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Los sustitutos. ¿Hablamos de realidad?

(Tiempo estimado: 2 - 4 minutos)

Recientemente se ha proyectado en el cine la película “Los Sustitutos” (The Surrogates), protagonizada por Bruce Willis y ambientada en un hipotético año 2017, en el que la tecnología ha avanzado lo suficiente como para permitir a los humanos tener robots a su imagen, pero más perfectos y estéticos, controlados mentalmente por sus dueños desde la seguridad de sus casas. Un mundo ideal en el que los humanos salen cada día a la calle a través de sus robots para vivir una vida sin dolor, miedo ni sus consecuencias.

Obviamente hablamos de una película de ciencia ficción, pero ¿qué hay de verdad en todo esto? ¿Pueden o podrán los robots sustituir nuestra presencia? ¿Es o será realmente necesario? ¿Qué impacto socio-económico tendrá?

Es posible, real y necesario, pero yo haría una última pregunta: ¿Qué o quién está potenciando este movimiento?

En los años 80 y 90 las empresas gastaban millonadas en viajes para tener reuniones de trabajo, muchos de ellos a veces difíciles de justificar. La bajada de los costes de comunicación y la mejora de su eficiencia fueron permitiendo mantener una comunicación cada vez más estrecha entre las personas: el teléfono móvil, el correo electrónico, la mensajería instantánea, las tarifas planas de telefonía y ADSL, la comunicación de voz vía internet y la videoconferencia fueron apareciendo como avances insólitos capaces de salvar las distancias y reducir los costes operativos de una empresa.

Tengo un hermano que se trasladó hace un año con su mujer y sus dos hijos pequeños a Brasil por motivos de trabajo. Tanto él como toda su familia son parte importante de mi vida. En otros tiempos una carta o una llamada esporádica hubieran sido nuestros únicos medios de comunicación. Hoy tengo la posibilidad de mantener videoconferencias gratuitas desde mi ordenador y ver cómo crecen mis sobrinos. La sensación de cercanía es impresionante. Pero ¿no sería aún mejor estar de algún modo allí cuando quisiera?

Estamos en un mundo global de más de 40.000km de perímetro y seamos realistas, mover nuestro cuerpo físicamente de un lugar a otro tiene hoy por hoy desventajas y barreras: tiempo, coste, jetlags, riesgos de accidente, incomodidades... En muchos casos estas barreras nos impiden asistir a reuniones, congresos, ferias, o simplemente visitar a nuestro hermano en Brasil. Es la propia actividad de las empresas, la actividad de cada uno de nosotros la que está pidiendo que la tecnología avance y nos dé la posibilidad de utilizar medios a través de los cuales ver, oír, hablar, movernos y, si es posible, sentir en la distancia.

Pensemos en la cuestión de las ferias comerciales internacionales. ¿No sería acaso interesante poder disponer como un servicio de la propia feria, de una serie de robots de alquiler por horas a los que conectarnos desde el ordenador y así poder asistir, ver los productos, hablar con los fabricantes, e incluso llegar a preacuerdos comerciales con ellos sin movernos de la oficina o de casa? No estamos hablando de ciencia ficción. Ya existen unas cuantas empresas, como AnyBots Inc. o RoboDynamics Corporation, ambas de California, que ofertan robots de telepresencia que, conectados por Wifi a Internet, pueden ser controlados desde un ordenador en cualquier parte del mundo. Ya hoy podemos usar un robot de este tipo para asistir a las reuniones, movernos por un edificio, subir y bajar en ascensor, ir de un departamento a otro, asistir a una feria o congreso, participar en una conferencia incluso haciendo preguntas al ponente, o simplemente echar un vistazo por la casa para ver que todo está en orden, desde la lejanía y tranquilidad de una isla del Pacífico.

Aún están lejos de ser como los robots de la película de ficción, pero ya permiten ver, oír, hablar, moverse desde la distancia y muy pronto tendrán brazos y sentido del tacto.

Nuestro cuerpo cada vez más podrá llegar donde llegue Internet.


Alejandro Alonso Puig, presidente de Quark Robotics