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España en la Unión Europea

19 de Junio de 2015//
(Tiempo estimado: 4 - 8 minutos)

Secretario de Estado para la Unión Europea desde 2011, Íñigo Méndez de Vigo fue el responsable de clausurar el VII Congreso Internacional de Excelencia. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, pertenece al cuerpo de Letrados de las Cortes Generales desde 1981 y fue miembro del Parlamento Europeo por el Partido Popular desde 1992 hasta 2011. 

“Confianza y colaboración”, las dos palabras del lema del Congreso Internacional de Madrid Excelente, sirvieron a Méndez de Vigo para explicar cómo ha ido evolucionando la consideración de España en la Unión Europea.

“Recuerdo que una de las dificultades con las que se encontró el Gobierno cuando llegó a Europa fue la falta de confianza en España, no solo por las incapacidades de nuestra economía, sino también por una falta de confianza en la moneda común, en el euro”, contó.

En su opinión, “muchas veces no se le da la importancia suficiente al liderazgo que ha ejercido la Unión Europea para superar esa desconfianza. Oímos decir que ha sido decisiva la intervención del presidente del Banco Central Europeo, y no seré yo quien le regatee méritos a Mario Draghi, pero siempre pregunto por qué Jean-Claude Trichet no lo hacía, ¿es que era menos competente o menos listo? No, lo que sucede es que la UE no había dado los pasos suficientes para que el presidente del Banco Central Europeo pudiera intervenir. Finalmente, este toma las medidas adecuadas porque hacemos la unión bancaria, porque la Unión Europea ejerce el liderazgo, y a su vez este le otorga confianza”. 

Para Méndez de Vigo, el proceso de consolidación ha demostrado a los inversores que el euro es una moneda segura, de igual modo que las reformas han devuelto la confianza en el país. “Lo que ha pasado en España en estos años tiene una explicación racional, que se llama determinación, sacrificio, voluntad y capacidad para hacer reformas”. El secretario también destacó la labor realizada por el Alto Comisionado para la Marca España para poner en valor “aquello de lo que estamos orgullosos de nuestros compatriotas, en cualquier ámbito: innovación, investigación, deporte, gastronomía… Al final, esto demuestra que somos un país importante, con grandes capacidades, pero tenemos que recuperar la confianza en nosotros mismos”.

Con respecto a la colaboración, subrayó que si algo define a Europa “no es la suma de 28 estados miembros, sino que la sinergia de estar juntos es la que produce el efecto multiplicador de nuestras posibilidades”. Por último, hizo hincapié en la participación de empresas españolas y europeas en proyectos comunes, así como en el esfuerzo de internacionalización emprendido durante la crisis. Tras su ponencia, Méndez de Vigo tuvo unos minutos para charlar con nosotros.

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: Cuando accedieron al Parlamento europeo, la imagen de España no era especialmente buena. Hoy nuestro país está siendo utilizado como referencia de recuperación. ¿Cómo ha vivido este proceso de cambio?

ÍÑIGO MÉNDEZ DE VIGO: En aquel momento partíamos además con un problema de confianza en el euro; por lo tanto, para recuperar la confianza había que, primero, hacer ajustes o consideraciones fiscales; segundo, hacer reformas a nivel nacional, cada país a su ritmo (el nuestro no había hecho ninguna en los últimos años); tercero, hacer reformas a nivel europeo; cuarto, el Banco Central Europeo debía garantizar la liquidez del sistema; y quinto, había que diseñar un proyecto que permitiera al ciudadano saber hacia dónde iba la Unión Europea. Durante estos años hemos trabajado en estas cinco propuestas. 

Otra consideración importante es pensar que para tener fuerza en Europa, primero has de tener fuerza en tu país. Si eres débil, si las cifras económicas no acompañan y eres incapaz de resolver una situación complicada, es imposible tener fortaleza en el exterior. Ese proceso de recuperación de confianza se ha visto acrecentado en los últimos tiempos, cuando el Gobierno se ha afianzado dentro.

Una vez que las cifras españolas son las mejores de la eurozona, evidentemente te hacen más caso, y puedes hacer lo más importante en política europea, que es definir los intereses nacionales y convertirlos en intereses europeos.

Creo que esto ha caracterizado los tres largos años de Gobierno del Partido Popular y nos ha permitido pasar de una situación crítica y de enorme desconfianza a una situación mucho más halagüeña.

F.F.S.: Las relaciones entre España y Francia han sido excelentes. Parece que vivimos un período de avances en la interconexión entre países, así como una estrecha colaboración en todas las materias, como en la lucha contra el yihadismo. Es usted un conocedor profundo de nuestros vecinos, además de Caballero de la Legión de Honor francesa y Catedrático Jean Monnet ad honorem. ¿Por qué cree que los franceses nos aprecian más que nosotros a ellos, según los estudios del Real Instituto Elcano?

I.M.V.: Le daré una opinión muy personal. Creo que en el imaginario de cada pueblo pesan los factores históricos, y en las relaciones hispano-francesas marcó de una manera muy rotunda la invasión napoleónica. Todo eso quedó en el subconsciente.

También considero que en el siglo XX, durante mucho tiempo, los españoles hemos tenido un cierto complejo frente a Francia como el vecino poderoso que no aprecia lo que somos, o que no nos valora como a nosotros nos gustaría que lo hiciera. Más allá de que hoy podemos comprobar en las oficinas diplomáticas cómo las relaciones son óptimas, la realidad es que en este momento las relaciones entre Gobiernos, además de distinto signo político, son realmente ejemplares.

Ha citado dos ejemplos paradigmáticos: el tema de las interconexiones y la cuestión del terrorismo. Ahora hay voluntad política y estoy completamente convencido de que uno de los grandes éxitos de los próximos años será la unión de la energía. Con respecto al terrorismo, creo que también ha cambiado la percepción española gracias a la colaboración total de Francia en la lucha contra ETA. 

Actualmente las relaciones no pueden ser mejores, a todos los niveles. El grado de comprensión y conjunción es enorme, y creo que no es una casualidad que nuestros nuevos Reyes hayan querido que su primera visita de Estado fuese a Francia.

F.F.S.: Sin embargo, sí se dan ciertos desequilibrios. Uno de los que más nos llama la atención reside en el número de empresas y de empleos creados por ambos países en sus vecinos: hay 40.000 empresas francesas en España, con casi 400.000 empleados, mientras que nosotros solo tenemos 1.600 empresas españolas, con unos 75.000 empleados. ¿A qué se debe esta dificultad de penetración y cómo podemos superarla? 

I.M.V.: Creo que lo que tenemos que hacer es profundizar en el mercado interior europeo. Hay países que son más abiertos que otros, y está en el interés de todos el lograr que se produzca un flujo normal, como se da en otros países. Esa es una tarea de la Unión Europea y uno de los objetivos que tiene el nuevo comisario Lord Hill, a quien debemos apoyar para que eso sea una realidad.

F.F.S.: España vive un proceso de transformación política (NdR: Esta entrevista tuvo lugar antes de las elecciones del 24 de mayo). Los resultados de las elecciones de Andalucía presentan un escenario que invita a pensar que el bipartidismo pierde influencia, como curiosamente parece estar sucediendo también en Francia. ¿Considera posible que se genere un modelo que obligue a un mayor nivel de colaboración política y a menos sectarismo?

I.M.V.: Creo que una de las resultantes de la crisis es la aparición de partidos de signo populista que dan respuestas muy simples y golosas al oído, frente a problemas muy complejos. Esto no es ninguna novedad; la historia de Europa está llena de casos similares, cuyas consecuencias ya hemos visto.

Creo que estamos en una crisis profunda y dura, pero también percibo un cierto desencanto con la forma de gobierno representativa. El lenguaje agresivo de Pablo Iglesias y de Marie Le Pen es bastante similar, es anti europeo y en contra de los partidos establecidos, que ellos llaman casta; en suma, en contra de aquello en lo que venimos trabajando desde hace 60 años.

En mi opinión estamos en la batalla de las ideas. Hay que explicar por qué el gobierno representativo es el que mejor conviene a nuestros intereses, el que ha dado más libertad y prosperidad y el que ha permitido una Europa –aun con sus imperfecciones– que sin duda es la mejor que hemos conocido a lo largo de la historia. Creo que hay que dar la batalla de las ideas, pero no que estemos ante un fin del bipartidismo. En España sigo viendo dos grandes partidos, que son los que dominan la escena política, y no tengo ninguna duda de que el próximo presidente del Gobierno será Mariano Rajoy o el candidato socialista, aunque haya otros partidos que jueguen un papel, pero no percibo ese “terremoto” político.

Me parece que los ciudadanos muestran su descontento a través de estas llamadas de atención, pero opino que la solución no pasa por despreciar a esos partidos o sus ideas, sino por pensar en por qué los ciudadanos les apoyan, e intentar hacer mucha pedagogía sobre cómo afrontar los retos y, por supuesto, ofrecer las respuestas lógicas y las soluciones adecuadas.


 

VII Congreso Internacional de Excelencia, de Madrid Excelente.

Íñigo Méndez de Vigo, secretario de Estado para la Unión Europea.

Artículo publicado en Executive Excellence nº122 junio 2015.


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