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El poder de los datos para combatir la ignorancia

05 de Enero de 2019//
(Tiempo estimado: 4 - 8 minutos)

La mayoría de las personas, independientemente de su formación, tiene una visión fatalista y pesimista del mundo. Pero, ¿por qué ocurre esto? Según Anna Rosling, se debe básicamente a que la realidad está alterada por varios sesgos que contribuyen a crear una “visión sobredramatizada” del mundo.

“Cuando tenemos una cosmovisión basada en hechos, podemos ver que el mundo no es tan malo como parece y diseñar proyectos para seguir mejorando”, señala la coautora de Factfulness (Editorial Deusto), uno de los libros revelación de la temporada en Estados Unidos tras haber sido elegido por Bill Gates esta primavera como regalo para los todos los graduados del país.

Escrito por el famoso médico y divulgador sueco Hans Rosling junto con su hijo, Ola Rosling, y su nuera, Anna Rosling Ronnlund, la obra repasa cinco grandes riesgos mundiales (el cambio climático, la pobreza extrema, las posibles pandemias mundiales, una guerra global y el colapso del sistema financiero) y explica por qué somos más pesimistas de lo que deberíamos dada la situación real de nuestro planeta. A través de la confrontación de datos y el análisis crítico, el principal objetivo del libro es desmontar los conceptos preconcebidos y encauzar las ideas desenfocadas.

Factfulness es sólo un resumen del trabajo que desde el año 2005 realiza Gapminder, la fundación creada por los autores del libro con el objetivo de combatir la ignorancia y aportar una visión del mundo basada en hechos que todos puedan entender. En su empeño por conseguir este reto, el equipo de Gapminder creó Trendalyzer, un software especializado en transformar datos estadísticos en atractivos gráficos y animaciones que utilizan millones de estudiantes en todo el mundo. La herramienta tuvo tanto éxito que fue adquirida por Google en 2007.

Anna Rosling visitó recientemente la Fundación Rafael del Pino para presentar Factfulness y explicar los detalles de la plataforma interactiva Dollar Street, el último proyecto de la Fundación Gapminder que permite observar la vida de 200 familias en 50 países del mundo para mostrar cómo viven las personas en distintas partes del planeta y luchar contra los estereotipos y la ignorancia.

Científicos vs. chimpancés

Cuando a un grupo de personas se le pregunta sobre determinadas tendencias globales como: ¿qué porcentaje de la población vive en la pobreza? ¿Cuántas niñas acaban la educación básica en los países pobres? o ¿cuál es actualmente la esperanza de vida en el mundo?, la mayoría responde de forma incorrecta.

Es algo que en Gapminder detectamos desde que comenzamos a realizar nuestro trabajo en el 2005, y que hemos constatado con el tiempo. A lo largo de los últimos años, hemos planteado cientos de preguntas sobre pobreza y riqueza, crecimiento de la población, nacimientos, muertes, educación, salud, género, violencia, energía y medio ambiente a miles de personas de todo el mundo. Los tests no son complicados y no hay preguntas trampa. Tenemos cuidado de utilizar datos documentados y no discutibles. Sin embargo, la mayoría de la gente obtiene unos resultados extremadamente malos.

En 2017, pedimos a casi 12.000 personas de 14 países que respondieran a nuestras preguntas. Como media, solamente contestaron correctamente a dos preguntas de las 12 primeras. Nadie hizo pleno y solamente una persona respondió correctamente a 11 de las 12. Un asombroso 15% sacó un cero.

En principio pensábamos que las personas con mayor formación –o las más interesadas en estos temas- obtendrían mejores resultados, pero estábamos equivocados. Pusimos a prueba a audiencias de todo el mundo y de todos los ámbitos sociales y, paradójicamente, algunos de los resultados más deplorables correspondieron a un grupo de galardonados con el premio Nobel e investigadores médicos.

De hecho, si las respuestas hubieran sido elegidas por chimpancés al azar, hubieran obtenido sistemáticamente mejores resultados que los de los seres humanos con un alto grado de formación que realizaron las pruebas. Es más, los errores de los chimpancés se repartirían equitativamente entre las dos respuestas erróneas, mientras que los errores de los humanos tienden a ir en la misma dirección: todos los grupos de personas a los que planteamos las preguntas consideraban que el mundo es más aterrador, más violento y más desesperado de lo que es en realidad. Por tanto, no es cuestión de inteligencia, sino más bien de ignorancia.

Una visión basada en datos reales

¿Por qué la ignorancia acerca del mundo estaba tan generalizada y era tan persistente? Mi suegro, Hans Rosling, tenía la teoría de que el principal problema era que los conocimientos de las personas a menudo estaban desfasados, porque la gente tenía una visión del mundo propia de la época en que sus profesores habían dejado el colegio.

Por tanto, llegamos a la conclusión de que para erradicar la ignorancia, era necesario actualizar los conocimientos de la gente, y empezamos a crear gráficas animadas que nos ayudaran a mostrar cómo había cambiado el mundo. Hans recorrió el mundo con esas elegantes herramientas educativas, participó en charlas TED, en las juntas de corporaciones multinacionales como Coca-Cola e IKEA, en reuniones de bancos y fondos de cobertura de ámbito mundial, incluso en el departamento de Estado de Estados Unidos, tratando de inculcar una concepción del mundo fundamentada en datos reales, y escuchando cómo la gente malinterpretaba los datos, incluso teniéndolos delante.

Los datos de los test a nivel global no mejoraban, pero su experiencia nos hizo dar con la clave: la gente tiene una concepción muy negativa del mundo que es difícil de cambiar porque tiene que ver con cómo funciona nuestro cerebro.

A simple vista, parece que las cosas van mal y que están empeorando. Guerra, violencia, desastres naturales, corrupción… Los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres; dentro de poco nos quedaremos sin recursos naturales a menos que hagamos algo drástico. Esa es la imagen que la mayoría de los occidentales recibe de los medios de comunicación y tiene en su cabeza. La denominamos una concepción del mundo excesivamente dramática. Es estresante y engañosa.

Paso a paso, año tras año, el mundo va mejorando. No en todos los aspectos ni todos los años, pero sí como regla general. De hecho, la inmensa mayoría de la población mundial vive en algún lugar situado en la mitad de la escala de ingresos. Puede que no sean lo que consideramos clase media, pero no viven en condiciones de pobreza extrema. Hemos realizado avances tremendos y, para demostrarlo, hemos creado Dollar Street, un proyecto que pretende explicar cómo vive realmente la gente usando fotografías como datos para que las personas puedan ver por sí mismas cómo es la vida en familias con diferentes niveles de ingresos.

Hemos enviado fotógrafos a más de 264 hogares de 50 países, y la lista sigue creciendo. En cada casa, el fotógrafo toma imágenes de hasta 135 objetos, como los cepillos de dientes o el calzado. Después, todas esas fotos se etiquetan (función doméstica, apellido e ingresos), permitiendo comparar las diferencias y similitudes entre diferentes variables pertenecientes a la misma categoría.

Además del nivel de ingresos, para comprender el mundo también es necesario conocer la distribución geográfica de la población. De manera simplificada podríamos decir que actualmente 1.000 millones de personas viven en el continente americano, otros 1.000 millones en Europa, 1.000 millones más en África y 4.000 millones en Asia. Pero según Naciones Unidas, la población de Asia y África crecerá notablemente en los próximos años, mientras que la de América y Europa se estancará, por lo que en el año 2100 Occidente únicamente representará el 8% de la población mundial. Con esto quiero decir que debemos ser muy cuidadosos con el trato que estamos dando a los países en vías de desarrollo, porque en un futuro no muy lejano sus habitantes van a superarnos en número y serán los responsables de tomar las decisiones a nivel global.

Nuestra tendencia al drama

La concepción excesivamente dramática del mundo es la que hace que las personas elijan las respuestas más dramáticas y negativas a las preguntas que planteamos. La gente se remite constante e intuitivamente a su concepción del mundo a la hora de pensar, hacer suposiciones o aprender. De modo que, si tu concepción del mundo es errónea, harás sistemáticamente suposiciones erróneas. Sin embargo, esta concepción excesivamente dramática del mundo no viene provocada simplemente por un conocimiento obsoleto, como pensaba mi suegro en su día. Incluso las personas que tienen acceso a la información más reciente interpretan el mundo de manera errónea. Estoy convencida de que ello no es culpa de unos medios de comunicación malintencionados, de la propaganda, de las noticias falsas ni de la existencia de datos equivocados, sino de la dificultad que existe a la hora de cambiar nuestra forma de pensar.

El objetivo principal de Factfulness es dar un paso más en la lucha contra la ignorancia global. Un intento de influir en el mundo, de cambiar la forma de pensar de las personas, de aplacar sus miedos irracionales y redirigir sus energías hacia actividades constructivas, mostrando la realidad a través de datos que pueden actuar como terapia porque, en realidad, el mundo no es tan dramático como parece. 


Anna Rosling Rönnlund, analista y cofundadora de la Fundación Gapminder.

Entrevista publicada en Executive Excellence nº154 dic18/ene19.