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Luis Eduardo Cortés: talante y serenidad

(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

FEDERICO FERNÁNDEZ DE SANTOS: En 2008 se cumplen los 28 años de Ifema. Después del aeropuerto de Madrid, Ifema es el mayor inductor de ingresos de la Comunidad. Vd. ha gozado de una perspectiva externa, y ahora tiene también la visión interna de la organización. ¿Es mucho más compleja desde dentro?

LUIS EDUARDO CORTÉS: En realidad, tengo tres perspectivas de Ifema. Una, como ciudadano; otra, desde el gobierno de Madrid; y por último, como presidente ejecutivo. La que más me interesa es la primera, pues la actual está basada en datos concretos que conozco y manejo. Como consejero y vicepresidente de la Comunidad de Madrid era una opinión  basada en el conocimiento político.

La opinión que tiene el ciudadano de Ifema es excelente, a pesar de que su conocimiento sobre la institución es general y cuando nos visitan es para pasarlo bien. Es una imagen grata, y como algunas de las ferias son muy atractivas y no sólo desde el punto de vista profesional, creo que la opinión del madrileño es muy buena.

La opinión que tenía como político también era buena. Ifema es una obra nacida en 1980 por decisión de la Comunidad, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio de Madrid con el añadido de Caja Madrid y que se ha ido perfeccionando de manera rigurosa. Empezó a funcionar de manera insegura, pero con una voluntad de conseguir cosas enormes y con un gran esfuerzo por parte de las administraciones. Pasados unos años, Ifema toma carta de naturaleza propia y se independiza económicamente de las instituciones que la dieron a luz. Hoy día vive de los recursos que genera, y es más, no sólo no recibe financiación, sino que financia diversas actuaciones que puedan llevar a cabo Ayuntamiento, Comunidad o Cámara de Comercio. Se ha hecho mayor de edad y eso le da más libertad de movimientos aún estando bajo la tutela de sus cuatro fundadores.

Mi opinión de Ifema como ejecutivo es la de una máquina que ha funcionado muy bien durante estos 28 años y con un gran material humano.

F. F-S.: ¿Cómo puede afectar la crisis económica a Ifema?

L. E. C.: Hemos entrado en una etapa de crisis fuerte y ello pueden afectar negativamente a todas las empresas. Por ello, lo que hemos hecho es poner más presión a los motores con el objetivo de que la crisis nos afecte lo menos posible e incluso que pase desapercibida.

F. F-S.: Tenemos la impresión que Ifema no juega en igualdad de condiciones en comparación con otras ferias. En la Feria de Madrid prima una gestión empresarial y un crecimiento autofinanciado, mientras que otros competidores reciben importantes subvenciones. ¿Cómo se llevan estas diferencias?

L. E. C.: El no recibir subvenciones, que en principio podría suponer una desventaja respecto de otras ferias nacionales, no lo es de facto por muchas características con las que cuenta Madrid que es la región más libre pensante y menos sujeta a condicionamientos dentro del entorno de nuestro país. Por tanto, podríamos decir que no recibir subvenciones es una bendición porque nos obliga a espabilarnos y trabajar más duro.

F. F-S.: También en el ámbito internacional, otras ferias han crecido y mejorado mucho como es el caso de Milán.

L. E. C.: Es cierto que en el mundo en general está produciéndose un esfuerzo por potenciar las grandes ferias ya que son importantes para el desarrollo económico. Hay apuestas muy fuertes, como la feria de Milán, Paris o las ferias alemanas. La competencia es muy fuerte y quienes mejor trabajen y gestionen se llevarán la mejor parte del pastel. No es una preocupación sino una fuente de ánimo que nos obliga a ser más competitivos.

F. F-S.: Antes mencionaba la importancia del capital humano. Ifema está en un sector donde el know-how no es muy abundante. ¿Cómo encuentran y atraen a buenos profesionales?

L. E. C.: Ifema es algo atípico en este sentido. Para un buen número de personas, Ifema ha sido su primer y único trabajo. Se han formado aquí dando sus primeros pasos. Yo diría que en Ifema tenemos una cantera de talento enormemente válida y con gran conocimiento del sector que se ha reforzado a lo largo de los años con formación y cursos. Esto no quiere decir que no fichemos personas del mercado, algo que también es muy saludable, y cuando así sucede lo realizamos de una forma tradicional.

F. F-S.: ¿Qué es lo más difícil del puesto que ocupa?

L. E. C.: Es una pregunta difícil. Ifema lleva funcionando tres décadas y con personas que, en algunos casos, llevan toda su vida laboral con nosotros. Yo soy un recién llegado, y hacer entender a quienes llevan toda su vida aquí que se sumen a mis ideas (vengo, como siempre, con una disposición activa) podría decirse que es lo más complicado. Dicho esto, he encontrado una acogida excelente y favorable y, por tanto, esta dificultad no ha sido tal y la integración ha sido fantástica. Entre otras cosas, y siempre lo he dicho, uno no va a los sitios a plantear cuitas sino a resolver problemas. Eso es lo que me he puesto a hacer desde el principio.

F. F-S.: ¿Cuáles son esas ideas de las que habla?

L. E. C.: Las ideas dependen de la situación y el contexto. En el momento actual de crisis, si nos dejamos llevar por la inercia o nos dormimos limitándonos a navegar suavemente sobre la buena imagen que tiene Ifema, nos puede conducir a cabecear e ir hacia abajo. La crisis se tiene que notar en una institución como la nuestra, por razones obvias, pues los que vienen a Ifema son, sobre todo, empresarios.

¿Qué soluciones existen? Lo que he comentado con anterioridad, poner más presión a los motores. No es un momento para estar tranquilo, sino todo lo contrario. Para ello hay que trabajar dos clásicas fórmulas: reducir todo aquello que sea un gasto y buscar fuentes de ingresos alternativas como la creación de nuevas ferias y nuevos espacios. Un aspecto capital es la internacionalización. Es una de las apuestas firmes de futuro, no sólo de Ifema sino también de España, ya que corremos el riesgo de perder el tren y no hay que relajarse. Ifema ya está moviéndose seriamente en China en dos ciudades: Beijing y Cantón, aunque también hemos estado trabajando en Shangai. En Cantón y con la feria de Milán como socio, vamos a realizar una gran feria de turismo aportando nuestro know-how y capacidad de gestión que son nuestros grandes valores. Además, tenemos un compromiso para participar en el capital del nuevo recinto ferial de Pekín. Estamos planteando la posibilidad de hacer ferias en otros lugares estratégicos como puede ser India, a quien hemos convertido en país invitado de ARCO para 2009. También estamos considerando posibles posiciones en el golfo Pérsico (Emiratos-Dubai). El buscar nuevos derroteros fuera de nuestro país es muy importante.

F. F-S.: De los problemas y errores es de lo que más se aprende. ¿Cuál ha sido el momento más complicado de su carrera profesional, cómo lo gestionó y qué lección aprendió?

L. E. C.: Tengo un criterio muy claro respecto de los errores que quizás muchas personas no compartan conmigo. Los españoles decimos que “el que tiene boca se equivoca” o “todos son humanos”, pero cuando alguien se halla en un puesto de gran responsabilidad, los errores no son admisibles. Cuando uno es joven tiene la oportunidad de equivocarse, pero el margen de error que se puede dar a una persona en un puesto de responsabilidad no debe de ir más allá del 1%. Si el porcentaje de errores es superior es mejor que se marche. Si las personas que llegan muy arriba se corresponden con el nivel que ocupan, entonces los errores deben ser mínimos. No creo que haya que perdonar al que manda. Uno de los peligros que se corren cuando se ocupa un puesto de responsabilidad es perder la perspectiva. El poder hace perder en ocasiones la noción de la realidad. Esto se ve con frecuencia en la política y también en el ámbito empresarial aunque algo menos.


Entrevista publicada por Executive Excellence nº51 jun08