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Sami Naïr: diversidad e inmigración

(Tiempo estimado: 3 - 6 minutos)
Sami Naïr

Sami Naïr nace en Tlemcen, Argelia, 1946. Doctor en Filosofía Política (1973) y en Letras y Ciencias Humanas (1979) por la Sorbona, este filósofo y sociólogo francés es una de las voces destacadas del progresismo europeo. Crítico con el modelo de "occidentalización" del mundo, nos ofrece una visión muy interesante del problema migratorio.

Ha desempeñado sus labores como suplente de la Delegación para las Relaciones con los Países del Mashreq y los Estados del Golfo, asesor en el Ministerio del Interior francés (1997-1998), delegado interministerial para el co-desarrollo (1998-1999). Como parlamentario europeo ha sido miembro de la Comisiones de: AAEE, Derechos Humanos, Seguridad Común y Política de Defensa entre otras. Dirigió con Simone de Beauvoir, la revista Les Temps Modernes. Ha publicado, entre otras obras: "Lucien Goldman ou la dialectique de la totalité", (1973). "Machiavel et Marx: du fétichisme du pouvoir à la passion du social", (1984). "L'immigration expliquée à ma fille", Le Seuil (1999). "El peaje de la vida", El País-Aguilar (2000). En la actualidad imparte clases de Ciencias Políticas en la Universidad de París VIII y la Universidad Carlos III de Getafe y es ponente de Thinking Heads.

Orador apasionado, sus ideas y pensamientos fluyen a toda velocidad, como si le faltara el tiempo. Acostumbrado a la “pelea” dialéctica, salta de un tema a otro explicando las causas, orígenes y consecuencias, para apoyar sus razonamientos.

Federico Fzd- Santos: Usted ha dicho: “Tengo claro, como filósofo, que no debemos resignarnos ante lo que se nos avecina. Lo único que puede salvar al futuro es apostar por la diversidad y Europa juega un papel determinante en esta situación”. ¿Cómo se debe gestionar esta diversidad?

Sami Naïr: La diversidad ha de ser gestionada a varios niveles. A nivel económico, necesitamos poner en marcha políticas de desarrollo, sobre todo en los 16 países que tienen en común el euro, haciendo de él una moneda de exportación, transformando a Europa en un competidor real de los grandes polos económicos actuales: EEUU, China e India. Con un euro débil responderemos a la realidad del sistema comercial mundial, no a los intereses de las multinacionales en Europa, interesadas en un Euro fuerte.

La diversidad ha de ser gestionada a varios nivelesFrente a los países de la ampliación necesitamos una política de “segundo círculo”, para que se  integren dentro de unos 10 años, ayudándoles a desarrollarse o desarrollando polos de desarrollo conjuntos. La concepción según la cual se puede integrar a Rumanía como se integró a España en el 86 es una locura. Lo que demos a Rumanía, se lo quitaremos a España, cosa  harto injusta para quien puso hace 20 años su mercado al servicio de la UE. Fortaleciendo a quienes ya están dentro haremos subir el nivel de desarrollo económico. Sólo se podrá crear un auténtico mercado Europeo con una tarifa exterior, la cual fue destrozada en el tratado de Maastrich.

F.F.S..: ¿No es eso una política proteccionista?

S.N.: Sí, pero la necesitamos. Europa hoy es un área de servicios para el resto del mundo y no podemos competir con los EEUU. Europa necesita una auténtica política de investigación, común, por supuesto, y con un presupuesto gestionado desde Bruselas. Es economía de escala. La política actual es de competencias, tendiente a favorecer la competencia entre multinacionales y entre países. Resulta necesaria una política de crecimiento económico con proyectos de futuro, controlada por un Banco Central Europeo que tenga en sus estatutos el objetivo del crecimiento económico y del empleo como modelo de civilización europeo. Si no lo hacemos, tendremos más rechazos y fomentando el auge del nacionalismo.Resulta necesaria una política de crecimiento económico con proyectos de futuro, controlada por un Banco Central Europeo que tenga en sus estatutos el objetivo del crecimiento económico y del empleo como modelo de civilización europeo. Si no lo hacemos, tendremos más rechazos y fomentando el auge del nacionalismo

El tratado de la constitución europea es inadecuado. Necesitamos un texto corto que defina las competencias de la Comunidad y que deje a los países actuar en los sectores libres. Europa no es una nación sino un conjunto de naciones y no podemos meter a todos en el mismo corsé. Por ejemplo, la constitución plantea el derecho al divorcio, pero necesitamos una constitución para saber esto.  En España se sabe mucho de esto, ya que hay una constitución y comunidades que quieren la suya propia, con los problemas que esto genera. Basta ampliar esta situación a nivel internacional para darse cuenta de los problemas que acarreará. Se necesita un tratado breve con un verdadero sistema político. Yo estoy a favor de un presidente europeo cada 3 años y que pueda plantear las grandes orientaciones comunes allí donde sea posible. También habría que definir nuestro modelo de orientación social y cultural. 

F.F.S.: Como uno de los mayores especialistas dentro de la inmigración, ¿Cuál debería ser la política europea en esta área? ¿Es un problema único o existen flujos migratorios más preocupantes que el de África hacia Europa?

S.N.: Europa ha de tener una política de inmigración común basada en los intereses de cada país. Parece que es una fórmula contradictoria pero cada país tiene necesidades diferentes. España la necesita, pero no puede acogerla toda; y además necesita más de la inmigración latinoamericana. 

Para debilitar la presión migratoria asiática y africana (las dos presiones más fuertes,) hay que aumentar el nivel de visados, permitiéndose flujos migratorios temporales. Los inmigrantes no quieren quedarse para siempre y hay que permitir a las personas ir y venir. Europa ha de tener una política de inmigración común basada en los intereses de cada país. Parece que es una fórmula contradictoria pero cada país tiene necesidades diferentes

En España, y respecto de los marroquíes, existen dos soluciones. O seguir la política de cierre de las fronteras (con el problema del reagrupamiento familiar), o permitirle al trabajador que pueda ir y venir, creando las condiciones para que su familia se quede en su país. Es el co-desarrollo.

Respecto de otros flujos, la cuenca migratoria de Asia es inmensa, y no sólo la China sino sobre todo la India. Dentro de unos 10 años la población india superará a la china. En 2025 podrían llegar a dos billones de habitantes. Otra frontera inmigratoria importante es América Latina entre México y los EEUU. El movimiento migratorio Sur-Norte es irreprimible, pero para controlarlo hay que abrir puertas. Este va a ser el gran reto del siglo XXI. No podemos vivir en una economía globalizada e impedir al mismo tiempo la globalización de las personas, y la inmigración es una forma de globalización. 


Entrevista publicada en Executive Excellence nº42 may07 


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