Matt Abrahams: “Piensa más rápido, habla con más inteligencia”

"Comunicar bien no es talento innato, sino una habilidad que requiere de entrenamiento, práctica y reflexión". Matt Abrahams, experto en comunicación estratégica, profesor de Stanford Business School y miembro de Thinkers50 Radar Class 2025, demuestra con su método de seis pasos y una serie de estructuras claras, que cualquier profesional puede mejorar sustancialmente su capacidad de expresarse con claridad, conexión y confianza.
Abrahams ha dedicado su carrera a estudiar cómo las personas pueden comunicarse con mayor efectividad, especialmente en situaciones de presión o improvisación. Su libro Think Faster, Talk Smarter: How to Speak Successfully When You're Put on the Spot proporciona técnicas con base científica para, entre otros, manejar la ansiedad comunicativa, responder eficazmente a una determinada audiencia y hacer que un contenido sea conciso, convincente y memorable. “Pensar rápido no significa improvisar sin pensar. Significa estar preparado, presente y enfocado”, explica.
En su conversación con Des Dearlove, cofundador de Thinkers50, y con Jonh Coné, catalizador de ATD’s Chief Talent Development Officer Group, ofreció herramientas concretas, modelos mentales claros y consejos prácticos para mejorar el modo en que enfrentamos nuestras interacciones. “La interacción es atención sostenida. Por eso, es una pena desaprovechar las oportunidades de interacción cuando surgen, pues es en esos momentos cuando realmente se puede conectar”.
Estas fueron algunas de sus principales ideas:
Hablar bien
“Hablar bien implica dos tareas simultáneas: pensar qué decir y decidir cómo decirlo. Para ello, las estructuras son fundamentales. Es como cocinar con receta: no garantizan el resultado perfecto, pero nos dan un punto de partida sólido.
Una estructura simple y útil es: "Problema – Solución – Beneficio". Esta secuencia puede aplicarse a presentaciones, conversaciones de ventas, intervenciones en reuniones o respuestas espontáneas. Si has visto un anuncio publicitario, seguramente la has presenciado: "¿Tienes este problema? Este producto lo resuelve. Y aquí está lo que ganarás con ello".
El uso consciente de estructuras facilita respuestas más organizadas, reduce la ansiedad y mejora la claridad”.
Seis pasos para pensar más rápido y hablar con más inteligencia
Matt Abrahams resume su enfoque en una metodología de seis pasos, divididos en dos categorías clave: mentalidad y comunicación. “Esta metodología busca no solo mejorar nuestras habilidades expresivas, sino también nuestra relación emocional con el acto de comunicar.
Los cuatro pasos de la mentalidad correcta son:
- Gestionar la ansiedad: La ansiedad comunicativa es común, pero manejable. Técnicas como la respiración profunda para regular los síntomas fisiológicos, y estrategias cognitivas como cuestionar los pensamientos negativos automáticos ayudan a pasar de una mentalidad de amenaza a una de oportunidad.
- Conectar, no perfeccionar: Muchos oradores se enfocan en “decirlo perfectamente” y acaban memorizando discursos, lo que bloquea la espontaneidad y la conexión. La meta no es la perfección, sino la autenticidad y el vínculo con la audiencia.
- Ver oportunidad en vez de amenaza: Cambiar la percepción sobre los momentos imprevistos –como preguntas sorpresivas o retroalimentación pública– es crucial. En lugar de considerarlos como ataques o pruebas, debemos interpretarlos como espacios para aprender, crecer y conectar.
- Escuchar profundamente: La escucha activa es el cimiento de una buena comunicación. Sin embargo, muchas veces solo escuchamos lo suficiente para empezar a preparar nuestra respuesta mental. Debemos aprender a escuchar con el objetivo de entender, no solo de responder.
La meta no es la perfección, sino la autenticidad y el vínculo con la audiencia
Los dos pasos de la comunicación efectiva:
- Apoyarse en estructuras: Tener marcos conversacionales para distintos contextos (como dar feedback, responder preguntas o presentar ideas) mejora la fluidez y la claridad. Estas estructuras no encorsetan, sino que ofrecen seguridad y un punto de partida flexible.
- Enfocar el mensaje: Una buena comunicación es clara y concisa. Mi madre decía: “Di la hora, no construyas el reloj”. Comunicar no es volcar todo lo que sabemos, sino elegir qué decir para generar impacto. Para lograrlo, necesitamos definir el objetivo del mensaje y priorizar lo relevante para la audiencia”.
Técnicas para generar interacción auténtica
“Despertar la curiosidad es una excelente manera de fomentar la interacción. Hay tres formas principales de lograrla: física, mental y lingüística.
1. Interacción física: Implica que las personas hagan algo con su cuerpo. En entornos virtuales, podemos pedir que escriban en el chat o usen botones de reacción. También se pueden formar pequeños grupos o compartir pantallas. En reuniones presenciales, podemos pedir que se giren y hablen con alguien cercano, que escriban algo o levanten la mano en una encuesta. Incluso una reunión de pie mejora la participación: estudios muestran que al estar de pie, las personas son más concisas y comprometidas.
Recuerdo que cuando trabajaba en Google, tenían bicicletas circulares para las reuniones. Al pedalear juntos, las reuniones se volvían más productivas y creativas, porque el cuerpo estaba activamente involucrado.
2. Interacción mental o cognitiva: Hay tres formas clave:
- Contar historias: Las narraciones generan conexión emocional, más que simplemente leer datos.
- Hacer preguntas: Una pregunta activa el cerebro, incluso si no se responde.
- Usar analogías: Ayudan a aprender al comparar lo nuevo con lo conocido. Pero deben ser relevantes; por ejemplo, una analogía deportiva puede fallar si tu audiencia no conoce ese deporte.
3. Interacción lingüística: Mis técnicas favoritas aquí son las que invitan a imaginar el futuro. Lo llamo "lenguaje que viaja en el tiempo". En lugar de decirte algo directamente, puedo decir: “Imagina cómo sería si…” o “¿Qué pasaría si pudiéramos…?”. Este tipo de lenguaje activa tu imaginación y crea una conexión más profunda”.
El poder de las conversaciones informales
“Lo primero es entender que la charla informal no es trivial ni innecesaria. Aunque a veces la vemos como un mal necesario, en realidad cumple un papel fundamental: es el espacio donde construimos relaciones, aprendemos y nos desarrollamos, tanto a nivel personal como profesional.
La charla informal es el espacio donde construimos relaciones, aprendemos y nos desarrollamos, tanto a nivel personal como profesional. Es una poderosa herramienta de comunicación
Una de mis misiones es cambiar la forma en que la percibimos. Lejos de ser frívola, es una herramienta poderosa de conexión. Piensa en alguna de tus amistades más cercanas. Es muy probable que esa relación comenzara con una conversación informal. Y, sin embargo, nadie nos enseña cómo mantener una.
Muchas veces evitamos estas conversaciones porque no sabemos cómo iniciarlas ni cómo terminarlas. Nos preocupa parecer poco interesantes. Pero en una entrevista para mi podcast "Think Fast, Talk Smart", la experta Rachel Greenwald me dio un consejo que me cambió la perspectiva: “El objetivo de la charla informal no es ser interesante, sino despertar interés”. Esto quita una gran carga de encima. No necesitas impresionar. Necesitas conectar.
El objetivo de la charla informal no es ser interesante, sino despertar interés. Esto quita una gran carga de encima. No necesitas impresionar. Necesitas conectar
En lugar de ver la conversación como un partido de tenis en el que debes devolver una bola perfecta, mírala como un juego de hacky sack: el objetivo no es ganar, sino mantener la pelota en el aire entre todos. Se trata de colaborar, no de brillar.
¿Cómo hacerlo? Plantea preguntas, observaciones y, sobre todo, muestra interés genuino. Mi suegra era experta en esto. Su técnica infalible eran tres simples palabras: “Cuéntame más” (Tell me more). Esa frase abría espacio para que la otra persona se expresara y sintiese que estaba siendo escuchada.
Una charla informal puede empezar con algo tan simple como una observación. No necesitas decir algo espectacular. Una vez, en una conferencia, noté que todos vestían con tonos azules. Se lo comenté a un desconocido: “Parece que no recibí el aviso del código azul”. Él rio, respondió, y esa conversación derivó en una amistad duradera.
Y... ¿cómo se termina una charla informal? Aquí viene otra joya de Rachel Greenwald: la técnica de la “bandera blanca”. No es una señal de rendición, sino una forma amable de preparar el cierre de la conversación. Por ejemplo: “He disfrutado mucho esta charla. En unos minutos quiero saludar a alguien que conozco, pero antes me encantaría hacerte una última pregunta”. Esta frase señala que estás a punto de terminar, pero permite una salida gradual y considerada. Desde que la uso, las despedidas se sienten más naturales”.
Comunicación efectiva en momentos difíciles
“Uno de los momentos más complejos para cualquier profesional es cuando debe enfrentar preguntas desafiantes o conversaciones incómodas. La clave está en dar un paso atrás antes de responder y utilizar el tiempo como un recurso estratégico.
Mucha presión surge de sentir que debemos responder al instante, pero podemos pausar, respirar, y usar técnicas como la paráfrasis o la pregunta aclaratoria. Parafrasear antes de responder permite ganar tiempo y demuestra escucha activa
De hecho, parafrasear antes de responder permite ganar tiempo y demuestra escucha activa. También debemos tratar de buscar un punto de conexión emocional o conceptual, incluso si no se está de acuerdo con la otra persona. Y hacer preguntas estratégicas para profundizar en la intención de quien interpela es otra técnica de gran utilidad”.
El feedback como resolución colaborativa
“Dar feedback negativo no es fácil, pero con práctica, empatía y una buena estructura, se convierte en un recurso valioso para el crecimiento individual y colectivo.
Me gusta distinguir dos partes sobre los mensajes de feedback: el enfoque conceptual y la estructura concreta del mensaje. Con lo primero me refiero a cambiar la metáfora mental con la que abordamos la retroalimentación: no como crítica, sino como oportunidad de colaboración. Invita a pensar en la retroalimentación como una oportunidad para resolver un problema de manera conjunta, no como una crítica o una evaluación.Si consideras el feedback como un ataque, actuarás a la defensiva. Si lo ves como una colaboración para mejorar, tu enfoque cambia radicalmente
Mi colega de Stanford, Michele Gelfand, subraya que las metáforas que usamos para comunicarnos dan forma a nuestras acciones. Si consideras el feedback como un ataque, actuarás a la defensiva. Pero si lo ves como una colaboración para mejorar, tu enfoque cambia radicalmente.
Esto implica cuidar el tono para no generar resistencia, y a la vez ser claro y específico. Muchas veces damos feedback porque algo nos molesta, pero no hemos definido con precisión qué queremos cambiar.
Por ejemplo: un amigo mío, brillante, alto y con voz profunda, recibió esta observación de su jefe: “¡Deja de ser tan intimidante!”. Eso no es feedback útil. ¿Qué significa exactamente? Lo que el jefe quería decir era que, al hablar tan pronto y con tanta autoridad en las reuniones, los demás se inhibían de participar.
Una mejor forma de expresarlo habría sido: “Valoro mucho tu opinión. Me gustaría que hablaras un poco más tarde en las reuniones para que otros también tengan espacio para contribuir.” Eso es retroalimentación clara, concreta y orientada a la mejora.
Muchas veces damos feedback porque algo nos molesta, pero no hemos definido con precisión qué queremos cambiar
La segunda parte es la estructura del mensaje. Me gusta seguir este formato sencillo: ¿Qué? ¿Y entonces qué? ¿Y ahora qué? Se trata de una manera simple y práctica de estructurar el feedback con tres preguntas:
- ¿Qué ocurrió?
- ¿Por qué importa?
- ¿Qué se espera a partir de ahora?
Por ejemplo, imagina que salimos de una reunión y me preguntas cómo estuvo. Podría responder:
- ¿Qué? “En general, fue una buena reunión, pero cuando hablaste del plan de implementación, lo hiciste muy rápido y sin muchos detalles”.
- ¿Y entonces qué? “Eso puede dar la impresión de que estabas poco preparado o nervioso, aunque no sea así”.
- ¿Y ahora qué? “La próxima vez, sería ideal que hablases con más calma e incluyeses estos dos puntos clave”.
Así el mensaje se estructura de forma clara, práctica y colaborativa. Sé que resulta difícil y requiere práctica, pero marca una gran diferencia”.
Un consejo final
“– Si pudiera dar un único consejo a cualquier equipo directivo, ¿cuál sería?
– Inviertan en comunicación. Los beneficios son inmediatos, profundos y sostenibles. Muchas organizaciones consideran la comunicación como un mal necesario, algo que deben hacer porque no hay alternativa. Pero la realidad es que la comunicación no es un complemento: es un componente esencial para el éxito organizacional y para el fortalecimiento de las relaciones personales.
¿Qué implica esto? Que la comunicación debe estar integrada en el corazón de la cultura organizacional. Y no me refiero únicamente a contar con herramientas como Slack o Jira, sino a construir una verdadera infraestructura de comunicación:
- Incluirla en los procesos.
- Conversar abiertamente sobre su importancia.
- Evaluarla como parte del desempeño, no solo lo que se dice, sino cómo se dice.
Después de cada reunión o interacción, es importante dedicar 30 segundos para reflexionar no sobre el contenido, sino sobre la calidad de la comunicación. ¿Fue clara? ¿Escuchamos bien? ¿Se comprendió el mensaje? Los directivos deben hacer de la comunicación una prioridad y proporcionar a las personas el tiempo, los recursos y el espacio para desarrollarla bien. Esa inversión marca una diferencia real
Los directivos deben hacer de la comunicación una prioridad y proporcionar a las personas el tiempo, los recursos y el espacio para desarrollarla bien. Esa inversión marca una diferencia real.
Con frecuencia me contactan para "apagar incendios" causados por una mala comunicación o por estructuras que no la favorecen, pero si se trabaja en ello desde el inicio, todo fluye mejor: los procesos se vuelven más eficientes y los equipos, más efectivos. Así que, ¡inviertan en comunicación!”.
Matt Abrahams, experto en comunicación estratégica, profesor de Stanford Business School y miembro de Thinkers50 Radar Class de 2025, durante su entrevista con Des Dearlove, cofundador de Thinkers50, y Jonh Coné, catalizador de ATD’s Chief Talent Development Officer Group (ATD es la Association of Talent Development).
Imágenes recurso: Freepik.
Publicado en junio de 2025.
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