirá aprender cualquier cosa en el momento que la necesitemos. No tendremos que ir a estudiar a ningún lugar, sino que nuestras gafas de RA nos enseñarán cómo hacer una cirugía de emergencia, cómo arreglar o desmontar algo, cómo programar…, lo que sea.

Una de las compañías que estoy siguiendo en Los Angeles está creando una versión virtual de Tony Robbins, un buen amigo de Singularity University y con quien estoy escribiendo un libro. Básicamente, esta compañía está digitalizando a Tony Robbins para transformarlo en una app. Está consumiendo todo lo que él ha dicho en vídeos, en audios, en sus libros… Está recopilando ese conjunto de conocimiento y probándolo en un protocolo de machine learning para poder preguntar cualquier cosa a esa versión de machine learning de Tony, y que responda lo mismo que contestaría él. ¿Se imaginan eso? ¿Se imaginan el proceso de creación de un protocolo de machine learning con suficientes ejemplos para poder responder como Tony Robbins? ¿Alcanzan a figurarse versiones digitales de ustedes mismos? Esta es una de las direcciones hacia donde vamos.

Pero no solamente me estoy refiriendo a utilizar la RA para conectarnos, sino para incrementar la Inteligencia Humana. No hay nada más valioso para el presidente de un país o el CEO de una compañía que la inteligencia de sus empleados, o sus ciudadanos. Estamos en los albores del nacimiento de inversiones masivas billonarias, destinadas a conectar nuestros cerebros al cloud. Tenemos 100 billones de neuronas con sus 100 billones de conexiones sinápticas. Todo lo que hemos pensado, sentido o aprendido está confinado en esas conexiones, y podemos conectarlo al cloud.

Bryan Johnson, de la empresa Kerner, Elon Musk con Neuralink, o compañías como Open Matter, Facebook, Google, IBM, Brain Gate, Paradronics, Darpa, y otras entidades en China y en Rusia, ya están todas trabajando en cómo conectar nuestro cerebro a un ordenador. ¿Cómo nos transformaría poder vincular nuestra mente al cloud y acceder a Google cuando pensamos, consiguiendo así una respuesta de forma inmediata? La revista Time auguraba que 2045 sería el año en el que el hombre se volviese inmortal, pero Ray Kurzweil ya ha adelantado esa predicción al 2035.

¿A qué se parecería un entorno donde tenemos IA al nivel de los humanos y nuestros cerebros están conectados al cloud? Si pensaban que esta predicción del 2035 era una locura, analicen las inversiones en las que hoy están involucradas las compañías tecnológicas líderes del mundo. En mi opinión, eso da credibilidad a los vaticinios.

Vivir más y mejor 

Otra megatendencia que sigo con mucha atención es la extensión de la vida humana. ¿Cómo añadimos dos o tres décadas saludables a nuestra vida? ¿Cómo conseguimos que los 100 años sean los nuevos 60?

En cualquier caso, ¿qué es envejecer? ¿Es natural? ¿Debemos simplemente asumirlo o es una enfermedad? Nuestros cuerpos nunca habían evolucionado para vivir 30 años más. En esta época donde se están realizando trabajos extraordinarios, he tenido el placer de cocrear o cofundar varias compañías relacionadas con este tema, como Celularity o Human Longevity Inc, además de estar siguiendo otra docena. También estoy controlando todos los avances vinculados con el microbioma, pues ya hay varios laboratorios focalizados en alargar la vida humana de manera saludable.

Ampliar tres décadas nuestra esperanza de vida en buenas condiciones es una oportunidad que representa múltiples trillones de dólares. Hoy podemos empezar a digitalizarnos y compartir un fichero de 100 gigabits de nuestro cuerpo. Existen algunos datos curiosos en este proceso de digitalización humana que realizan algunas compañías. De los 1.253 clientes sanos que recibió una de ellas –personas que se presumían saludables–, se descubrió que un 2% tenían aneurismas en el cerebro o aórticos; otro 2% presentaban tumores de alto grado en fases incipientes; un 3,4%, fibrilaciones cardiacas o bloqueos; un 14,8%, estructuras cardiacas aberrantes; un 19%, arterioesclerosis moderada o calcificaciones, un 43%, elevados niveles de grasa en el hígado debido a enfermedades de hígado no alcohólicas; un 84% eran portadores genéticos recesivos de enfermedades, y el 17% tenían alguna mutación genética que afectaba a su salud. Todo eso en personas que se consideraban sanas.

Cuando un avión tiene que salir, se comprueban todos sus sistemas antes del despegue; sin embargo nosotros sólo vamos al hospital cuando tenemos ya un problema. De los 1.253 individuos, el 14,4% requerían una intervención inmediata por sus dolencias. Vamos hacia un mundo donde podremos analizar nuestros cuerpos y descubrir las enfermedades en la fase cero, eliminando el problema en sus inicios.

¿Por qué envejecemos? Las stem cells (o células madre) de nuestro cuerpo se han reducido por 100 a la edad de 30 años. El cuerpo humano no fue diseñado para sobrevivir, así que nuestras máquinas regenerativas, nuestras células madre, van desapareciendo. Hay una gran cantidad de compañías focalizadas en cómo reactivarlas para recuperar funciones y vitalidad.

Una buena amiga doctora lleva toda su vida dedicada a las enfermedades del pulmón y ahora está en un proceso de investigación sobre cómo reconstruir pulmones. El objetivo es llegar a trasplantar pulmones impresos en 3D con colágeno que se puedan repoblar con células madre.

También la compañía Unity Biotechnology, especialmente financiada por Jeff Bezos, utiliza la tecnología senolytic que desarrolla fármacos senolíticos que inducen selectivamente la muerte de células senescentes. A lo largo de nuestra vida, acumulamos muchas células seniles, que no sólo no desaparecen sino que permanecen y generan muchas de nuestras enfermedades. Esta tecnología busca encontrar esas células y destruirlas, permitiendo que las células madre repueblen. Ya se ha conseguido un alargamiento del 30% en la vida de los ratones, y ahora se ha iniciado la fase de pruebas en personas.

Una de las empresas más “milagrosas” es Samumed, que ha alcanzado una valoración de 12 billones y que está centrada en atacar el crecimiento del cáncer a través de lo que ellos denominan el “Wnt pathway”. Osman Kibar, el millonario que está liderando este proyecto, tiene una compañía privada que le reporta cero ingresos. ¿Deberíamos preguntarnos por qué una compañía que no tiene ingresos vale 12 billones de dólares? El hecho es que, ahora mismo, sus laboratorios han generado la capacidad de controlar las comunicaciones entre células (el llamado Wnt pathway). Están en inicio de pruebas de fármacos de pequeñas moléculas que pueden atacar una docena de cánceres, pero ya han avanzado a pruebas de fase tres en medicamentos que tratan la osteoartritis –pretendiendo que con una sola inyección se regeneren cartílagos en las rodillas, en la columna o en los hombros–, y la alopecia androgénica. Están en fase dos en medicamentos que tratan la fibrosis pulmonar o las tendinopatías, y también están trabajando en la degeneración de los discos, el alzheimer y múltiples tumores.

En las próximas décadas asistiremos a descubrimientos extraordinarios respecto de cómo y por qué envejecemos, y pasaremos de hablar del envejecimiento como algo inevitable a tratarlo como una enfermedad. Poco a poco, vamos viendo cómo se abre la puerta para poder tratar aquello que consideramos más difícil de crear: la abundancia de tiempo.

Vivimos un momento increíble, y una mentalidad negativa nunca nos dará una vida positiva. Les invito a que compartan con otros lo que acaban de descubrir, que les hagan partícipes de lo extraordinario de los tiempos que estamos viviendo y que expandan esta actitud mental, porque los problemas más grandes del mundo son también las oportunidades más grandes del mundo. Vivimos los tiempos más sorprendentes para estar vivos, así que… ¡ni pestañeen!


Una era prodigiosa (parte I)


Peter Diamandis, fundador ejecutivo y director de Singularity University

Texto publicado en Executive Excellence nº162, nov. 2019


Últimos artículos