YEGUADA VEGA YARES: Caballos cartujanos en la montaña palentina

31 de Marzo de 2016//
(Tiempo estimado: 8 - 15 minutos)

“Desde 1484, cuando los monjes religiosos de la Orden de la Cartuja se instalaron en Jerez de la Frontera, hasta 1810, los cartujos se convirtieron en los más afamados criadores de caballos de todo el mundo”, nos cuenta el ganadero José Antonio Pérez Millán, propietario de la Yeguada Vega Yares y presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española de Estirpe Cartujana.

 “En aquella época, el caballo lo era todo, como ahora lo es la tecnología. Eran la clave de la civilización y del desarrollo. En España, el caballo se utilizaba para el transporte, la agricultura, el ejército… No había un resquicio de la historia ni actividad alguna en la que no interviniera un caballo. Los Reyes y la nobleza se desplazaban a caballo, había leyes reales especiales para desarrollar su actividad, existía un control sobre el número de caballos de los ganaderos y se les daban subvenciones anuales según la crianza del número de potros, etc.”.

Según las investigaciones históricas del profesor José Sanz Parejo, de la Facultad de Córdoba, se comprueba que los cartujos de Jerez criaron a estos caballos manteniendo una línea de pureza, sin cruzarlos con ninguna otra ganadería. “Ese es el origen del Caballo Pura Raza Española (PRE) de Estirpe Cartujana”, prosigue Pérez Millán. “Llegó un momento, en la época de la desamortización de Mendizábal, en la que los cartujos fueron perseguidos y quisieron salvar a sus caballos. En el año 1810, tras tiempo escondiéndose, decidieron deshacerse de la yeguada, y ahí comienza nuestra historia más reciente”. 

De acuerdo con algunos relatos sobre el origen del caballo cartujano, el presbítero Pedro José Zapata Caro, amigo del prior de la Cartuja, adquiere una punta de yeguas y sementales, a propuesta de los monjes, unos días antes de la llegada de las tropas francesas el 30 de enero de 1810; lo que evitó la desaparición de la yeguada.

A partir de ese momento histórico, su sobrino, Juan José Zapata, registra el “Hierro del Bocado” para identificar los productos nacidos de la yeguada de la Cartuja. 

A lo largo del tiempo, esta se ha ido heredando y distribuyendo –tanto los caballos como el hierro– por sucesivas ganaderías, entre las que se encuentra la yeguada “Vega Yares”. Hoy se puede afirmar que todos los caballos cartujanos que existen proceden de tres ganaderías: Viuda de Terry, Marqués de Salvatierra y Juan Manuel de Urquijo (Conde de Odiel).

“Todos estos ganaderos han seguido haciendo lo mismo que los cartujos”, explica el ganadero de Vega Yares, “no cruzar su estirpe con ninguna otra”. 

Actualmente, la Yeguada Cartujana del Hierro de Bocado es propiedad del Patrimonio del Estado Español. Se trata de la yeguada que se formó a partir de la ganadería Terry, que adquirió el grupo Rumasa y fue expropiada posteriormente. 

“Los que ahora tenemos la estirpe”, cuenta Pérez Millán, “hemos ido comprando a los ganaderos que anteriormente han sido dueños de estas líneas, pero ya poniendo nuestro hierro a los ejemplares nacidos en casa”. 

En el caso de la Yeguada Vega Yares, que tiene su inicio en 1980, se adquiere un lote de veinticinco hembras y diecisiete machos de estirpe cartujana descendientes directos del Hierro de Bocado, Salvatierra y Las Lumbreras, que son la base actual de la ganadería y que se mantienen con toda su pureza.

Esta finca, situada en la comarca Montaña Palentina, en el norte de España, permite la crianza en las mejores condiciones para el desarrollo y entrenamiento de los ejemplares. Los caballos españoles de estirpe cartujana, descendientes directos de Hierro del Bocado, se alimentan de los forrajes y cereales de máxima calidad que ellos mismos producen.

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: ¿Cómo se mantiene la pureza de la estirpe? 

JOSÉ ANTONIO PÉREZ ALAMINOS: Hay que ser muy cuidadoso al criar, saber muy bien qué hembras y machos tienes, analizar los porcentajes de consanguinidad así como las características de cada uno de ellos y cómo las suelen transmitir a su descendencia, para ir eliminando los defectos congénitos y potenciar las cualidades genéticas. 

Nosotros siempre hemos hecho cubrición natural, lo cual nos ha funcionado bien. Ahora ya tenemos un plantel de sementales muy seleccionados, nacidos en nuestra yeguada y de total confianza, pero cuando hemos necesitado alguno, siempre hemos utilizado ejemplares de línea 100% cartujana. A su vez hemos cedido nuestros reproductores a un buen número de ganaderías que demandaban nuestros orígenes.

Los escasos ganaderos de esta estirpe nunca nos salimos de las líneas de pureza, que además están registradas en el árbol genealógico. Para eso se creó la Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española de Estirpe Cartujana que preside mi padre. El catedrático de la Universidad de Córdoba D. Antonio Rodero analiza los caballos y su línea genética, para certificar el origen y garantizar los que son cartujanos, emitiendo el certificado correspondiente.

Estos caballos se pueden cruzar con otras líneas abiertas dentro del PRE (Pura Raza Española), porque normalmente las mejoran, pero solo si los padres son 100% cartujanos sus descendientes lo son. Somos muy pocos los que mantenemos la pureza de las hembras, calculamos que habrá unas 500 en toda España, debido a la dificultad que supone no salirse de su genealogía diferenciadora.

F.F.S.: ¿Podemos decir que es lo más selecto dentro del Pura Raza Español?

J.A.P.A.: Efectivamente es una línea exclusiva dentro del PRE, que viene definida por una serie de hierros y por documentación que lo acredita. La estirpe cartujana es un símbolo de pureza y prestigio, es un bien cultural y la consideramos un patrimonio. Con cinco siglos de historia, de 1484 a 1810, y desde 1810 hasta la actualidad, sabemos perfectamente a qué generaciones y ganaderías ha pertenecido.

Cuando adquirimos la mitad de la yeguada de Las Lumbreras, que directamente viene de Salvatierra, dimos un gran paso cualitativo. A nosotros nos gusta criar al caballo cartujano en nuestra tierra y a nuestra manera, tal y como hemos aprendido a lo largo de 35 años.

JOSÉ ANTONIO PÉREZ MILLÁN: Como hay pocos ejemplares, son valorados por determinados clientes que buscan la pureza de la estirpe. 

Hace unos años el ejército se encargaba del control de los caballos, ahora está en manos del Ministerio de Agricultura que ha cedido a la ANCCE (Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española) el control de la raza, que se cría actualmente en más de 60 países. 

Esta asociación regula el Stud Book de la raza. Si observas los árboles genealógicos, puedes comprobar que el 99% de los caballos de PRE cuentan con algún antecesor con el Hierro del Bocado. Esto revela que eran caballos muy valorados, que se vendían a alto precio y que la gente utilizaba como reproductores, hasta tal punto que cuando la viuda de Terry (uno de los propietarios) no vendía hembras, el sueño de los ganaderos era tener un semental cartujano para cubrir sus yeguas. Ahora mismo, la influencia de esta línea dentro del caballo español es muy elevada, porque existen antecesores  en casi todas las ganaderías.

F.F.S.: ¿Qué otras características distinguen al caballo cartujano?

J.A.P.A.: Aparte de la línea genética, guarda unas cualidades morfológicas y funcionales específicas. El caballo cartujano es el que más se ajusta a la definición de caballo español, por su morfología. Tiene un perfil, ojos, orejas, dorso, crines, cola, talla y proporciones que se ajustan a un estándar de belleza y funcionalidad. 

En general, el caballo español es muy utilizable en varias disciplinas como doma clásica, alta escuela, enganche, doma vaquera, etc. Es muy apropiado para el aficionado y los jinetes amateurs, debido a su gran nobleza y la facilidad de manejo, que lo hace ideal para cualquier persona. 

F.F.S.: ¿Cómo se cría un caballo cartujano en un lugar tan inhóspito como la montaña palentina? 

J.A.P.A.: Primavera y verano son estaciones buenas para el ganado en la montaña palentina, pero es cierto que el invierno es muy duro en nuestra zona, solo se aclimatan los animales más fuertes y rústicos.

Una de nuestras características es la rusticidad en la cría de nuestros caballos, desde la perspectiva de la resistencia y aclimatación al medio en el que estamos, tanto en alimentación como en lo que a condiciones meteorológicas se refiere. Nuestras hembras deben acostumbrase a comer lo que el monte produce cada época del año, algo muy diferente a la crianza en otros lugares de España, donde el clima es mucho más benigno a lo largo de todo el año.

Nuestros animales son muy resistentes y fuertes, habituados a hacer largos recorridos dentro del monte para buscar la comida adecuada y agua; siempre están en movimiento.

A los machos los domamos cuando tienen tres años y tienen muy buenas cualidades funcionales, porque sus antecesores han sido seleccionados para ello. Las yeguas que no reúnen las cualidades que buscamos no son utilizadas como reproductoras, algo que con el paso del tiempo garantiza la calidad de los ejemplares por su selección.

Durante 30 años hemos ido generando una estirpe, además de genéticamente pura, acostumbrada a nuestra zona específica, con la alimentación que da la tierra y en una climatología adversa que nada tiene que ver con otros lugares. Nos caracterizamos por una cría del caballo tradicional, es decir, las yeguas madres están durante todo el año en libertad, donde hay nieve parte del año. La manada convive con depredadores, como el lobo y el oso, y esto da lugar a que los productos –además de con una pureza y nobleza genética– se críen con una rusticidad extraordinaria, resistentes a la climatología y capaces de defenderse de los depredadores naturales. 

Por ofreceros un dato, el año pasado todas nuestras yeguas estuvieron en el campo más de un mes sin recibir alimento, soportando un fuerte temporal de nieve, y todas ellas sobrevivieron. 

Además, todos los alimentos para los caballos machos que criamos y domamos se producen en nuestra finca, tanto los cereales como el forraje. Sin ser su terreno tradicional, pues estos caballos se criaban en el Sur de España, hemos conseguido reproducir ejemplares cartujanos en el Norte de España, en la montaña palentina, lo cual nos ha dado un sello de identidad particular. Son caballos que crecen más despacio que los otros, llegan a la madurez más tarde, pero tienen unas capacidades únicas, propias del terreno y de nuestra manera de criarlos. 

F.F.S.: A lo largo de estos años, os habéis abierto a muchos mercados, convirtiendo a los caballos cartujanos en grandes representantes de la marca España. ¿Donde habéis tenido más éxito?

J.A.P.A.: Hace 30 años, cuando adquirimos la mitad de una de las yeguadas directas del Hierro del Bocado, la de Las Lumbreras (que venía directamente de la línea del Marqués de Salvatierra), dimos un salto cualitativo en todos los sentidos y empezamos a diferenciarnos por los orígenes cartujanos.

A partir de ese momento, nuestro enfoque al mercado cambia y empezamos a tener mucha demanda de ganaderos de Sudamérica (México, Guatemala y Costa Rica) que buscaban estas líneas. 

También hemos exportado a Estados Unidos y a toda Europa (Francia, UK, Alemania, Italia y Países Nórdicos), e incluso puntualmente ejemplares a la India. Ahí sí que notamos la diferencia de tener una yeguada de pura raza española 100% cartujana, porque internacionalmente es mucho más reconocida y demandada. Bien es verdad que, como ha sucedido en todos los sectores en España, hemos notado la crisis, ya que el caballo es un producto sensible a los períodos de recesión. Ahora es más complicado encontrar determinados mercados, pero el cartujano es exclusivo y determinados aficionados lo demandan. 

Como nuestras producciones son muy cortas, no tenemos demasiados problemas de comercialización, nos hemos adaptado a esta nueva situación. Si en los mejores tiempos teníamos más de 50 yeguas reproductoras, ahora hemos reducido las camadas y nacen entre 15 y 20 productos al año. 

Nuestro futuro pasa por seguir conservando la pureza, que es la que nos diferencia, para mantener nuestra identidad, y continuar mejorando nuestros productos año tras año.

F.F.S.: ¿Cómo es el proceso de comercialización?

J.A.P.A.: Como tenemos muy pocos productos, cuidamos mucho al consumidor final y todo el proceso está muy controlado. La mayoría de la gente encuentra nuestra ganadería través de la web www.yeguadavegayares.com, medios especializados, redes sociales y muy importante a través del “boca a boca”, muchos compradores nos recomiendan o repiten cuando aprecian la calidad de los productos.

El cliente siempre hace una visita física que puede ser de uno o varios días, para seleccionar el ejemplar o ejemplares que desean. Después se realizan los exámenes veterinarios precisos y posteriormente se efectúa el transporte de los animales. Nosotros nos encargamos de que cada producto se mime al máximo hasta que llegue a su destino. 

Preferimos el mercado extranjero, porque valora mucho más esta genealogía que el nacional, donde la crisis ha devaluado el precio de los caballos. El tener los contactos adecuados y facilitar que el cliente visite nuestras instalaciones durante un fin de semana para seleccionar su ejemplar facilita el proceso. Si además encuentra que le resolvemos todos los trámites de veterinarios, documentación y transporte necesarios, el resultado es que se crean relaciones duraderas e incluso de amistad con nuestros clientes. 

F.F.S.: Ha mencionado el transporte. ¿Cómo se traslada un caballo al otro lado del mundo?

J.A.P.A.: Es bastante laborioso organizar el transporte de équidos dependiendo del lugar donde vayan. En Europa hay transportistas profesionales que tienen camiones moviéndose por todo el continente y que alquilan el espacio para uno o varios caballos. Aquí se hace la licencia y el pasaporte para que puedan viajar, los recogen en nuestra ganadería y pueden tardar hasta 10 días en llegar, haciendo paradas cada 24 horas para bajarlos del camión y que puedan descansar en cuadras específicas dispuestas en toda Europa.

Si el destino es América, se pasa una cuarentena cerca del aeropuerto y los caballos viajan en avión acompañados por un veterinario. Antes de embarcar, tenemos que preparar a los animales. Hacemos con ellos un proceso de amansamiento. Les enseñamos a que estén atados y quietos, y que aprendan a ramalear correctamente para realizar el viaje en óptimas condiciones. Durante todo el trayecto, los veterinarios están muy pendientes y algunas veces se les aplican pequeñas dosis de sedantes.

Este proceso de amansamiento y doma lo realizamos con todos los caballos y yeguas. Los potros nacen en libertad, cuando tienen seis meses se destetan y comienza el proceso de sociabilización que resulta fácil, porque genéticamente son muy nobles y mansos. Lo único que tenemos que hacer es aplicar las técnicas adecuadas con profesionales cualificados para que nuestros ejemplares estén en perfectas condiciones en el momento de la comercialización, y esto repercuta en el disfrute del ejemplar por parte de los destinatarios finales. 

F.F.S.: Al tener cartujanos pura raza española, un producto que va haciendo marca país, ¿reciben algún apoyo por parte de la Administración?

J.A.P.M.: Ahí está la asignatura pendiente. No hay ningún tipo de apoyo para los ganaderos y mantener las yeguadas es muy costoso, más aún con la crisis. La Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española ha conseguido que el Estado le cediese la gestión del caballo de PRE. 

El SICAB (Salón Internacional del Caballo), que es la feria de caballos de Pura Raza Española más importante del mundo, que se celebra en Sevilla y que logra reunir a ganaderos y criadores de más de 60 países, es el certamen que más divulga el PRE.

F.F.S.: Llama la atención que en Inglaterra o Francia –donde el 1,5% del PIB es originado por el entorno del caballo (entre las carreras, las apuestas, el salto…)– exista una cultura que considera al caballo. Sin embargo en España, a pesar de ser algo muy ligado a nuestra historia, no se aprecia tanto. ¿Por qué?

J.A.P.A.: Influye mucho la educación. En Europa, un gran porcentaje de niños practican la equitación como deporte y tienen facilidades para hacerlo. En España es muy complicado y costoso para una familia llevar a sus hijos a montar a caballo.

En Inglaterra y en Alemania hay una gran tradición, incluso mucha gente tiene sus propias yeguas o caballos en sus casas de campo, para poder practicar la equitación. En España, esto no es muy habitual.

En Andalucía se dan más facilidades para tener caballos, por eso hay más afición y se monta más. En las grandes ciudades, es algo exclusivo. Tener un caballo en un box de pupilaje cerca de una ciudad como Madrid o Barcelona puede costar en torno a los 400 o 500 euros al mes. Es una cantidad importante para la media de salarios de España. Esa es la gran diferencia.

En general, aquí hay mucha menos cultura de la equitación como deporte, mientras que en Francia, Inglaterra, Alemania y los Países Nórdicos la cultura ecuestre está más arraigada.

J.A.P.M.: Algunos caballos españoles están dando la talla en determinadas disciplinas como doma clásica, alta escuela, enganches. También se están involucrando ganaderos y jinetes profesionales para lograr que algunos ejemplares lleguen a participar en concursos internacionales e incluso en los juegos ecuestres mundiales. Es algo muy costoso y creemos que la Administración debería promover ayudas para que el PRE alcance el lugar que merece en el panorama ecuestre.

Para resumir, podemos decir que el PRE de estirpe cartujana es de buen carácter, rústico, sobrio, resistente y de destacada belleza. Gracias a su buen temperamento y nobleza, puede ser montado por cualquier jinete. Es un animal indicado para la doma, alta escuela, enganches y faenas de campo, y excelente para exhibiciones y paseo.


 Entrevista con José Antonio Pérez Millán y José Antonio Pérez Alaminos, propietarios de la Yeguada Vega Yares. Publicada en Executive Excellence nº128 marzo 2016


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