Red Eléctrica: estabilidad energética

24 de Julio de 2014//
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Preside Red Eléctrica desde marzo de 2012, una corporación que conocía a la perfección, pues desde 2008 ya era consejero de la misma y miembro de su Comisión de Auditoría. Entre 1996 y 2004, José Folgado fue secretario de Estado, primero de Presupuestos y, desde 2000, de Economía, Energía y de la PYME. Docente de la Universidad Autónoma de Madrid, ahora en excedencia, es Doctor en Ciencias Económicas. Antes de asumir su actual cargo, fue alcalde de la población madrileña de Tres Cantos.

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: Es bastante desconocido el hecho de que Red Eléctrica sea un referente mundial. ¿Cómo se ha conseguido y cómo se mantiene este liderazgo? 

JOSÉ FOLGADO: Sin duda alguna, Red Eléctrica es fruto del intenso trabajo de un equipo en una materia absolutamente básica, porque sin energía no hay vida. 

Red Eléctrica tiene dos importantes misiones que cumplir. Por un lado, es la responsable de construir y mantener en perfecto estado las redes de transporte eléctrico de alta tensión, ya supera los 42.000 km, y las subestaciones de transformación, más de 5 mil posiciones de subestaciones. Todos los años REE invierte no menos de 500 millones de euros en estas infraestructuras nuevas para tener un buen mallado, permitir la evacuación de renovables y mejorar la conexión con la distribución de menor tensión. La otra gran misión es la que le marca la ley en cuanto que es el operador del sistema que debe garantizar la seguridad de suministro y la estabilidad del sistema eléctrico y, por tanto, asesorar al Gobierno sobre las inversiones que son necesarias para ese fin y gestionar permanentemente los ajustes que hay que realizar sobre las decisiones de mercado de oferta y demanda para dar seguridad y estabilidad al sistema. 

Estas dos misiones ocupan y preocupan permanentemente a REE, pero además tiene otros dos compromisos especiales: por un lado, realizar los trabajos técnicos necesarios  y ejecutar las inversiones correspondientes en relación con las conexiones internacionales que son mínimas desgraciadamente en nuestro país por la existencia de barreras sociales y políticas; y por otro lado, mejorar la calidad y la garantía de suministro eléctrico en las Islas donde se está haciendo o programando un esfuerzo inversor especial para mejorar la garantía de suministro y el desarrollo sostenible.

Desde el punto de vista eléctrico, España tiene el problema añadido de ser una isla energética, como consecuencia de las trabas a las interconexiones internacionales, aunque en el ámbito europeo, los jefes de estado y de gobierno decidieran en Barcelona en el año 2002 que todos los países deberían tener al menos un 10% de capacidad de interconexión internacional en relación con su propia capacidad instalada. Esto se fijó entonces como objetivo para el año 2005. Sin embargo, una década después, España tiene menos interconexiones internacionales, lo que supone una dificultad a la hora de controlar las energías renovables en el sistema. En cambio, países como Alemania, Holanda o Francia resuelven sus problemas de intermitencia en renovables automáticamente, pues las interconexiones internacionales arreglan el problema de la compensación instantánea en red. Como en España no tenemos esa interconexión, debemos solucionarlo nosotros.

Para ello, Red Eléctrica creó el Centro de Control de Energías Renovables (Cecre), un sistema que hace que nuestro país goce de una estabilidad, garantía y calidad de suministro energético envidiable en el mundo, teniendo en cuenta que aquí las renovables han avanzado como en ningún otro lugar (sin entrar en los inconvenientes que, desde el punto de vista económico-financiero, esto ha supuesto).

F.F.S.: ¿Cómo logra el equilibrio entre la gestión diaria y, al mismo tiempo, la visión a medio y largo plazo del negocio?

J.F.: Red Eléctrica está realizando una labor básica, pero es una empresa privada en un 80%, con accionistas mayoritariamente extranjeros. Únicamente un 20% pertenece a SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales). El hecho de que tenga esa dimensión internacional y de que sean muchos los países que quieren adquirir acciones significa que esta empresa se está gestionando adecuadamente o al menos esa es la imagen que ellos tienen. Considero que esta proyección se asienta sobre la base del funcionamiento, la gestión y los resultados de la empresa.

Dar respuesta a su pregunta me lleva a retomar el tema del liderazgo. ¿Cómo gestionar una empresa privada para crear valor para todos sus stakeholders al mismo tiempo que cumples la misión básica para la que estás destinado, que es además una misión estratégica trascendental? Pues diría que es un arte, porque, al fin y al cabo, el liderazgo es un arte.

El liderazgo es saber cómo influir sobre el equipo para que, voluntariamente, se lleven a cabo las acciones pertinentes para lograr los objetivos que se pretenden. Creo que, en Red Eléctrica, existe un profundo orgullo de pertenencia y hemos logrado que los 1.750 trabajadores estén contentos de trabajar aquí. De hecho, acabamos de firmar un convenio colectivo por cinco años, que no solo ha sido aprobado por todos los sindicatos, sino también ratificado en referéndum por el 83,5% de los trabajadores. Este convenio liga la calidad de vida y retribución del empleado a su aportación, es decir, al valor añadido a la empresa; es decir, hay una relación directa con la productividad, lo cual me parece que demuestra un alto grado de madurez por su parte. Por supuesto, detrás hay una labor de liderazgo, pero tengo que decir que me siento un privilegiado por poder dirigir una empresa con este impresionante capital humano.

El liderazgo también consiste en saber reaccionar ante las circunstancias adversas que surgen por uno u otro motivo, como por ejemplo la necesidad de la importante reforma que el actual Gobierno ha tenido que llevar a cabo para acabar con el gran desequilibrio del sistema energético eléctrico. Este desajuste asciende a 28.000 millones de euros y no solo afecta a la seguridad del sistema, sino al conjunto de la economía española. 

Todos hemos tenido que asumirlo y a todos nos ha influido, con independencia del grado de ajuste o la culpabilidad. En nuestro caso, nos ha afectado en más de 500 millones de euros, bien mediante recorte directo o instantáneo, bien en la posposición de los ingresos. Creo que, ante esta situación, también hay que ejercer liderazgo, con una labor serena de pedagogía; de información de los hechos relevantes ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores; de explicación ante los accionistas de la reacción interna para lograr compensar la situación, etc. 

Asimismo, desde Red Eléctrica, hemos tratado de colaborar con el Gobierno cuando así nos lo ha pedido, y hemos sugerido por dónde debían ir las líneas de la reforma en lo que entendemos que puede ser positivo para el conjunto del país. Creo que, al final, se está culminando una reforma que da estabilidad regulatoria; que ofrece una retribución razonable, probablemente menor que antes, pero compensada por la estabilidad regulatoria, y que además incentiva la eficiencia. En mi opinión, esta reforma tiene las mimbres para un buen futuro y asienta unas bases favorables para un sistema sólido en el medio y largo plazo.

F.F.S.: Aunque la necesidad de generar condiciones para que la industria española sea competitiva respecto del resto de Europa es algo racional y evidente, no siempre es entendido por la sociedad. ¿Considera que es necesaria más pedagogía?

J.F.: Absolutamente. El tema eléctrico es muy complejo. Estamos hablando de un bien esencial y no almacenable, con fuentes de generación tradicionales o históricas (fuel, carbón…) frente a otras que la sociedad demanda. Obviamente es positivo diversificar las fuentes de suministro, utilizando aquellas que no son contaminantes, que no hay que importar, que contribuyen al desarrollo sostenible y a una mayor autonomía… Ahora bien, primero hay que explicar a la sociedad que esto tiene un coste mayor, hasta que esas tecnologías vayan madurando. Esto significa que si queremos el objetivo de desarrollo sostenible junto a la garantía de suministro, hay que pagarlo. Tenemos un parque eólico de 22.700 MW distribuido por el país, que es lo mismo que decir que tenemos el equivalente a 22 centrales nucleares, y hay que gestionarlo. En Red Eléctrica, nos encargamos de su control las 24 horas del día, gracias a la labor de un conjunto de ingenieros. 

Tener el sentido de la excelencia es muy importante, pero hay que explicárselo a la sociedad. Una parte del ejercicio del liderazgo es precisamente la labor didáctica, porque cuando las cosas se aclaran, la propia sociedad ayuda a tomar las mejores decisiones. 

F.F.S.: Muchos sostienen que, a partir del problema del trasvase de gas de Rusia a Europa, a España se le está presentando un escenario estratégicamente interesante. Somos un país con una excelente situación en el entorno del gas, y en el futuro podríamos tener un potencial atractivo. ¿Está de acuerdo?

J.F.: Creo que estamos bien localizados, pero hay que materializar y saber explotar este hecho. Algunos países son pioneros en recursos naturales, pero no los están explotando en beneficio de su población.

No cabe duda de que estamos bien situados, entre otras cosas, porque tenemos un mix de generación eléctrica muy equilibrado con distintas fuentes.  Aunque no tenemos hidrocarburos aquí, sí contamos con una base para poder jugar un papel relevante ya que, por ejemplo, en materia de gas natural, disponemos de dos fuentes de suministro: la tradicional vía Tánger, con los tubos que directamente vienen de Argelia, y los tubos del gasoducto de Orán, en Almería. Además, gracias a tener la mejor red de regasificadoras de Europa, podemos traer gas licuado de cualquier parte del mundo.

Europa ha tenido un problema de casi monopolio de suministro de gas por parte de Rusia, algo que ha condicionado no solo la política energética, sino la política europea en general, en relación con los Países del Este. Por eso, los jefes de estado y de gobierno de la Unión Europea están insistiendo mucho en las interconexiones, con el fin de crear un mercado interior de la energía, sobre el cual poder construir Europa porque, entre otras cosas, el tratado de Roma solo tiene sentido y virtualidad en la medida en la que hay un mercado interior. 

Aquí es donde España se ha llevado una de las peores partes, junto con algunos otros Países del Este incorporados recientemente. No se trata de si sobra gas o no, sino de la interacción y la competencia, y a toda Europa le beneficia una mayor interconexión. Si, en materia de electricidad, España tuviese hoy los 10.000 MW acordados en Barcelona, en lugar de los 5.500 que vamos a tener dentro de unos meses, podríamos estar exportando energía excedentaria, algo de lo se beneficiarían todos los consumidores. Esa es la ventaja de una mayor competencia por estar integrados en Europa.

Obviamente, en Red Eléctrica debemos jugar un papel protagonista, porque somos responsables del transporte, una función cuya eficiencia creo que ha quedado demostrada, pues apenas representa un 4% de la factura eléctrica. Además, hemos hecho un buen mallado para que, con independencia de dónde esté la fuente de generación, toda España pueda tener energía y exportarla. Nuestro problema es la congestión en las líneas, es decir, hay gente que quiere operar y no puede porque no hay capacidad; de ahí, la importancia de seguir implementando las interconexiones. 

Recientemente hemos inaugurado una línea con Portugal, en el sur de España, y previsiblemente en enero se inaugurará la nueva línea de conexión con Francia. Esto supondrá duplicar la capacidad de intercambio, aunque todavía será baja. Nuestra obligación es realizar esas inversiones y, como empresa privada, buscar el dinero en el mercado y hacer que todo funcione lo suficientemente bien para poder endeudarte a precios competitivos. La estructura de capital y de deuda que hoy tiene Red Eléctrica es óptima y así se percibe. La rentabilidad es adecuada y se gestiona bien. Por eso, podemos tener dinero en condiciones favorables con el que financiar todas estas infraestructuras fijadas en la planificación.

F.F.S.: Además, esto repercute directamente en la industria española. 

J.F.: Es esencial cómo das garantía y estabilidad de suministro al sistema, lo cual depende del transporte y el operador, para que la industria tenga los precios más favorables. Al respecto, el transporte no ha generado el más mínimo sobrecoste o ineficiencia a las industrias. 

Es verdad que, en años pasados, la política energética ha presentado dificultades, sobre todo con la introducción de las renovables. Creo que los gobiernos nacionales deben aplicar políticas eficientes, porque es inviable que un único país se haga responsable del avance de la implantación de una nueva tecnología, para que luego se beneficien todos los demás. De hecho, en estos momentos, cualquier país que quiera poner un parque eólico o fotovoltaico pagaría ocho veces menos que lo que pagamos en España inicialmente.

En la actualidad, gracias a la estabilidad regulatoria, España es un objetivo preferente de inversiones en el ámbito internacional, lo cual lleva a reducir la prima de riesgo, a recibir más flujos de inversión directa y a una mayor diversificación de diferentes sectores de la economía. Las compañías se benefician más o menos en función de la percepción que tienen los inversores de la solvencia, la solidez y el buen liderazgo. En este sentido, Red Eléctrica va por el buen camino y es un ejemplo.

Ya durante los cuatro años que estuve como consejero de esta empresa, antes de ser nombrado presidente, Red Eléctrica estaba siguiendo la línea de solvencia. Hoy intentamos darle continuidad y mayor fortaleza a esa marca, y de hecho se está manifestando en los mercados.

F.F.S.: A su juicio, ¿cuáles son los retos pendientes en materia de energía? 

J.F.: Uno de ellos sería, desde punto de vista macro económico, evitar que la energía sea un factor limitador del crecimiento, pues hoy es un elemento estructural de déficit exterior muy relevante. 

El déficit energético de España llegó a alcanzar los 40.000 millones de euros, es decir, el 4% del PIB. Actualmente, nuestra dependencia exterior es superior a la de cualquier otro país europeo. Mientras que la media europea tiene un déficit exterior en torno al 50%, el nuestro ronda el 75%, habiendo llegado incluso al 85% en los tiempos en los que la demanda estaba más dinámica; algo que volverá a suceder con la reactivación económica si no se adoptan medidas estructurales.

Es verdad que el establecimiento de las renovables debería contribuir a una menor importación, pues favorecen una diversificación y autonomía superiores. Sin embargo, con la economía parada, la demanda de energía eléctrica en punta ha bajado de los 45.500 MW a los 40.000 MW y seguimos teniendo déficit exterior. Además, a diferencia de otros países de nuestro entorno, el trasporte de mercancías por ferrocarril es mínimo y no tenemos transporte fluvial; al final, el 94% del transporte se realiza con camiones por carretera, concentrando Valencia, Barcelona y Madrid el 40% del mismo. Por lo tanto, necesitamos una mayor diversificación intermodal para poder cambiar el 100% de importación energética por la mix de la energía eléctrica, que será del 50%.

Esto promovería el desarrollo sostenible, con menos CO2 y gases de efecto invernadero; la mayor diversificación energética y menor importación, además de la generación de empleo. El único inconveniente es que hay que planificarlo con un largo período y que, a corto plazo, conllevaría inversiones para poder convertir ese transporte en intermodal. En mi opinión, después de la importante reforma energética para tratar de acabar con el déficit tarifario e introducir estabilidad regulatoria, habría que emprender medidas estructurales a escala nacional para tener una mayor diversificación en el transporte. ¿Cómo? Incentivando tanto el coche eléctrico o el híbrido, algo que a España le interesa especialmente, como el transporte por ferrocarril. Para esto, considero fundamental la comunicación con distintos sectores para, con la vista puesta en el medio y largo plazo, crear un sistema de demanda más equilibrado en materia energética.

Otros dos vectores serían el tema de las interconexiones internacionales y el de las islas, que merece un especial esfuerzo inversor en redes. De hecho, se está haciendo la interconexión de las Islas Baleares con la Península, con lo cual ya forman parte del mercado ibérico en más de un 20%, así como la interconexión entre islas. Hasta ahora había dos sistemas (Mallorca-Menorca e Ibiza-Formentera), pero con la conexión de Mallorca e Ibiza se ha logrado un único sistema. En la medida en que se implementan las interconexiones con la Península, pasarán a tener una mejor mix de generación, mayor garantía de seguridad y estabilidad de suministro, y más competitividad.

En el caso de Canarias, estamos desarrollando iniciativas importantes para poder conectar las islas entre sí y cambiar el fuel –mucho más caro y contaminante– por proyectos eólicos y de bombeo, con el compromiso de garantizar el suministro complementando con ciclos combinados. Considero imprescindible ir asumiendo esta nueva filosofía y, a día de hoy, estos son los grandes frentes de acción en los que Red Eléctrica está volcada.

F.F.S.: Después de haber renovado 5 veces el Sello de Excelencia Europea 500+ (y posteriormente haber sido premiado en 2011 por la EFQM por asumir la responsabilidad de un futuro sostenible), ¿qué supone este reconocimiento para la compañía?

J.F.: El verdadero valor de la renovación del reconocimiento Sello Excelencia 500+ está en la dinámica que se imprime dentro de la organización de compromiso real con los principios de la excelencia, entre ellos, la búsqueda de la mejora continua y la eficiencia en los procesos; el fomento de un liderazgo compartido; el impulso de la innovación y la identificación e implantación de mejores prácticas; el desarrollo de una cultura de responsabilidad corporativa, y el diálogo permanente con nuestros grupos de interés, con el objeto de proporcionar un servicio seguro, de calidad y sostenible. 

Red Eléctrica ha entendido que la apuesta por la excelencia es clave para garantizar la competitividad empresarial pero también para la contribución a la sostenibilidad del modelo energético, presente y futuro. Así, casi quince años después del inicio de este camino, la compañía sigue apostando por la excelencia como una de sus estrategias básicas y ya es una marca de identidad de nuestra compañía.

F.F.S.: ¿Qué beneficios le reporta a REE el hecho de formar parte de una asociación como el Club Excelencia en Gestión?

J.F.: Red Eléctrica inició su camino hacia la excelencia basado en el modelo EFQM en el año 1999 y, desde el principio, lo hizo de la mano del Club Excelencia en Gestión, como empresa socia. Para nosotros, el Club es el organismo de referencia por su labor en la promoción de los principios de excelencia empresarial. Constituye un nexo de unión con otras empresas excelentes, con las que poder compartir buenas prácticas y conocimiento. A través del Club, podemos acceder también a herramientas como el propio modelo EFQM que nos ayudan a avanzar como empresa que apuesta por la excelencia. Sin duda, el gran valor añadido del Club está en su gran labor de sensibilización e influencia para abordar desde los principios de la excelencia la transformación de las organizaciones.

F.F.S.: Y como ejemplo de búsqueda de la excelencia, ¿qué avances puede destacar en materia de gobierno corporativo?

J.F.: Hemos aprobado una nueva edición del Código Ético, documento que contiene los valores corporativos que han de guiar la conducta de los miembros de la organización y que ha sido elaborado para asumir las exigencias de nuestros grupos de interés y las recomendaciones de los organismos internacionales.

Además, la compañía ha adoptado nuevas medidas de contrapeso de los poderes y responsabilidades del consejero ejecutivo y presidente del Consejo de Administración, a través de la adaptación de los Estatutos Sociales para permitir la separación de los cargos de presidente del Consejo y primer ejecutivo de la sociedad y el nombramiento de la Consejera Independiente Coordinadora. 

En 2014, se ha aprobado una nueva estructura retributiva, en la que se ha eliminado la parte variable según los requerimientos de los inversores internacionales y sus asesores. Además, se ha congelado por séptimo año consecutivo la cuantía global de la retribución del Consejo.

Por otra parte, con el nombramiento de D.ª Socorro Fernández Larrea como consejera independiente en la Junta General de Accionistas celebrada el pasado mes de mayo, el porcentaje de mujeres consejeras externas se sitúa en un 50%, lo que nos consolida como una de las empresas líderes en este ámbito.


Entrevista publicada en Executive Excellence nº114 jul/ago14

 


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