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La clave está en el céntimo

16 de Septiembre de 2011//
(Tiempo estimado: 4 - 8 minutos)

El foco se dirige a lo macro: aumento de la prima de riesgo, rescate de países y crisis crediticia, entre otras cosas. Pero buena parte de la solución está en lo micro. Debemos volver a lo fundamental, a buscar el ahorro en los detalles, en la pasión por la perfección que representa la parte más pequeña de nuestra moneda, el céntimo.

Lo importante es ser más competitivos, fijarnos en lo más básico para ser más productivos y eficientes, siendo ésta la palanca que nos ayudará a salir de la crisis y aprovechar las oportunidades que genera cualquier cambio.

La economía de un país se sustenta sobre la actividad de sus empresas, y éstas producen beneficios gracias a los ciudadanos (Responsabilidad Social Corporativa). Es el consumidor final quien da soporte a buena parte de la economía de un país. El foco de un negocio puede ser B2B; pero su cliente, o el cliente de su cliente, o todas las veces que queramos repetir la secuencia, al final ofrecerá un servicio o un producto a una persona o a un colectivo. Las personas son las que hoy tienen la capacidad de dar continuidad a una empresa, auparla al éxito o destruirla. Y las personas llevan en su bolsillo un dinero que cada vez les cuesta más conseguir y que exige, cada vez más, ser administrado con eficiencia. La eficiencia y el control son los que otorgan importancia al céntimo, que cada vez más puede significar la diferencia entre lo que gusta y lo que no.

Gestionar una empresa en tiempos de crisis debe poner el céntimo en el centro de todas las miras. Es el objetivo primero, encontrar la forma de ahorrarlos para ofrecer cada vez un producto de mejor calidad, más apreciado y cuyo coste para el cliente final esté justificado y genere una recompensa psicológica para el consumidor. 

Hasta aquí, seguramente cualquier persona coincida con este planteamiento. Podemos decir que lo nuestro son los productos de lujo, pero esos productos serán más rentables si, a iguales características, hemos optimizado los céntimos que ha costado desarrollarlo. Si somos más rentables, tendremos mayor capacidad para crecer, generar empleo y promover nuevas fórmulas de creación de riqueza.

La crisis nos ha dado una lección. Nos habíamos olvidado de lo importante que puede llegar a ser un céntimo, tanto en la gestión empresarial como en la economía familiar. Pero no todo está perdido, lo importante de recibir una lección es aprenderla y sacarle partido para que podamos afrontar con fuerza y nuevos enfoques el crecimiento futuro. 

La lección recibida nos está haciendo revisar nuestro modelo productivo. El golpe ha sido duro y la recuperación lenta y dolorosa, pero al final del camino tendremos que haber conseguido la agilidad, flexibilidad y competitividad necesarias para impulsar de nuevo la economía hasta el lugar que nos corresponde.

La experiencia de la crisis nos ha hecho ver las cosas de una forma más clara; debemos ser más eficientes y tenemos que innovar en los productos y en los procesos, buscando la excelencia. Debemos ser capaces, además, de salir al exterior con fuerza y con productos y servicios competitivos que demuestren nuestra calidad productiva. En todas estas tareas tenemos el céntimo en nuestro centro de atención, hay que atraerlo, mimarlo y darle valor. Pero no sólo eso, sino que nuestra actividad, desde las empresas, debe ser sostenible desde el punto de vista económico, rentable por sí mismo, pero también desde el aspecto social y medioambiental. Sólo así conseguiremos hacer viable la labor empresarial a largo plazo y que nuestro entorno se beneficie igualmente de nuestra capacidad de generación de valor y riqueza. 

Para buscar el céntimo perdido hay que ser metódico. Es necesario disponer de un modelo de gestión que permita optimizar el rendimiento, mejorar los procesos, aprender y sistematizar nuevas fórmulas productivas. Todo ello con la debida atención a quienes trabajan con nosotros en esta búsqueda continua de la excelencia en lo que hacemos. 

Disponer de un modelo que aporte valor a toda la cadena de suministro y que es capaz de aportar mejoras continuas en la gestión, nos ha ayudado en Grupo Siro a implantar un proceso de mejora continua. 

Mejora continua en autoevaluación del modelo EFQM de Grupo Siro.

El modelo nos ha ayudado en la búsqueda continua del céntimo y de la optimización de procesos para la mejora de la rentabilidad. La rentabilidad se traduce en mayor capacidad de inversión, de generación de empleo, de abaratamiento de costes y de una mayor compenetración con las necesidades de los clientes directos y los clientes finales.

El aspecto que mayor transcendencia tiene en la aplicación del modelo es el de la autoevaluación. Es el punto de partida que otorga sentido a todo el proceso. Es en el seno de la empresa donde se encuentra el mayor banco de conocimiento y experiencia para aplicar la mejora. El mayor potencial para detectar dónde encontrar esos céntimos perdidos está en el conocimiento de las personas que día a día hacen avanzar la empresa en su camino hacia la excelencia. La crisis ha debido enseñarnos a ser más exigentes con nosotros mismos y a sacar el máximo rendimiento posible a cada céntimo que gestionamos. Y un paso más allá, hay que repercutir en el precio las eficiencias que hemos obtenido, mejorando los precios para nuestros clientes. Creamos así un vínculo virtuoso que se transforma en más venta. 

Mejora porcentual de EBITDA vs. Ventas 2009-2011. Crecimiento del EBITDA, 25,35%; crecimiento de las ventas totales 23,24%. El crecimiento del EBITDA  es un 2,11% mayor que el de las ventas. 

Aplicar mejoras en los procesos y hacer más eficiente la gestión es una parte esencial para alcanzar la excelencia, pero necesita un complemento indisoluble para generar ventajas competitivas respecto a nuestros competidores: la innovación. Innovar en procesos e innovar en productos es lo que nos otorgará la capacidad de distinguirnos, de aportar mayor valor que el resto de competidores que operan en nuestro mismo mercado, y es también la forma de generar nuevas oportunidades para hacerse con el gusto del consumidor. El cliente es quien está en el centro de todas nuestras miradas y sólo a través de la innovación conseguiremos sorprenderle y atraer su atención hacia lo que hacemos. 

Si además de innovar en los productos, hemos conseguido innovar en los procesos, habremos logrado el doble objetivo de agradar al cliente final y de buscar el céntimo. Tenemos que hacer las cosas de una manera distinta para no ser prescindibles para nuestros clientes. En el caso, por ejemplo, de una cadena productiva industrial, desarrollar procedimientos o innovaciones que permitan ahorrar unos segundos en la elaboración de un producto puede traducirse en miles de euros anuales de ahorro. Buscar en cada momento la forma de mejorar lo que hacemos, y cómo lo hacemos, es la esencia de la excelencia en la gestión. Si somos eficientes, tendremos presente; si somos innovadores, tendremos futuro. 

El hecho de tener el céntimo en el foco de la actuación, desde el punto de vista empresarial, no implica desligarse del enriquecimiento social por el propio beneficio de la empresa. Tener futuro implica alcanzar un compromiso no sólo con la productividad, la obtención de beneficios y la creación de riqueza y empleo. Preocuparse por el céntimo es también buscar la fórmula para que el ámbito en el que la empresa desarrolla su actividad sea capaz de enriquecerse a través de políticas corporativas, sociales y medioambientales impulsadas desde la propia organización.

La excelencia puede ser “exportada” a la sociedad. Como un agente social más, la empresa debe ser capaz de implicarse con su comunidad y de transferir la mejora en la gestión a una mejora en el entorno en el que desarrolla su actividad. Sólo así es posible la retroalimentación del sistema y que el beneficio empresarial se convierta igualmente en un beneficio social y medioambiental. Es decir, el proyecto empresarial ha de ser sostenible como garantía de futuro.

La visión de Grupo Siro sobre la integración de la sostenibilidad como garantía de futuro abarca al sistema de gestión global y se compatibiliza con el resto de sistemas. De esta forma, todos los agentes implicados en la cadena de valor serán capaces de aportar su implicación con el entorno en sus ámbitos de responsabilidad.

Influencia de la responsabilidad social de Grupo Siro.


También aquí es aplicable el modelo de calidad, pues es importante optimizar el esfuerzo para maximizar los resultados que la compañía puede aportar al entorno social y medioambiental a través de la aplicación de sus políticas de RSC. La crisis nos ha hecho ver que es necesario ser más eficientes en todo lo que hacemos y que es preciso gestionar los recursos con una clara orientación a objetivos concretos.

La crisis nos obliga a mejorar y a trasladar esa mejora a nuestro entorno más cercano, es la única salida que nos ofrece. O nos adaptamos o nos quedamos por el camino. Y esta adaptación no se puede improvisar, ha de ser metodológica, estudiada y desplegada correctamente para que pueda traducirse en una mejora efectiva de lo que la empresa hace. Conseguir cada vez una optimización de un céntimo es conseguir una mejora competitiva y una nueva adaptación. La crisis lleva al plano económico la teoría de la evolución de las especies de Darwin, sólo aquellos mejor adaptados al medio tendrán capacidad de perdurar en el tiempo.


Francisco Hevia, director de Responsabilidad Social, Relaciones Externas, Comunicación y Fundación de Grupo Siro.

Artículo publicado en Executive Excellence nº84 sept11.