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Innovación en clave de conexión

25 de Noviembre de 2010//
(Tiempo estimado: 9 - 18 minutos)

Si interesante resulta el nuevo Plan Estatal de Innovación que el secretario general de Innovación, Juan Tomás Hernani, explicó a una selección de líderes empresariales durante el Encuentro en la Cumbre del Club Excelencia en Gestión (CEG), más aún lo fueron las reflexiones y preguntas que posteriormente pudieron formularle los asistentes.

Durante el Encuentro (cuya información iniciamos en el número anterior), se desmotó más de un mito en torno a la innovación. Uno de ellos el apuntado por Juan Antonio Zufiria, presidente del  CEG (además de presidente ejecutivo de IBM para España, Portugal, Grecia e Israel), y es que “al hablar de innovación, durante mucho tiempo, la gente ha pensado que se trataba poco más que de un arte. En este sentido, la visión del Club ha sido la sistematización de la gestión; de hecho, en origen, el Club Gestión de la Calidad buscaba sistematizar los procesos de gestión alrededor de la calidad. A lo largo del tiempo, hemos cambiado hasta el nombre del Club, porque hemos visto que esa idea de sistematizar la gestión es más amplia que el mero hecho de la calidad. Se trata de hacer de la innovación un proceso, mucho más que un arte, y para eso hay que entenderlo”.

Desde el CEG defienden que las organizaciones españolas necesitan transformarse para mejorar su competitividad y, para conseguirlo, deben buscar apalancamiento en la innovación. Para que esto ocurra se necesita, en palabras de Zufiria, “del espíritu emprendedor de las personas, y todo eso en un marco de ejecución del proceso desde la excelencia”.

Un aspecto destacado por el secretario general de Innovación, y secundado por todos, es la necesidad de disociar la idea de innovación de la de tecnología, “aunque sea cierto que mucha de la innovación tiene su origen en la tecnología, pero puede -y quiere- ocurrir en cualquier sector: ¿por qué no se puede inyectar innovación en la construcción?, o lo que es más importante para el futuro de España, ¿por qué no inyectar innovación en el turismo? Paradores es sin duda un ejemplo”.

El Encuentro en la Cumbre se celebró en el Parador Nacional de Alcalá de Henares, “el último establecimiento de la red hotelera que nos ha permitido alcanzar la cifra de 93 Paradores distribuidos por toda España”, según declaró su presidente, Miguel Martínez. La consecución de los objetivos avala la incuestionable evolución de Paradores, que ha logrado “modernizar la imagen y llegar más al público joven con el fin de rejuvenecer al cliente o -como me gusta decir- ‘hacer cantera’. El segundo asunto prioritario es la responsabilidad social corporativa, que comprende acciones como trabajar para mejorar la accesibilidad de nuestros establecimientos, integrar a trabajadores discapacitados y promocionar la cultura mediante labores de difusión, apoyo y mecenazgo. Y un tercer eje, incluido en el anterior pero al que siempre dotamos de identidad propia, la sostenibilidad. Todo nuestro trabajo se rige por un patrón verde que apuesta por el ahorro energético, la reducción de emisiones de gases, la utilización de energías limpias y recursos renovables, la eliminación de fueloil para calefacción y agua caliente, la implantación de dispositivos para ahorrar agua, la potenciación de medidas de gestión de residuos y el uso exclusivo de papel reciclado”. 

Paradores apuesta por un modelo basado en la calidad, el servicio y la explotación de nuestra historia, arte, cultura, gastronomía y tradiciones; en definitiva, “que explote lo que nos hace únicos y nos da ventaja sobre las naciones turísticamente emergentes. Un modelo alejado de la masificación, la especulación y la destrucción de nuestras costas y enclaves naturales”. En opinión de su presidente, Miguel Martínez, “el país que no apuesta por un turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente, perderá el tren del futuro”. 

Paradores: la innovación de un modelo de turismo sostenible

El edificio del Parador de Alcalá de Henares representa, según Martínez, “el símbolo de lo que queremos que sea el Parador de la segunda década del siglo XXI: preserva toda la monumentalidad y belleza acumulada durante siglos de historia, pero también es un Parador moderno, dotado de las últimas tecnologías y con los mayores avances en confort. Un Parador accesible para todos, verde y medioambientalmente sostenible.

Para lograrlo pusimos en marcha nuestro plan estratégico 2009/2012, con un lema muy significativo: ‘Modernización e innovación de la red’. Un plan que nos está permitiendo capear la crisis, no sin dificultad, pero con unos resultados moderadamente satisfactorios. En los ocho primeros meses de 2010, por ejemplo, nuestra ocupación media ha superado el 60%, un punto y medio más que el mismo periodo de 2009. El número de clientes nacionales ha crecido en un 2,1% y el de extranjeros en un 6%, cuando han venido menos extranjeros a España que en años anteriores. Son unos resultados positivos que, en mi opinión, obedecen a dos causas: primero, nuestra filosofía de trabajo durante este periodo de dificultades que se basa en una premisa, frente a la crisis: no hay que ser optimistas ni pesimistas, sino moverse y trabajar. La segunda causa hay que buscarla en nuestro plan estratégico, sintetizado en las siguientes acciones y objetivos:

l Paradores de Turismo no recibe ni un solo euro de los Presupuestos Generales del Estado, sino que se autofinancia con los ingresos que obtiene de sus clientes y además obtiene beneficios, que se invierten íntegramente en gestionar, conservar y renovar nuestros edificios, que son propiedad del patrimonio del Estado y, por tanto, pertenecen a todos los españoles. 

l Paradores es además la imagen del turismo español dentro y fuera de nuestras fronteras. De hecho, estamos a punto de abrir una nueva línea de negocio basada en la venta de nuestro know how. Paradores presenta un modelo turístico único en el mundo. Naciones como Omán, Arabia Saudí, México, Marruecos o Francia han contactado con nosotros para estudiar posibles vías de colaboración y asesoramiento. 

l Nuestros Paradores son también una fuente de riqueza y creación de empleo en la zona en que se ubican. En un momento en el que el sector turístico está destruyendo empleo, Paradores no sólo no ha mantenido su plantilla de más de 4.500 profesionales, sino que también ha creado cerca de 500 nuevos puestos de trabajo, en su inmensa mayoría de carácter indefinido”.

Además de los 93 establecimiento repartidos por toda España, hay otros 15 en construcción o en fase de proyecto: “La responsabilidad de construir los nuevos Paradores no es nuestra, sino de TURESPAÑA, una empresa pública que depende de la Secretaría de Estado de Turismo. Sin embargo, a juicio de Martínez, “poco a poco debemos frenar la expansión de la red para mantenerla en unas dimensiones más razonables que garanticen la rentabilidad de la cadena y nos permitan dedicar el trabajo y el presupuesto necesario a conservar, modernizar e innovar los Paradores que ya están en funcionamiento”. 

Modernización e innovación son las dos palabras que resumen los objetivos del plan estratégico. Unos objetivos que, como explica el presidente, “pasan en primer lugar por la realización de obras en nuestros establecimientos. En este momento tenemos tres Paradores cerrados por obras (Cádiz, Cáceres y Villafranca del Bierzo), a los que seguirán otros. Nuestro objetivo es realizar actuaciones de distinto calado en un total de 19 Paradores, como la dotación de nuevas líneas de negocio: nuevas instalaciones (spas, piscinas, cubiertas, salones para convenciones y celebraciones...) que nos permiten generar ingresos y también más puestos de trabajo”.

Paralelamente, Paradores ha reforzado su apuesta por la gastronomía. No en vano sus restaurantes generan el 45% del total de su facturación anual. De ahí que “la apuesta por los fogones tiene que ser decidida y en línea con lo que demandan nuestros clientes, y que nos diferencia de la competencia: la cocina de Paradores tiene un toque actual pero es, y siempre será, la cocina tradicional de las distintas regiones de España”. 

Junto a la tradición, tres apuntes de modernidad: “El primero: Internet. En enero de 2009, sólo 8 de cada 100 de nuestros clientes realizaban su reserva a través de nuestra página web. En ese momento pusimos en marcha el plan “Escaparate virtual”, una serie de herramientas que incluyeron un diseño más moderno, funcional y audiovisual de website: televisión propia en Internet (somos la primera cadena hotelera en el mundo que la tiene), canales propios en Youtube, folletos interactivos, etc. El “Escaparate virtual” se completó con una red social que arrancó el pasado mes de julio y ya cuenta con más de 3.000 usuarios registrados. Estas iniciativas están empezando a dar sus frutos y hoy las reservas online superan el 20%”.

La I, la D y la i: disociación de una cadena

Para Juan Antonio Zufiria, en España hemos dado a entender la importancia de la I+D y se han puesto mecanismos, “incluso se ha convencido al sector privado para invertir en I+D”, pero ha fallado la intensidad en el siguiente paso: el salto a la innovación. 

 

“No es suficiente hacer I+D, gastar ‘gasolina’ en eso, sino que esa gasolina tiene que crear tracción. Hay que ver cómo construimos mecanismos que hagan fluir esa I+D en la innovación, lo que tiene que ver con el espíritu emprendedor. No es investigar más, sino hacer algo con el resultado de esa investigación. De hecho, cuando uno mira al nivel mundial, la cadena de la innovación, desde el punto de vista de I+D+i, también se está rompiendo y disociando. Esto quiere decir que una empresa innovadora no necesita ser la dueña de las patentes ni inventarlo todo, sino que éstas pueden estar en cualquier lugar y se pueden traer y utilizar, una vez que se han identificado las posibilidades, y viceversa”. 

Siguiendo con las limitaciones, el presidente del CEG apuntó que “aquella universidad que crea una nueva patente tampoco tiene que estar condicionada a pensar que se la va a ceder a la empresa de al lado, sino que esa patente tiene que estar disponible para cualquier empresa del mundo que la quiera utilizar, y eso dará más beneficio a la organización que ha hecho el I+D, es decir, hay una rotura de la cadena. Cuando decimos ‘pongamos a la empresa pegada a la universidad’, eso facilita, pero crea la idea de que las dos cosas están condicionadas y sólo puede utilizar la innovación de la universidad que está al lado”. 

La idea de mover más deprisa la investigación a la realidad fue motivo de amplio debate por parte de los asistentes del foro. El -como siempre atinado- vicepresidente del Consejo de Seguridad Nuclear, Luis Gámir Casares llamó la atención sobre varios temas. Por un lado: “La I+D no es la causa necesaria de la innovación, la I+D es un producto importable del cual hay que hacer una buena gestión del conocimiento existente para ir directamente a la innovación”. Tal y como explicó Gámir: “Es lógico que un país, cuanto más desarrollado esté, haga más I+D y al final más I+D+i, porque es un producto intensivo en capital humano. Ese dato está contrastado iconométricamente y España está por debajo de lo que le correspondería a su nivel de desarrollo”. 

Por otro, el tema de la productividad de la I+D, considerando las patentes y los artículos científicos. En relación a las primeras, “si a Europa le damos un valor 100, nosotros estamos en el 49; si lo comparamos con la llamada triada (las patentes en Europa, Japón y Estados Unidos) estamos en el 29. Muy por debajo de la productividad de I+D”. Si consideramos los artículos científicos publicados, “y le damos a Europa el valor 100, estamos en 163. Es decir, tenemos un modelo de producción extraño, donde el I se dedica al output, artículos científicos -lo cual a los catedráticos de Universidad nos viene muy bien, pero no sé si le viene tan bien a la sociedad-”.

Asimismo, Gámir hizo hincapié en el porcentaje total de la investigación nacional empresarial “que está claramente por debajo de la media europea y de la norteamericana, pero que es aún mayor si vemos la financiación empresarial de la investigación. La investigación empresarial puede dar lugar a artículos de investigación, sin duda, y la que se hace en la Universidad puede dar lugar a patentes, sin duda, pero menos. La investigación empresarial es más intensiva en patentes y al final en innovación, y la pública es más intensiva en artículos y menos en patentes. De ahí pues, que eso quizás explique algo muy discutible en innovación: el índice sintético que otorga a España el vigésimo lugar de 32 países europeos”. 

Abundando en esta cuestión, para Zufiria “la publicación es la constatación de que lo que hago no tiene valor práctico en el corto plazo, porque si lo tuviese no lo publico. Es decir, estoy investigando en una escala de tiempo más larga sin un beneficio inmediato, más aún, la valoración de la investigación siempre está hecha entre los mismos investigadores, con lo cual es un tema endogámico. Por otro lado, si voy a las empresas privadas (que mi percepción es que están disminuyendo su desarrollo en innovación y sustituyéndolo por adquisiciones), cada vez más dejan que otros hagan el venture capital y, cuando se ha realizado el éxito, como tengo dinero, lo compro. Y esta es una ‘enfermedad’ que padecemos Microsoft, IBM… Es decir, compro porque ya no tengo ideas. Desde el punto de vista de D+i, si la empresa necesita ser competitiva no necesita de su I. Puede comprar las patentes y acceder al conocimiento del mundo. Si no lo hace, también es su culpa, por falta de espíritu emprendedor”.

En este sentido, el secretario general de Innovación, considera que “es muy difícil encontrar puntos de vista ponderados desde dentro y se dan posturas extremas que, incluso a veces, nos polarizan de manera radical”.

Para Hernani, “este Ministerio es una aproximación a la integración entre ciencia e innovación, por eso tiene una Secretaría de Investigación y otra de Innovación. No es cierto que la innovación sea privada y la investigación pública, aunque sí hay correlaciones y un desequilibrio en nuestros indicadores. La estrategia estatal en innovación parte de un diagnóstico expresado en positivo: España está en la novena posición científica mundial, con 52.000 publicaciones y en una posición consolidada. Sin embargo, en cualquier indicador en innovación, estamos por debajo de la posición que nos corresponde por PIB”.

Para reconducir esta situación, “hay un Ministerio que integra ambas partes y que lo primero que ha hecho es crear un ancho de vía común para ordenar la política de innovación e intentar que con esas cinco políticas (financiación, mercados, internacionalización, territorio y personas) y sus indicadores logremos hacer hacer, es decir, conseguir movilizar. Debemos tirar por esta vía e intentar liderar un proceso en el que la innovación comience a evolucionar. El Ministerio es consciente de esta necesidad. La estrategia de ciencia y tecnología pretende recoger, en términos de retos económicos y sociales, lo que España necesita para los próximos 20 años y resolver los aspectos comentados sobre la ineficiencia de la financiación”. (El nuevo modelo de financiación está ampliamente desarrollado en el número anterior).

Sobre el aspecto de la financiación, Manuel Conthe (ex presidente de la CNMV), invitado al Encuentro como actual presidente del Consejo Asesor de Expansión, manifestó al secretario general de Innovación su acuerdo y respaldo por “el enorme acierto del Ministerio y del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) de usar la vía del capital riesgo como palanca para el desarrollo, porque todo lo que es público está bien, pero cuando realmente uno pregunta a inversores extranjeros, o se percata de las diferencias entre Europa y EEUU, se ve clarísimamente que la accesibilidad a capital -que como muy bien se ha dicho, allí se llama venture capital y aquí capital riesgo-, es decisivo. Creo que la exigencia de gente que pone el dinero con ganas de lucrarse es esencial, porque eso ya margina cualquier proyecto disparatado, y es una garantía de realismo y de pragmatismo”. El mismo pragmatismo que reclama para la investigación: “En España, al menos en el mundo de la universidad, el concepto de investigación ha sido demasiado amplio y hay demasiadas investigaciones jurídicas, humanísticas, etc. que no nos van a sacar de la crisis económica. Creo que habría que potenciar y centrar el tiro por la ciencia, especialmente la aplicada –que es la que está más directamente ligada a la innovación-. Si al final incentivamos la publicación, lograremos que haya muchos artículos, aunque carezcan de toda relevancia práctica a efectos económicos”.

Innovación en las pymes

Ignacio García de Vinuesa, alcalde del Ayuntamiento de Alcobendas, mostró su preocupación por las “miles de pequeñas empresas que forman parte del tejido empresarial español” y que, probablemente, desconocen qué es esto de la innovación”. Para García de Vinuesa , “tenemos que traducir la innovación al lenguaje del pequeño empresario”, por ello evidenció al secretario general la necesidad de hacer campañas de sensibilización y de adecuación del mensaje.

Partícipe de la sensibilidad de una economía española fundamentada en pymes, como también lo es la europea, en palabras de Juan Tomás Hernani, “uno de los indicadores de la estrategia estatal de innovación es conseguir que haya el doble de pymes (actualmente tenemos 36.000) que estén dentro de la actividad innovadora. El objetivo es duplicar la cifra para 2015 (me estoy refiriendo al colectivo de 200.000 pymes con más de 10 trabajadores, porque también tenemos una capacidad mínima de actuación)”. 

A día de hoy, el 55% de la actividad del CDTI se destina a la pequeña y mediana empresa, y aproximadamente la mitad son nuevos clientes. La clave está, según el secretario general de Innovación, en desarrollar una política armónica y maximizar las oportunidades y, para ello, hay que conectar: “Por eso, nuestro proyecto de capital tiene un ingrediente clave que es la participación de las empresas tractoras. No queremos el dinero de Iberdrola, queremos la participación de Iberdrola en el proyecto, porque si hay una empresa de algas que necesita un millón de euros y ese socio es una de las eléctricas más grandes del país, esa empresa tendrá la vida mucho más fácil, incluso mucho más que si consigue un crédito o un capital del Ministerio para poder desarrollarse”. 

Con relación a la adecuación del mensaje, Hernani constató que el Ministerio trabaja en ello: “Cuando decimos ‘no tenemos tiempo de explicarle a una pyme en qué consiste esto de la convocatoria de CDTI, la innovación tecnológica o el programa marco’, le proponemos que forme a su gente, que elija una persona que recibirá un máster en el que nosotros le formamos, le damos un crédito del coste de tres años y, a cambio, ponga a bordo a esa persona y deje que empiece a generar un cambio cultural. Por eso trabajamos desde ese quinto eje de las personas”.

Igualmente, para un entorno municipal o autonómico, Hernani sostiene la efectividad de las autoridades competentes, “mucho más cercanas al problema de esa pyme de barrio, donde el Gobierno podrá hacer una legislación, pero no mucho más”. En ese sentido, “nuestro papel directo hacia las pymes sólo lo es para determinadas actuaciones. Para el resto tenemos, por ejemplo con la Comunidad de Madrid, un convenio con el que financiamos con 80 millones actuaciones que hace la Comunidad a los municipios para favorecer la innovación. Es importante definir dónde estamos cada uno, cuál es nuestra capacidad de acción y ser conscientes de que hay muy poco tiempo, dinero y recursos humanos; de modo que tenemos que emplearlos conectados. Ésa es la clave”.

La imagen de la innovación

La imagen y promoción de la innovación es otro de los temas que preocupa al Ministerio y sobre el que trabaja activamente, con el objetivo de “acercar a los ciudadanos las agendas de innovación que hay que generar en un conjunto de sectores. Nuestro punto de vista tiene que estar más centrado en el usuario y ver qué es capaz de entender y recibir de lo que nosotros hacemos, para ir ablandando esa percepción de la innovación”, aclara Hernani.

Otra de las iniciativas del Ministerio de Ciencia e Innovación ha sido la reciente creación del Club Neotec, cuyo objetivo es apoyar la puesta en marcha y consolidación de nuevas empresas de base tecnológica en España. “Se trata de crear una comunidad con este club de emprendedores, que ha podido montar una empresa con la ayuda del Ministerio, y que compartan experiencias y transmitan al exterior sus historias de éxito. Una vez más, la clave es conectar”.

En esta labor de difusión, para el secretario general de Innovación, asociaciones como el Club Excelencia en Gestión “son de vital ayuda. Hay un tema muy concreto que es impulsar la gestión de la innovación con un sistema de calidad, y de eso el CEG sabe más que nadie. Una de las asignaturas pendientes es que las consultoras que están en calidad incorporen la actividad de innovación -que nosotros podemos apoyar cuando entren en los proyectos que financiamos-, y que nos vayamos sintiendo cada vez más confiados en poder exigir ese sello de la innovación que demuestra el comportamiento sostenible”.


Publicado en Executive Excellence nº75 nov10

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