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La generación de talento empresarial

26 de Marzo de 2015//
(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

Por primera vez, el Foro contó con la presencia de representantes de las principales escuelas de negocio españolas. Moderada por Sara Bieger, vicepresidenta del Club Excelencia en Gestión y socia directora de Leaders Trust–AltoPartners, esta mesa abordó conceptos fundamentales como la formación, la innovación o la capacidad de las escuelas para liderar el emprendimiento en España. 

Para Joaquín Garralda, decano de Ordenación Académica de IE Business School, la adaptación al cambio y el emprendedurismo han sido fundamentales para posicionar a las escuelas españolas en el ranking top 100 del Financial Times, así como el cuidado de los profesores y antiguos alumnos. En este punto coinciden especialmente tanto Juan Antonio Galán, director asociado de IESE, como Joaquín Calvo, vicedecano de Postgrado y director Académico de ESIC Business & Marketing School, para quien “la dedicación a los antiguos alumnos y estar siempre pendientes de las necesidades de los profesionales y las empresas, adaptando la formación a esas necesidades, ha sido clave”. Por su parte, Enrique Verdeguer, director del campus Madrid de ESADE, destacó la capacidad de “pensar en global, la conexión con la empresa y el mercado de trabajo, la experiencia educativa y la vinculación que se da entre profesores y alumnos”, entre otros factores. 

Todos los ponentes convinieron que en el ADN de las business schools españolas ha estado siempre el ayudar a emprender. Para Garralda, “actualmente las empresas grandes no crecen, y por lo tanto no contratan. Esto hace que muchas personas hayan tenido que generar su propia empresa, un fenómeno que se ha unido a las oportunidades de la tecnología y a los cambios sociales. Esto ha producido un florecimiento del emprendedurismo en España. Desde el IE, procuramos el contraste de ideas entre los alumnos y por supuesto la generación de redes entre ellos”. 

Joaquín Calvo recalcó que el tema del emprendimiento ha sido relevante para ESIC desde sus orígenes, hace ahora 50 años: “Recientemente hemos creado una incubadora de empresas para potenciar que las ideas emprendedoras de nuestros alumnos se puedan llevar a cabo, porque estamos convencidos de que el emprendimiento va a ser la forma real de salir de esta crisis. Además, creo que la evaluación de todos los proyectos y trabajos de las escuelas debería hacerse desde un punto de vista empresarial, y no académico, porque lo importante no es la nota sino poder poner en marcha esos proyectos”.

Según Galán, “para IESE ha sido fundamental poder acompañar a la gente que ha tenido que reinventarse en la crisis en ese esfuerzo de emprendedurismo”, aunque también hubo espacio para la autocrítica: “Si pensamos qué podríamos haber hecho, habría sido anticipar y preparar un poco más esta situación, con programas para gente más madura que ahora ha tenido que emprender”, porque, en palabras de Verdeguer, “la tasa de fracaso –algo connatural a cualquier iniciativa– es inferior en la gente formada”.

Globalización, innovación y responsabilidad en las escuelas de negocio

“La entrada de estudiantes internacionales en el IE ha sido relevante, incluso hay cursos donde únicamente el 10% de los alumnos son españoles. Además de EE.UU. y Europa, cada vez recibimos más asiáticos, no solo chinos sino indios y coreanos. Esto genera una riqueza impresionante, también para los emprendedores, que pueden contrastar sus ideas con contextos tan diversos”. De igual manera, ESADE es otra escuela global que acogió en 2014 hasta 101 nacionalidades, por eso “los ejemplos de nuestros profesores son globales. Creo que la oportunidad de las empresas españolas de considerar al alumno internacional formado en nuestras escuelas es mejorable”. Enrique Verdeguer explicó cómo no siempre existen proyectos que faciliten quedarse en España a este tipo talento, además de la barrera del inglés.

EI director asociado de IESE vaticinó “cambios muy forzados en los próximos años, en parte por el papel geopolítico de EE.UU. y de Europa”, y Joaquín Calvo detalló la experiencia ESIC con dos posgrados internacionales, en China y en EE.UU., además de los dos centros propios que la escuela tiene en Brasil.

Con respecto a la tan de moda “innovación disruptiva”, Joaquín Garralda afirmó que “producir espacios para que la innovación forme parte del proceso de educación siempre nos ha preocupado. Ahora las tecnologías de la información y la comunicación han ayudado a generar nuevas plataformas, pero la actitud de los profesores es fundamental”. 

Para IESE, el método del caso es una herramienta que “fomenta la innovación en los alumnos, porque les hace pensar”. “Como profesor –matizó Juan Antonio Galán– tienes que mejorar permanentemente y estar muy atento a las opiniones de los demás y al efecto que tienen”. Asimismo, subrayó la utilidad de los programas específicos para empresas, a la hora de “poder ensayar nuevos casos que luego son incorporados a los programas regulares”.

La innovación es entendida “en cuanto a conocimientos y a metodologías”, por parte de ESIC. “Para la primera, promovemos el fomento y desarrollo de la investigación dentro de nuestro cuerpo de profesores, además de que todas las TIC y conocimientos recibidos de la formación de las empresas se trasladen luego a la formación reglada. La innovación tecnológica en las metodologías tiene sentido si es aprovechada por los alumnos; por eso deben ser fáciles de usar y siempre debe haber un seguimiento del alumno lo más aproximado a lo que sería la vivencia en un aula”.

En el mismo sentido se expresó Enrique Verdeguer, para quien “la clase magistral convencional tiene fecha de caducidad, aunque no se puede transferir la experiencia en el aula, el debate, el conocimiento directo de otras culturas…”. Como cualquier empresa, también ESADE innova constantemente “en sus métodos de aprendizaje, en los programas, en la adaptación del profesorado, etc.”. 

Otro de los grandes temas que captó la atención de la mesa fue el empuje de la economía colaborativa que, como afirmó Sara Bieger, cada vez requiere un mayor compromiso. Las reflexiones derivaron hasta la responsabilidad de las empresas –y de los directivos que las dirigen (muchos de ellos formados en las escuelas de negocio presentes)– en la actual crisis, y en cómo enseñar dónde poner los límites en los negocios.

En opinión del director del campus Madrid de ESADE, “los negocios tienen límites financieros, y también éticos. Sin embargo, esto no es algo que se enseñe en un power point, sino que se trata de un tema mucho más cultural que debe ser tratado desde la infancia”. Por el contrario, Calvo asumió que “las escuelas tenemos una responsabilidad en todo lo que ha pasado. Tengo la sensación de que en algún momento dejamos la ética en segundo plano, no como asignatura, que también es importante, sino como reflexión. Debemos provocar que se reflexione críticamente en el aula sobre los valores que hacen que hagamos las cosas como deberían ser, además de poner a las personas como eje de las decisiones empresariales”.

Para Joaquín Garralda, “no es que se hayan perdido los valores, sino que han cambiado de orden. Hoy los alumnos de todas las edades tienen interés en la responsabilidad social corporativa. Creo que es nuestra obligación enfrentarles a los valores y debatir y profundizar sobre ellos”. 

En IESE “todos queremos hacer las cosas bien”, apunta su director asociado: “Los profesores no evaden los aspectos éticos a la hora de tomar una decisión determinada y, desde el principio, en la elaboración del esquema de toma de decisiones, siempre intentamos tener en cuenta a los demás”.


 XXIII Foro Anual del Club Excelencia en Gestión

Publicado en Executive Excellence nº120 marzo 2015