Skip to main content

Identidad

Francis Fukuyama / Deusto   

La política mundial ha estado guiada por demandas de carácter identitario, desde la segunda década del siglo XXI. Las ideas de nación, religión, raza, género, etnia y clase han sustituido a una noción más amplia e inclusiva de quiénes somos: simples ciudadanos. Hemos construido muros en lugar de puentes. Y el resultado es un creciente sentimiento antiinmigratorio, además de agrias discusiones sobre víctimas y victimarios y el retorno de políticas abiertamente supremacistas y chovinistas.

En Estados Unidos, el declive de las instituciones ha facilitado el auge de una serie de aventureros políticos cuyo nacionalismo económico y tendencias autoritarias amenazan con desestabilizar el orden internacional. Pero también en Europa están surgiendo nacionalismos populistas que buscan una conexión directa y carismática con “el pueblo”, que a menudo se define con unos términos identitarios restringidos que dejan fuera a gran parte de la ciudadanía.

Fukuyama aboga por recuperar la política en su sentido más elevado y generoso en este ensayo que defiende la importancia de conformar una idea de identidad que profundice en la democracia, en lugar de destruirla. 

Francis Fukuyama / Deusto   

La política mundial ha estado guiada por demandas de carácter identitario, desde la segunda década del siglo XXI. Las ideas de nación, religión, raza, género, etnia y clase han sustituido a una noción más amplia e inclusiva de quiénes somos: simples ciudadanos. Hemos construido muros en lugar de puentes. Y el resultado es un creciente sentimiento antiinmigratorio, además de agrias discusiones sobre víctimas y victimarios y el retorno de políticas abiertamente supremacistas y chovinistas.

En Estados Unidos, el declive de las instituciones ha facilitado el auge de una serie de aventureros políticos cuyo nacionalismo económico y tendencias autoritarias amenazan con desestabilizar el orden internacional. Pero también en Europa están surgiendo nacionalismos populistas que buscan una conexión directa y carismática con “el pueblo”, que a menudo se define con unos términos identitarios restringidos que dejan fuera a gran parte de la ciudadanía.

Fukuyama aboga por recuperar la política en su sentido más elevado y generoso en este ensayo que defiende la importancia de conformar una idea de identidad que profundice en la democracia, en lugar de destruirla. 

Francis Fukuyama / Deusto   

La política mundial ha estado guiada por demandas de carácter identitario, desde la segunda década del siglo XXI. Las ideas de nación, religión, raza, género, etnia y clase han sustituido a una noción más amplia e inclusiva de quiénes somos: simples ciudadanos. Hemos construido muros en lugar de puentes. Y el resultado es un creciente sentimiento antiinmigratorio, además de agrias discusiones sobre víctimas y victimarios y el retorno de políticas abiertamente supremacistas y chovinistas.

En Estados Unidos, el declive de las instituciones ha facilitado el auge de una serie de aventureros políticos cuyo nacionalismo económico y tendencias autoritarias amenazan con desestabilizar el orden internacional. Pero también en Europa están surgiendo nacionalismos populistas que buscan una conexión directa y carismática con “el pueblo”, que a menudo se define con unos términos identitarios restringidos que dejan fuera a gran parte de la ciudadanía.

Fukuyama aboga por recuperar la política en su sentido más elevado y generoso en este ensayo que defiende la importancia de conformar una idea de identidad que profundice en la democracia, en lugar de destruirla. 

Contenido sólo para suscriptores

El contenido completo de este artículo sólo está disponible para suscriptores. Por favor, haga clic aquí a continuación para ver las opciones de suscripción disponibles:

Ver suscripciones »