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Cualidades del directivo ante la Cuarta Revolución Industrial

26 de Noviembre de 2018//
(Tiempo estimado: 3 - 5 minutos)

Para Isidro Fainé, presidente de la Fundación CEDE y la Fundación Bancaria “la Caixa”, el factor humano será el elemento diferenciador en la era digital. Por eso, recomendó a los directivos presentes en el XVII Congreso Anual de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) apoyarse en los valores tradicionales para afrontar con éxito la Cuarta Revolución Industrial.

Amenazas que acechan a la empresa

Las nuevas tecnologías están influyendo poderosamente en todos los ámbitos de la vida, pero más allá de esta realidad existen otras fuerzas transformadoras que también debemos tener presentes en nuestra función directiva. Algunas de ellas son: 

La transición demográfica, caracterizada por la desaceleración, e incluso descenso de la población, y el envejecimiento de la misma. La economía de los países desarrollados, afectará al crecimiento del PIB, al mercado de trabajo y a las pensiones.

Aplicación de políticas cortoplacistas que pueden ser contraproducentes a medio plazo, como por ejemplo: las políticas fiscales excesivamente expansivas, las prácticas comerciales proteccionistas, las restricciones indiscriminadas a la movilidad de las personas o algunas regulaciones sectoriales que no tienen en cuenta las necesidades competitivas de las empresas.

Además, en el entramado del sistema económico hay varios elementos de riesgo, capaces también de alterar el entorno en el que se mueven nuestras empresas. Es el caso de la desigualdad en la distribución de la renta, que sigue aumentando en los países desarrollados.

La inflación y los tipos de interés empiezan a dar señales de aumento en países como EE.UU. Si se produjeran subidas rápidas de estos niveles, estaríamos ante un cambio de escenario muy destacable, porque se pondría fin a más de cuatro décadas de tendencia bajista en ambas variables. Es un riesgo que debemos vigilar, porque el impacto negativo sobre la economía podría ser intenso, dado que los niveles de deuda, pública y privada, son muy elevados desde el punto de vista internacional, y en España encontraría un terreno propicio para la inestabilidad financiera.

Nos adentramos en una etapa de grandes movimientos tectónicos, y me gustaría compartir algunas reflexiones sobre las cualidades y comportamientos que, en mi opinión, debería tener el directivo ante esta avalancha de transformaciones.

Empezaré refiriéndome al optimismo, que debe estar sustentado de manera realista en nuestras capacidades, en las de nuestro equipo, y en una permanente disposición hacia la cultura del esfuerzo. Esto es lo que lleva a afrontar el cambio como una gran oportunidad, y no sólo como una amenaza. El futuro pertenece a aquellos que saben aprovechar las oportunidades antes que los demás.

En la era digital que nos aguarda, el factor humano será más que nunca, el elemento diferenciador. Hay aspectos que la Inteligencia Artificial nunca podrá replicar. Por mucha capacidad que lleguen a tener los ordenadores, seguirá siendo imprescindible: priorizar, contextualizar, empatizar y salvar con inteligencia emocional las situaciones complicadas que nos presenta el día a día. La responsabilidad del buen directivo será la de sumar inteligencias humanas y artificiales.

Para avanzar con paso firme en el camino hacia el futuro tecnológico, el directivo no puede olvidar lo que yo denomino la “maleta de los valores”. Debemos conservar valores tradicionales básicos, como son: la cultura del esfuerzo; la convicción del trabajo en equipo; el compromiso; la fiabilidad de la palabra; la lealtad; la solidaridad y la ética, que nos ayudarán a afrontar con inteligencia esta Cuarta Revolución Industrial.

El liderazgo es una mezcla de ciencia y arte, que puede desempeñarse con estilos muy diversos, en función de las circunstancias en que se encuentra la empresa en cada momento. Pero alcanzar la excelencia en el liderazgo no depende tanto de los rasgos innatos del directivo, como de las cualidades que este cultiva a lo largo del tiempo.

En una primera aproximación, esta Cuarta Revolución Industrial podrá suponer una creciente automatización que conlleve aumentos de la productividad y descenso de costes, así como otros desarrollos complementarios. Pero estas realidades se integran, además, en un cambio generalizado en favor de la digitalización de todo tipo de actividades, lo que facilitará y estimulará nuevas relaciones sociales, nuevas ofertas de ocio y nuevas maneras de gestionar. Por ello, todo esto exigirá también la mejor definición y regulación de los nuevos derechos digitales de ciudadanos, empresas e instituciones que permitan una convivencia inclusiva, equitativa y respetuosa con la dignidad de cada persona.

A la vista de todo ello es evidente que vuestra acción directiva tiene que seguir haciéndose cargo de cuáles son los nuevos horizontes en toda su complejidad y globalidad. Por tanto, vais a seguir necesitando esa ilusión y ese espíritu que os anime a continuar liderando el mañana en medio de incertidumbres e inseguridades, sin perder en ningún momento la esperanza que da el saber que cualquier dificultad encierra más ventajas que amenazas.

Sin duda, los desafíos del presente requieren estar abiertos a nuevas ideas. Sólo así, y contando con vuestras habilidades y actitudes, será posible lograr que la actividad empresarial y vuestra labor directiva contribuyan cada vez más a crear empleo y recursos para una mayor equidad y calidad social. 


Isidro Fainé, presidente de la Fundación CEDE y la Fundación Bancaria “la Caixa”. 

Texto publicado en Executive Excellence nº153 noviembre 2018.