El compromiso de las empresas en el desarrollo de las competencias

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Juan Antonio Zufiria, presidente del CEG y director general de IBM Global Services Europa, fue el encargado de iniciar la recta final del evento. “La tecnología, el talento y la excelencia son las tres variables que van a configurar el futuro”, declaró. La tecnología es determinante pero es accesible a todos, “de modo que en sí misma no creará las ventajas competitivas, sino que estas vendrán de la utilización de la tecnología por el talento”.

 

Con respecto al reto de la excelencia, apuntó que “hemos demostrado en muchos foros internacionales que sabemos hacerlo bien. Tenemos empresas en nuestro país líderes en el mundo en sus sectores de actividad, además del reconocimiento internacional en el número de Sellos a la Excelencia”. De hecho, España sigue siendo el primer país europeo en Sellos de Excelencia Europea. Con casi 500 empresas que disfrutan de este certificado, triplica al siguiente país en el ranking, Reino Unido, que suma más de 80. Sin embargo, añadió, “nos falta compartir más las cosas buenas que tenemos. En esencia, esa es la razón de ser del CEG y de este Foro: coger la excelencia y las buenas prácticas que ocurren en algunas organizaciones de nuestro país, y compartirlas”.

Por último, hizo un llamamiento a la voluntad y responsabilidad individual: “Debemos mantener la sabia prudencia, porque nuestra recuperación es frágil y está expuesta a incertidumbres. Debemos ser cautos y conscientes de que podría no consolidarse, si los factores a los que estamos expuestos no funcionan como deberían. Aunque es cierto que el ecosistema puede ayudar más o menos, el que más afecta al futuro eres tú mismo”.

A continuación, Alberto Durán, presidente de ILUNION, reconoció la labor del CEG por “hacer empresas mejores que contribuyen a tener un país mejor” y reflexionó sobre la excelencia en el mundo de lo social “y lo inadvertida que pasa”. 

“EL ímpetu de ILUNION en lo social sirve para generar un mayor valor añadido, que tiene impacto en la cuenta de resultados”,
matizó. “Las empresas tienen una responsabilidad que va mas allá de su cuenta de resultados. Necesitamos sociedades y empresas mejores, y ahí tenemos una enorme tarea por construir esa nueva dimensión, la de la responsabilidad social”. Sirva como ejemplo la ONCE y su Fundación, que con un modelo sostenible “consiguen 47.000 empleos o educar a los niños ciegos con profesores de apoyo de la ONCE”.

La clausura de esta vigésimo tercera edición del Foro Anual corrió a cargo de José Ignacio Wert, Ministro de Educación, Cultura y Deporte, y especialmente vinculado al Club, tras haber presidido durante nueve años la EFQM. “Soy un convencido de que ser muy competitivos no tiene por qué ser un obstáculo para ser muy buenos cooperando, y que la capacidad de compartir mejores prácticas tiene que ver con la posibilidad de desarrollar la excelencia como país”.

“Me gusta decir que si hoy Adam Smith tuviera que reescribir La riqueza de las naciones, la primera reflexión del libro sobre la productividad y el reparto del trabajo marcaría el valor determinante de la educación como la nueva riqueza de las naciones”. Citando después al escritor y ensayista mejicano Carlos Fuentes, recordó que “la educación es la base de la productividad” y la definió como el instrumento que transforma el talento natural de un niño en valor añadido, al hacer que se convierta en talento formado, y por tanto alcance todo su potencial. 

Para Wert, “entramos al siglo XXI con una evidencia: que el crecimiento económico depende de la calidad de la información y esta de la calidad de la formación (…). El valor económico de la educación no se puede poner en duda”.

El Ministro expuso las conclusiones de un reciente estudio de Cedefop, la coalición de la formación profesional a escala europea, sobre la demanda ocupable en los próximos años en función de la cualificación, algo que no hizo más que confirmar “el esfuerzo de compensación que tiene que hacer la sociedad española para enfrentarse a la nueva estructura de la demanda de trabajo”. 

Además, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, “tenemos prácticamente 11 millones de personas que tienen, como máximo, el nivel de la enseñanza secundaria obligatoria; una formación insuficiente desde el punto de vista de la empleabilidad. Estamos hablando de una población que ya ha salido de los circuitos educativos formales. Pensemos que en 2023, salvo por las estrategias que pongamos en marcha para mejorar el nivel educativo de esta parte de la población adulta que todavía estaría en activo en ese año, tendríamos 6,7 millones de personas con ese nivel de formación; pero es que en 2033, todavía tendríamos 4 millones en esa situación”, explicó el Ministro. Por lo tanto, “estamos ante un problema que interpela con severidad al sistema educativo y también de formación para el empleo”.

Tras valorar positivamente los últimos datos económicos del país, advirtió que “empezamos a salir de una crisis donde no podemos pensar que la corrección cíclica de la economía va a resolver los problemas en el medio y largo plazo”. En opinión de Wert, “la salida debe plantearse desde dos premisas asociadas al tipo de crecimiento que hay que buscar: un crecimiento inclusivo, que se ocupe de todos los aspectos distributivos, de la desigualdad, etc.; y sostenible, que nuestro crecimiento de hoy no ponga en riesgo al del futuro”. En este crecimiento, el papel de la educación es fundamental, “porque es la mejor herramienta para lograr la equidad y la igualdad de oportunidades. El objetivo es conseguir que cada estudiante tenga las mejores oportunidades educativas para alcanzar todo aquello a donde le permita llegar su potencial de talento”.

José Ignacio Wert buscó el compromiso de toda la sociedad y, en particular, de las empresas españolas para «colaborar» en la labor de elevar el nivel educativo y de competencias de la población, porque «no es una tarea exclusiva del Ministerio ni tampoco de la comunidad educativa».

“Debemos preocuparnos por los resultados del proceso educativo en términos de adquisición de habilidades y competencias. Esto es lo que estamos haciendo con la OCDE y con la Comisión Europea en el proyecto ‘Skills strategy for Spain’, en el que participamos todos los Ministerios, Comunidades Autónomas y agentes sociales, para construir una estrategia de competencias que permita reducir, e incluso superar, la enorme distancia entre la demanda del mercado de trabajo y las competencias que proporciona el sistema educativo en España. Si no conseguimos esto, es imposible pasar de la economía del ladrillo a la economía de la neurona”.


XXIII Foro Anual del Club Excelencia en Gestión

Publicado en Executive Excellence nº120 marzo 2015


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