Skip to main content

O controlas tus miedos o tus miedos te controlan a ti

21 de Octubre de 2015//
(Tiempo estimado: 5 - 9 minutos)

El miedo es lo que nos lleva a tener vidas pequeñas y muy por debajo de nuestro auténtico potencial. El miedo es la frontera que separa lo que uno es de lo que puede llegar a ser.

Aldous Huxley escribía: «El miedo no solo expulsa al amor; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y solo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma». Por tanto, algo habrá que hacer para controlarlo y evitar que nos derroque.

Lo primero que hay que decir es que todos tenemos miedo y además el miedo nunca desaparece. Si tienes miedo, estás de enhorabuena, porque es una ocasión de crecer. El miedo existe porque hay una situación que nos obliga a salir de nuestra zona de comodidad. Pero la diferencia entre el valiente y el cobarde no es el miedo —ambos lo tienen— sino que uno lo afronta y otro no. Dentro de cada persona conviven un ‘ganador’ (el deseo de reto) y un ‘perdedor’ (el miedo a la incertidumbre y al fracaso) que están en permanente lucha. No se trata de evitar o de negar el miedo, sino de aprender a gestionarlo. Dicho de otra manera: O controlas tus miedos o tus miedos te controlan a ti. 

Esto es vital, porque avanzar en la vida tiene mucho que ver con nuestra capacidad para ir superando miedos, uno tras otro. El filósofo Bertrand Rusell escribía: «Conquistar el miedo es el inicio de la riqueza». En la vida, uno puede ganar o perder, pero lo peor del miedo es que te derrota antes de luchar, y eso es triste. 

Solo existe una receta para gestionar el miedo y es la siguiente: Siente miedo, pero hazlo de todas maneras. El miedo se diluye haciendo, atreviéndose: miedo afrontado, miedo que mengua; miedo no afrontado, miedo que engorda y se hace fuerte. Por eso, Gustave Le Bon decía: «Retroceder ante el peligro da por resultado cierto aumentarlo». El miedo se vuelve más pequeño de dos maneras: con conocimiento y con experiencia. La ignorancia es la madre del miedo. A medida que sabes más de algo y tienes más experiencia, más seguro estás de ti mismo y menos miedo tienes.

La experiencia dice que las personas sabiendo lo que tienen que hacer —siente miedo, pero hazlo de todas maneras— no lo hacen, y ello es debido a que hay bloqueos emocionales que nos impiden actuar en la dirección que queremos. Es decir, la gente sabe que para perder el miedo a hablar en público hay que hablar en público... pero no lo hace. La solución pasa entonces por adoptar estrategias que nos empujen a hacer a aquello que queremos hacer de la manera menos traumática posible. Es decir no basta con saber lo que hay que hacer sino que es importante saber cómo hacerlo. Aquí van solo unas cuantas claves: 

1. Busca sueños que te inspiren

Cuando tus sueños te motivan de verdad, siempre acabas atreviéndote. Cuando los sueños son prestados, definidos en función de lo que tiene más glamour social, es fácil encontrar excusas para no hacer lo que tiene que ser hecho. Un opositor, siempre que tiene que cantar sus temas ante el Tribunal tiene miedo, varios días antes no duerme bien, le tiemblan la voz y las piernas, está asustado porque le suspendan... pero va al examen y hace lo que tiene que hacer, porque su deseo de sacarse la oposición es mayor que su miedo de no hacerlo bien.

 2. Apóyate en terceras personas

Está demostrado científicamente que las personas nos sentimos más seguras y confiadas cuando otras personas –jefe, pareja, amigo, familiar– confían en nosotros y nos alientan a emprender aquello que tememos. A veces –casi siempre– somos los mayores enemigos de nosotros mismos. Ir solo por la vida es muy complicado. Hay que tener siempre gente cerca que inyecte en nuestra vida ilusión, optimismo y valentía. Todos necesitamos apoyos emocionales, alguien que nos dé ese empujoncito que necesitamos. Ya lo apuntaba Zig Ziglar: «Mucha gente ha llegado más lejos de lo que pensaba que podía llegar porque alguien más pensó que podía hacerlo».

3. Utiliza la estrategia de ‘menos’ a ‘más’

El éxito alimenta la autoestima. Un pequeño éxito impulsa a abordar nuevos retos más grandes. Querer mucho en poco tiempo solo consigue desanimar. Cuando uno se fija un reto demasiado grande, es fácil ser presa de la ansiedad, que la cosa salga mal, y no querer volver a saber nada más del tema. Hay que evitar a toda costa las experiencias negativas. El miedo no se derrota de una vez, sino mordisco a mordisco. Da un paso y luego otro paso y luego otro más... La filosofía del éxito es siempre la misma: Poco + Poco = Mucho. No importa si das pasos pequeños mientras sean en la dirección correcta, porque cada paso que das te acerca a tu objetivo. Es la constancia no la velocidad lo que te hará llegar lejos. 

4. Busca modelos de referencia

Inspirarse en otras personas que han conseguido resultados que también nosotros queremos conseguir es lo más inteligente y estimulante. Todos tenemos miedos, pero otras personas también han tenido los mismos miedos y los han superado. Ver cómo terceras personas se han enfrentado a similares contratiempos, dificultades y miedos, da inputs sobre los pasos a seguir e insufla fuerza para atreverse. Por ejemplo, Warren Buffett, conocido inversor y quinta fortuna del mundo, le aterraba hablar en público de joven. Hoy día no solo lo hace a menudo sino que lo disfruta. En una de sus biografías se dice: «Cuando Buffett tenía 20 años, le aterraba hablar delante de una audiencia. Luego, asistió al curso de cómo hablar en público de Dale Carnegie y eso cambió su vida, ya que no solo desarrolló el valor y la desenvoltura necesarios para dirigirse a un grupo de personas, sino que aprendió a entablar amistades y a motivar personas. Además de lograr sentirse cómodo hablando en público, Warren también se hizo un devoto seguidor de la filosofía de Dale sobre la forma de relacionarse con las personas. Leyó y releyó docenas de veces el libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas subrayando frases y aprendiéndose de memoria algunos pasajes».

5. Mira al pasado y autofelicítate

Todos tenemos miedos, pero también es cierto que en el pasado tuvimos otros miedos y los superamos. Por tanto, también nos lo tenemos que recordar como estímulo para afrontar nuevos miedos. A veces cuando hacemos cosas mal, nos flagelamos; y cuando hacemos cosas bien, las pasamos por alto, no las recordamos o no le damos suficiente importancia. Estamos donde estamos y hemos llegado donde hemos llegado porque hemos superado miedos en tiempos pretéritos. Todo el mundo tuvo miedo a hacer una entrevista de trabajo, o a hacer una presentación, o a hablar en público, o a hacer una llamada, o a exigir ciertas cosas... y de una u otra manera, con una u otra estrategia, lo acabó haciendo y subiendo un peldaño. Si lo hiciste en el pasado, lo puedes hacer ahora.

6. Relativiza, no se acaba el mundo

Hazte esta pregunta: ¿Qué es lo peor que puede pasar? Ya te lo contesto yo: nada. Nada es demasiado importante. Vemos cómo políticos y empresarios se equivocan y meten la pata cada dos por tres, piden disculpas al día siguiente y la vida sigue sin acabarse el mundo... Relativizar no solo es importante para el crecimiento personal y profesional (para atreverse), sino también para el bienestar emocional (ser más feliz).

7. Date duchas de ánimo

La mente actúa según el concepto que tengamos de nosotros mismos. Nada influye tanto en nuestro comportamiento como la creencia sobre nuestra capacidad para hacer algo. Si estoy convencido de que puedo hacer algo, me pondré en marcha y adquiriré la capacidad para hacerlo, aunque no la tenga al principio; y si no estoy convencido de que puedo hacer algo, no me pondré en marcha y no adquiriré la capacidad para hacerlo. Todo se basa en aumentar la confianza en uno mismo, porque la confianza conduce a la acción y el miedo a la inacción. Por eso hay que acostumbrarse a tener diálogos internos constructivos, a autosugestionarse positivamente. Robin Sharma, autor de Éxito, explica su estrategia particular: «A lo largo del día (particularmente en la ducha) hago declaraciones para mí mismo, lo que yo llamo ‘declaraciones de éxito’, que me permiten mantener mis pensamientos centrados en lo que es importante. Los pensamientos son los antecedentes de los actos, porque una forma correcta de pensar conduce a una forma correcta de actuar». ¿Sabes cuál es el mejor momento para hacer una venta? Después de haber hecho otra venta. ¿Te imaginas por qué? Está claro: uno se siente fuerte, con confianza en uno mismo, ‘ganador’, y ello te lleva a atreverte más, a hacer más, a perseverar más.


 

Tu capacidad de aprender es tu activo más valioso, y la mejor forma de aprender es “aprendiendo de los mejores”, de aquellos que ya han llegado donde tú también quieres llegar. 

Aprendiendo de los mejores (Alienta) –ya en su 9ª edición, nominado al Premio Knowsquare 2013 al mejor libro de empresa y traducido al chino en 2014– recoge en un solo libro todas las claves del éxito de 50 conocidas  reconocidas personalidades a nivel internacional –diez por cada una de ellas– con el correspondiente análisis por parte del autor en torno a cinco temas: Desarrollo Personal, Emprendimiento, Liderazgo y Management, Libertad Financiera y Espiritualidad.

En la obra se puede aprender de empresarios (Amancio Ortega o Richard Branson), directivos (Jack Welch o Bill Gates), speakers (Anthony Robbins o Brian Tracy), expertos inversores (Robert Kiyosaki o Warren Buffet) o figuras que han dejado huella en la historia (Nelson Mandela o la Madre Teresa de Calcuta), entre otros muchos.

www.aprendiendodelosmejores.es


Artículo publicado en Executive Excellence nº124 octubre 2015

Francisco Alcaide Hernández, experto en management y desarrollo personal. Autor de Aprendiendo de los mejores (9ª edic.) y Tu futuro es hoy  (2ª edic.) | www.aprendiendodelosmejores.es | www.tufuturoeshoy.com 


Últimos artículos