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Atención Primaria: los cimientos de la Medicina

26 de Abril de 2017//
(Tiempo estimado: 8 - 16 minutos)

Con 44 años de historia, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) es la sociedad decana de la Medicina de Familia en España. Actualmente cuenta con más de 10.000 socios, y dada la consideración que tienen los profesionales más jóvenes dentro de la Sociedad, muchos de ellos son médicos residentes. Desde febrero de 2012, SEMERGEN está presidida por el Dr. José Luis Llisterri, médico de Familia de origen valenciano y como no podía ser de otra manera, experto cocinero del plato estrella de su Comunidad: las paellas.

Apasionado y conocedor de la profesión desde la infancia –su padre y su abuelo fueron médicos de cabecera–, está convencido de que “la Medicina de Familia hay que mamarla en la universidad”. Desde SEMERGEN, trabajan con el Ministerio para que “sea asignatura obligatoria en toda la carrera de Medicina, además de ser impartida por médicos de Familia. La gran mayoría de los licenciados en Medicina optarán a plazas de Atención Primaria, especialidad a la que, por falta de información y formación, no siempre se le da la importancia que debería tener”.

La actividad de la Sociedad es intensa en muchas áreas. Una de ellas: la atención al paciente crónico. “Desde 2013, somos la única Sociedad en España que hacemos un congreso para pacientes y por pacientes, los cuales se sienten muy satisfechos de participar con los médicos. Les damos todo el protagonismo que se merecen y son ellos quienes diseñan el programa científico e intervienen en las ponencias”. Llisterri destaca que la atención a la cronicidad “es una cuestión que depende fundamentalmente de la formación del médico de Familia”, e identifica a la HBP (Hiperplasia Benigna de Próstata) como una enfermedad paradigma de la cronicidad.

A pesar de ser la enfermedad más frecuente de la próstata (afecta aproximadamente al 50% de los varones entre 50 y 60 años), muchos asumen los primeros síntomas como signos propios de la edad. Para sensibilizar sobre la HBP, GSK continúa promoviendo la iniciativa “La próstata sí importa” (www.laprostatasiimporta.com), iniciada en 2016. 

Charlamos con el Dr. Llisterri en la sede de SEMERGEN en Madrid, para conocer la realidad de esta enfermedad desde la Atención Primaria.

EXECUTIVE EXCELLENCE: A pesar de ser una enfermedad prevalente, son pocos los varones que saben que la HBP puede tratarse con consejos de salud en los estadios iniciales. ¿Qué papel juega el médico de Familia para ganarse la confianza de este tipo de paciente, reticente a visitarle ante los primeros síntomas? ¿Puede diagnosticarse en Atención Primaria o hay que derivar al urólogo? 

JOSÉ LUIS LLISTERRI: El médico de Familia juega un papel primordial y debe asumir el protagonismo que le corresponde en el diagnóstico precoz y tratamiento de la enfermedad. 

La HPB es una enfermedad que, aunque puede tener consecuencias graves, muchas pueden evitarse si se diagnostica bien y de manera precoz por el médico de Atención Primaria. La HBP, aunque tiene un cierto componente genético y aparece con una prevalencia muy importante en los varones, es una enfermedad que no considera cuestiones sanitarias o sociales, pudiendo afectar a grandes directivos, a empleados o a personas de cualquier nivel socio-cultural. 

Para su correcto diagnóstico y tratamiento, el médico de Familia tiene que estar bien formado. El proceso de formación para que desde Atención Primaria se puedan tomar decisiones compartidas con los especialistas –en este caso del área de Urología– facilita la integración de la asistencia y, sobre todo, la continuidad asistencial. Es decir, el médico de Familia, ante un paciente de 50 o 60 años que presenta síntomas urinarios leves o graves, debe hacer una serie de pruebas sencillas con las que poder tener un diagnóstico razonablemente certero e iniciar el tratamiento. Además, en algunas CC.AA. los médicos de Atención Primaria tienen la posibilidad de acceder a pruebas de imagen –como la ecografía, que es una prueba complementaria indispensable– para complementar el diagnóstico.

Una vez diagnosticado con las herramientas que tenemos a nuestro alcance, el médico especialista de Familia puede tratar y seguir al paciente y cuando estime oportuno –bien porque la evolución no sea favorable o bien porque el tratamiento no sea efectivo–, derivar al urólogo. 

E.E.: A veces las enfermedades crónicas evolucionan de manera tan lenta, que tendemos a asimilar la sintomatología inicial con normalidad, y al final se acaba produciendo un cierto ocultamiento social del problema. ¿Qué importancia tiene concienciar de la evolución de la enfermedad?

J.L.Ll.: La sensibilización de los dos colectivos afectados –tanto del médico que ha de diagnosticar, como del paciente ante la aparición de síntomas leves o moderados– es clave; es más, creo que el médico de Familia es determinante en relación al devenir de los pacientes con HBP en nuestro país. No podemos obviar que España tiene una elevada expectativa de vida (83 años de media, solamente superados en Europa por Suiza, y a nivel internacional por Japón y Singapur). Esto ocasiona que aparezca la enfermedad crónica, una de ellas la HBP. Un paciente anciano con 80 años tiene un 80% de posibilidades de padecerla. Estamos frente a una patología cuya frecuencia aumenta con la esperanza de vida. Por lo tanto, es fundamental la sensibilización del médico y también de los pacientes ante una enfermedad que es muy frecuente. 

Es habitual que muchos pacientes por pudor, por falta de información sanitaria, o por pensar que es un proceso asociado a la edad, no consideren que es una enfermedad perfectamente tratable. Es importante dejar claro que la HBP, bien diagnosticada, es fácil de controlar, porque el avance en tratamientos muy eficaces que permiten neutralizar la evolución de la enfermedad ha sido espectacular. El médico de Atención Primaria tiene herramientas para optimizar el manejo de la HBP. 

Cuando empecé a ejercer la medicina rural recuerdo que las retenciones agudas de orina eran muy frecuentes y se resolvían sondando, hasta que llegó la cirugía en los años 85-90, y se avanzó muchísimo. Actualmente, puedo afirmar que las retenciones agudas de orina en nuestro medio son infrecuentes. Es más, desde hace cuatro o cinco años, yo no he visto ningún episodio de retención aguda de orina. Por eso, la sensibilización social y la necesaria consulta ante síntomas del aparato urinario es crucial para el diagnóstico y tratamiento correctos.

E.E.: En esa tarea de concienciación, ¿cuánto contribuye la industria farmacéutica? ¿Está suficientemente reconocido su trabajo por la innovación y la mejora de la calidad de vida de los pacientes?

J.L.Ll.: El papel de la industria farmacéutica en la formación continuada en este país ha sido, y sigue siendo, esencial. Es cierto que las relaciones entre facultativos, sociedades científicas e industria han pasado por vaivenes muy complicados desde hace años y que han merecido críticas diversas. Sin embargo, creo que los nuevos códigos de buenas prácticas de Farmaindustria han propiciado una regulación de la relación que va a facilitar muchísimo la transparencia y credibilidad en la necesaria interrelación entre cualquier médico y la industria farmacéutica. SEMERGEN apuesta por esta nueva relación y reconoce el papel de Farmaindustria en la formación e investigación. Para ello exigimos el máximo respeto a las normas éticas que emanan del Código de Buenas Prácticas. 

Es decir, considero legítimo y necesario que la industria divulgue sus nuevos hallazgos a los médicos, a los pacientes y a la opinión pública; y defiendo su participación en congresos, jornadas, cursos y talleres desde el punto de vista de la investigación y la formación, pero no es aceptable la presión comercial que se sigue viendo en algunas áreas y que deslegitima la hoja de ruta que muchos laboratorios han establecido dentro de la industria farmacéutica en España.

E.E.: En mayo de 2015, SEMERGEN elaboraba junto con otras tres sociedades científicas, el documento “Criterios de derivación de HBP para AP 3.0”. ¿En qué consiste esta colaboración y qué aporta al médico de Familia y al paciente? 

J.L.Ll.: Es el paradigma de la coordinación entre niveles asistenciales. Con estos protocolos, en los que estamos trabajando desde 2008, conseguimos optimizar los criterios de diagnóstico y tratamiento, y actualizar periódicamente las innovaciones. En el campo de la próstata, como en otros, aparecen frecuentemente nuevas publicaciones que informan de mejoras en el ámbito del diagnóstico, terapéutico y de seguimiento; y las sociedades científicas debemos informar de ellas a los médicos para, posteriormente, trasladárselas a los pacientes. 

Creo que estos criterios han sido muy bien recibidos y han aportado muchísima formación al especialista de Atención Primaria en España –incluso me atrevería a decir que han beneficiado al diagnóstico precoz de los muchos pacientes con HBP–. Por eso, debemos agradecer el esfuerzo que se ha realizado por parte de GSK en este sentido, y esperamos seguir trabajando en el futuro en acciones como esta que, además de transparentes, independientes y absolutamente formativas, están avaladas y amparadas por sociedades científicas.

E.E.: ¿Está preparado nuestro sistema sanitario –y concretamente la Atención Primaria– para dar el soporte necesario a los pacientes crónicos? ¿Qué carencias existen todavía?

J.L.Ll.: El modelo de atención a la cronicidad implica cambios muy importantes en las políticas sanitarias y en la organización de la asistencia. Hay que pasar de un modelo de atención a los agudos, que tienen que ir a los hospitales para intervenciones, a un modelo de atención al crónico, al paciente pluripatológico, añoso, que vive en su casa y que solo tendría que ir al hospital en casos muy puntuales. Diría que hay que vaciar los hospitales de pacientes crónicos, y probablemente vaciar los centros de salud de pacientes sanos.

Hoy muchos pacientes acuden a urgencias del hospital con patologías banales, como un simple dolor lumbar o de muelas; y esto el sistema no lo va a soportar. Este tipo de pacientes se deben atender en primera instancia en su ámbito natural, en su domicilio, o en el centro de salud. Muchos ciudadanos ignoran que hay Atención Primaria de urgencias 24 horas al día. 

Para atender correctamente al paciente crónico hace falta formación del médico de Familia, recursos y políticas comprometidas con la necesidad de cambiar el modelo de atención sanitaria. 

Tenemos que volver a una medicina humanizada, donde el paciente sea atendido donde más le convenga. Hay que recuperar la parte humanística de la asistencia que se prestaba hace 30 años en el domicilio y en las consultas. Por ejemplo, es injusto y triste que un paciente muera en un hospital conectado a decenas de aparatos sin poder estar con su familia en el momento del exitus. 

Parte de responsabilidad la tenemos los propios médicos, pero también la sociedad, y sobre todo los políticos, porque hemos tenido un sistema de Atención Primaria y de atención de salud ejemplarizante hasta hace cuatro años, cuando comenzaron los recortes. Los políticos desconocen que hoy los médicos de Familia solventamos prácticamente el 90% de las consultas y que por eso es necesario incrementar el presupuesto económico destinado a la Atención Primaria, para que podamos ser más resolutivos. Así podremos realizar más pruebas complementarias, sin tener que derivar al especialista.

Por ejemplo, ante un paciente con síntomas de HBP, tenemos que mandarle al urólogo para que este pueda pedirle una ecografía de próstata, haciendo que transcurran varios meses, generando que el paciente y el médico pasen ese tiempo con incertidumbre. Igual que el médico de Familia puede pedir una analítica, un electrocardiograma o una placa de tórax debería poder pedir una ecografía, para que determine si está dentro de la normalidad o hay que derivar al urólogo. No hacerlo así da como resultado la famosa lista de espera de pruebas complementarias. 

E.E.: Contaba el Dr. Valentín Fuster que parte de los costes asociados a la longevidad podrían resolverse mediante el acceso a pruebas, cuyos costes hoy se están reduciendo cada vez más gracias a la innovación tecnológica. ¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a los médicos de cabecera?

J.L.Ll.: Las nuevas tecnologías han llegado para quedarse tanto a nivel del ámbito especializado del hospital como de la Atención Primaria. Son una herramienta de soporte fundamental, pero hay que considerar que aún tenemos grandes déficits en este país que impiden que algunas TICs se implementen de manera universal y homogénea. Hay experiencias en enfermos crónicos, especialmente en las enfermedades más preocupantes desde el punto de vista de la evolución (bronquitis crónica, insuficiencia cardiaca, diabetes y artrosis), pues son muy invalidantes, donde no ha habido éxito en la implantación de ciertas TICs. Es verdad que también hay otras positivas en Cataluña y País Vasco, sobre todo en el ámbito de la diabetes.

Actualmente, en Atención Primaria, estamos utilizando cada vez más el teléfono tradicional para descongestionar las consultas, facilitar la asistencia a un determinado paciente limitado en sus condiciones psicofísicas para trasladarse, o incluso evitar que el médico se desplace al domicilio, pues estamos atendiendo a una población pluripatológica, de elevada edad. Hay experiencias muy positivas con la consulta telefónica a demanda, también hemos intentado otras con móviles y tablets, y ahora estamos probando la interacción médico de Familia–paciente a través de la televisión, donde la pantalla muestra avisos sobre la medicación a tomar u otros recordatorios al paciente. No podemos olvidar que en nuestros pueblos todavía hay personas analfabetas que necesitan recursos mucho más sencillos o la ayuda de un cuidador. Pero, sin duda, las nuevas tecnologías son un aliado del médico en el control de la enfermedad crónica. 

E.E.: ¿Se ha perdido la humanización de la medicina por la fascinación tecnológica?

J.L.Ll.: Se ha deshumanizado porque ha habido una tendencia a lo que yo llamo “la medicina por compartimentos estancos”. Hemos pasado de un especialista en aparato digestivo que cubría todo, a un micro-especialista. Esto ha llevado a una fragmentación del sistema en la atención al paciente.

Hay datos en España donde pacientes con enfermedades crónicas en torno a los 80 años están siendo manejados por una docena de especialistas. Eso produce una reacción, sobre todo en los denominados aspectos terapéuticos de la medicación; es decir, no hay coordinación entre niveles para una necesaria conciliación de la medicación. Olvidamos que estamos tratando con personas, no con enfermos, que tienen unas condiciones socio-sanitarias, diferentes y que conoce el médico de Familia, que es quien debe de integrar toda la información que recibe de los especialistas. 

Necesitamos volver a una medicina más humana, personal, de trato directo con el paciente, de retorno a la atención en el ámbito domiciliario y familiar; y neutralizar los efectos producidos por la frecuente hospitalización ante cualquier proceso, incluso banal.

E.E.: Al igual que en el entorno empresarial los procesos de mentoring son claves para el crecimiento profesional de los jóvenes, en el entorno sanitario sucede lo mismo con el médico de Familia-tutor y los residentes. ¿Cómo es esta labor? ¿Está suficientemente reconocida? 

J.L.Ll.: Yo soy tutor de Familia desde hace muchos años. Creo que esas relaciones de consultoría, tutorización o asesoramiento, donde aprendemos los unos de los otros, son muy positivas. 

Trasladando el mentoring a la medicina de Familia, el tutor sería un experto que lleva muchos años trabajando en Atención Primaria y que puede enseñar al residente las ventajas, inconvenientes, defectos y vicisitudes de la medicina de Familia, porque al final muchos residentes, si no tienen un buen tutor, cambian de especialidad. El tutor tiene que esforzarse porque haya una buena enseñanza, una buena doctrina, con la que hacer ver al residente que su salida profesional es la medicina de Familia. 

Más allá de los problemas a nivel de formación, la falta de presupuesto e inversión, o la necesidad de más plazas para Atención Primaria, la realidad es que no hay un reconocimiento del tutor de Familia. No pedimos un reconocimiento económico, sino científico, profesional; es decir, aquellos que somos tutores de Familia deberíamos tener derecho a asistir a congresos y jornadas con nuestros residentes para que aprendan y se formen. Sin embargo, tenemos los mismos días de formación que un médico no tutor, esto es, 6 días al año. Como consecuencia, tenemos que dedicar tiempo propio a la investigación, la docencia, la búsqueda de artículos, la asistencia a sesiones clínicas, etc. Quizás por eso existe un cierto desasosiego, y muchos médicos no desean ser tutores. 

E.E.: ¿Cuáles son los proyectos más destacables que SEMERGEN está desarrollando?

J.L.Ll.: Estamos trabajando mucho, y es un objetivo clave, en la necesaria evaluación de competencias para la recertificación del médico de Familia. No se puede aceptar que un profesional sanitario que ha estado 20 años apartado del servicio por diferentes motivos, se incorpore y vea pacientes al día siguiente del cambio de status. Exigimos que, durante toda la trayectoria, los médicos reevaluemos periódicamente nuestras competencias para demostrar que podemos seguir ejerciendo la profesión, como ya se hace en Canadá, EE.UU., Inglaterra, Nueva Zelanda o Australia. Es un compromiso ético y social de los médicos.

De hecho, hay una directriz europea de 2013 que obliga a trasponer en España la necesaria evaluación de competencias vinculado a la recertificación. SEMERGEN es la única Sociedad con una herramienta adecuada y testada para la evaluación de las competencias. Ya estamos firmando acuerdos con colegios de médicos de toda España para que los médicos puedan incorporarse al desarrollo profesional continuo (DPC) de SEMERGEN y así detectar las carencias formativas, en caso de tenerlas.

Como sociedad científica, el ámbito que más nos enorgullece es el de la investigación. Presumimos de promover el mayor estudio de cohortes realizado en España de morbilidad cardiovascular, que está enrolando 5.500 pacientes y que llegará a 7.000. Es el estudio IBERICAN que investiga cuánta gente padece una enfermedad importante (hipertensión, diabetes, infarto de miocardio, ictus…), y, sobre todo, de qué se fallece en este país, en la cohorte de 7.000 pacientes. Llevamos cuatro años de trabajo y finalizaremos a finales de 2018.

También tenemos datos de investigación en el campo de la fragilidad del anciano. La valoración de la prevalencia y características clínicas y socio-sanitarias del anciano frágil, asistido en Atención Primaria, es un tema que nos preocupa. Hemos hecho ya un estudio, a punto de publicarse, el PYCAF-1, y estamos en marcha con el segundo (PYCAF-2), que pretende ver cómo evolucionan los pacientes frágiles tras un año de seguimiento. 

Además, tenemos la página www.pacientessemergen.es, que contrarresta la “infoxicación del Dr. Google”, donde tres profesionales médicos dan respuesta a consultas puntuales en 48 horas. Es una web segura, acreditada y amparada desde una sociedad científica.

Otro motivo de orgullo es SEMERGEN Solidaria. Es nuestro compromiso con la cooperación nacional e internacional y, sobre todo, con la ayuda al desfavorecido, a la población vulnerable. Durante este año, vamos a desarrollar un programa de formación, a profesionales sanitarios sobre el diagnóstico, tratamiento y prevención del maltrato al anciano; y vamos a realizar una investigación para comprobar cómo está en España el maltrato al anciano.


 

Entrevista con el Dr. José Luis Llisterri Caro, presidente de SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria) y médico de Familia en el Centro de Salud Ingeniero Joaquín Benlloch (Valencia).

Publicada en Executive Excellence nº138 abril 2017.

Fotos de Eduardo Serrano.