10 errores comunes de innovación

Con motivo de la publicación del libro The Innovative Leader, Rita McGrath conversó con uno de sus coautores, Steve Wunker, sobre la dificultad de innovar dentro de las organizaciones. Curtidos en la materia y con años de experiencia, ambos compartieron historias y reflexiones que ayudan a erradicar los mitos más prevalentes y las suposiciones más erróneas sostenidas en torno a la innovación, aquellas que impiden que esta se convierta en lo que ha de ser: un motor de valor para las empresas.
Estos son los 10 mitos a desmontar, recopilados a partir de la charla entre la experta en estrategia y profesora de Columbia Business School, Rita McGrath, y Stephen Wunker, especialista en innovación y managing director de New Markets Advisors.
Decálogo contra la innovación
1. La innovación es tener una gran idea. Muchas personas creen que la innovación consiste en una idea brillante, ignorando la importancia de la metodología y los sistemas que permiten que esa idea prospere. La innovación no es pura chispa creativa, sino un proceso sistemático y organizado de principio a fin. La innovación necesita experimentación y disciplina, pero muchas empresas carecen de una cultura sistemática de pruebas y aprendizaje continuo en todas las áreas del negocio.
2. La innovación es tener solo una gran idea. Los directivos deben gestionar un portafolio de iniciativas que combine apuestas a corto, medio y largo plazo. No se trata de elegir entre eficiencia o disrupción, sino de mantener múltiples horizontes activos al mismo tiempo. Adoptar una cartera equilibrada de innovación.
3. El departamento de I+D es el responsable de experimentar. Buena parte de las compañías aplican bien el método científico en I+D, pero no en procesos críticos como ventas o experiencia del cliente. La innovación disciplinada debe expandirse a todas las áreas. Es más, cada propuesta exige estructuras y ubicaciones distintas: desde unidades independientes hasta departamentos como I+D o marketing, según el tipo de negocio.
4. Hay que apostar a lo grande desde el inicio. Se comete el error de comprometerse excesivamente con una sola visión sin pruebas de viabilidad, como ocurrió con Meta y el metaverso. Invertir masivamente y dotar de personal a una única visión sin evidencia de viabilidad es matar la innovación.
5. Todos deben innovar, sin especialistas. Creer que la innovación es tarea de todos por igual evita asignar equipos dedicados; en consecuencia, no se construyen procesos claros ni se cultiva experiencia real. El conocimiento técnico de los expertos debe integrarse con una cultura de colaboración, experimentación y aprendizaje compartido. Los especialistas son parte del proceso, pero no los únicos responsables.
6. Las ventajas competitivas son duraderas. Obviar que vivimos en una era de ventajas transitorias, no sostenibles a largo plazo, es lanzarse al fracaso.
7. Mi sector es demasiado tradicional para innovar. La innovación es posible en cualquier sector, incluso los más rígidos y las industrias más estables enfrentan disrupciones. Aferrarse a modelos del pasado impide adaptarse a cambios rápidos. En lugar de evitar riesgos, estos sectores han de adoptar innovación de forma controlada y progresiva mediante experimentos de bajo coste y alta capacidad de aprendizaje.
8. Las herramientas nuevas sustituyen las viejas. Muchas herramientas de gestión supuestamente innovadoras no aportan novedad real; suelen reciclar conceptos ya existentes. Cada nueva herramienta o marco de innovación acostumbra a reemplazar por completo a los anteriores, pero muchas “novedades” son versiones renombradas de prácticas que no aportan valor genuino. Lo esencial no es la herramienta más reciente, sino cómo se aplica con juicio, en el contexto adecuado. Un exceso de entusiasmo por “lo último” puede distraer de lo que realmente funciona.
9. Invertir más garantiza innovar mejor. La innovación efectiva requiere método, no tamaño de presupuesto. El problema no es la falta de recursos, sino su mala asignación. Sin una lógica de experimentación, puntos de control y aprendizaje continuo, el dinero se desperdicia.
10. Mis suposiciones son correctas bien; por favor, no las cuestionen. Algunas organizaciones lanzan grandes iniciativas sin validar si sus supuestos son ciertos. Es determinante identificar esas suposiciones, probarlas a bajo coste y aprender rápido, para no caer en decisiones erróneas. Cuestionar lo que se da por sentado es central para una innovación efectiva y continua.
Contenido relacionado:
"Innovación consistente: éxito sostenible", con Steve Wunker y Rita McGrath
Publicado en junio de 2025.
Imágenes recurso de apertura: © Starline, © Rawpixel y © Rochak Shukla Rochak Shukla en Freepik.
Últimos artículos





