Skip to main content

Marian Rojas Estapé: la mejor versión del directivo

18 de Septiembre de 2023//
(Tiempo estimado: 5 - 9 minutos)
Marian Rojas Estape

“Durante mucho tiempo, hemos sabido que sentirnos queridos era bueno. Todos sabíamos que es más importante que te quieran que el sentirte fuerte, porque en esta vida el sentirte amado es la herramienta más poderosa para envejecer de forma saludable, pero hoy en día sabemos por qué. Hoy ya conocemos la razón por la cual las relaciones sanan”, afirma la médico psiquiatra y escritora Marian Rojas Estapé.

Cada vez hay más investigación y conocimiento del cerebro. También la pandemia ha contribuido a que asuntos como la “salud mental” o el “bienestar laboral” pasen a formar parte del ámbito empresarial y que las organizaciones empiecen a interesarse por conceptos como el de la neurociencia de la felicidad. Para hablar de todo ello y de “Cómo sacar la mejor versión del directivo”, la Fundación CEDE invitó a Rojas Estapé a uno de sus Desayunos.

A continuación, recogemos algunas de las principales reflexiones de este encuentro, en el que conversó con el vicepresidente de la Fundación CEDE Ramón Adell, para ayudar a los ejecutivos a conectar de forma más sana con la realidad actual y dar lo mejor de sí mismos, partiendo de tres diagnósticos psicológicos para llegar a una “ecuación matemática”.

Miedo real e imaginario

Vivimos intoxicados de cortisol, que es la hormona del miedo que se activa en los momentos de incertidumbre, cuando nuestra supervivencia está en juego. De hecho, el cortisol es tan bueno que hoy, 2023, estamos aquí porque nuestros antepasados han sido capaces de sobrevivir a las amenazas y a los miedos que surgían. Una persona que no tiene cortisol (por enfermedades, por bloqueos o por diferentes razones) es una persona que vivirá mucho peor la amenaza y el miedo.

Sin embargo, aun siendo una hormona necesaria para la supervivencia, es negativa y se vuelve tóxica cuando vivimos en un estado de temor mantenido. Además, el cortisol no solo se activa ante el miedo real, sino también ante el imaginario; ante ese 90% de cosas que suceden en nuestra mente y que nunca nos van a pasar en realidad. Nos intoxicamos de cortisol.El cortisol es la hormona del miedo. Aun siendo necesaria para la supervivencia, se vuelve tóxica cuando vivimos en un estado de temor mantenido

Cuando sube la oxitocina, baja el cortisol. Hay diferentes maneras de incrementarla. Cuando yo estudié medicina, sabíamos que la oxitocina se generaba durante el parto y la lactancia, y hasta ahí se conocía. En los últimos años, ha habido muchísimos estudios y hoy sabemos que la relación con las mascotas (perros, gatos…) incrementa la oxitocina del animal y la del ser humano. También los masajes, los abrazos, las relaciones sexuales, quedar con un amigo, reírte con él… O situaciones como acercarte a un empleado de tu equipo que está nervioso porque tiene que ir al comité a presentar unos resultados que no han ido bien y al que le dices ‘No te preocupes, que yo te he hecho un cable durante la presentación’. Esa confianza hace que automáticamente descienda el cortisol. En una sociedad tan competitiva, donde vivir en un estado de tensión parece algo positivo, hemos descubierto que empeora la salud física y la psicológica.

Marian Rojas conversa con el vicepresidente de la Fundación CEDE, Ramón Adell.

También vivimos intoxicados de dopamina, que es la hormona del placer y del deseo de tener placer. Esta se activa al estar en contacto con situaciones o sustancias placenteras. Las hay saludables (un paseo con mis amigos, ir a un concierto de música, hacer deporte, ir al campo, tocar un instrumento…) y luego está la dopamina de las sustancias dopaminérgicas, que están diseñadas para generar esos picos de placer que reconfiguran muchas redes neuronales hasta destruir el cerebro (pornografía, videojuegos, cocaína, marihuana, exceso de alcohol, apostar por internet, azúcar a todas horas…).Las redes sociales están diseñadas para activar nuestros circuitos dopaminérgicos y modificar nuestro sistema de recompensa 

Por ejemplo, las redes sociales están diseñadas para activar nuestros circuitos dopaminérgicos y modificar nuestro sistema de recompensa (quiero algo ya y quiero estar constantemente disfrutando). Estas neuronas están desensibilizadas. Nuestro cerebro funciona con un mecanismo que se denomina use it or lose ir, o lo usas o lo pierdes. Si cada vez que me siento triste, aburrido o con ansiedad, recurro a la pantalla (a TikTok, Instagram, YouTube…), mi cerebro recuerda que eso lo calmó. Este es uno de los conceptos más importantes que debemos entender con la dopamina. El cerebro recuerda lo que nos calma.

Si cada vez que salgo de trabajar me tomo una copita de vino en el bar que hay debajo de mi trabajo, ese momento dopaminérgico está presente en mi cabeza a lo largo del día. No solo se genera dopamina cuando bajo, sino a lo largo del día mientras pienso en mi vinito de esa tarde; y me engancho a ello. Los jóvenes se han enganchado a lo que les calma, a la pantalla, y viven enredados en eso.

Déficit de atención

Por último, existe una crisis profunda de atención. La atención es nuestra capacidad de enfocarnos, de decidir dónde queremos que nuestras herramientas cognitivas estén enterándose de las cosas.

La atención está en la corteza prefrontal, la zona encargada de la concentración, de resolver problemas, de planificar, la sede de la fuerza de voluntad, la que me ayuda a frenar y a empatizar con el otro. Prestar atención supone desatender otros estímulos.

Prestar atención supone desatender otros estímulosCuando un bebé nace, su corteza prefrontal es profundamente inmadura y se estimula con tres cosas: luz, sonido y movimiento… ¡qué es sino un pantalla! Ese cerebro, esa corteza prefrontal enganchada a una pantalla, no madurará de la forma adecuada y a medida que se vaya haciendo mayor, tendrá problemas de atención y concentración.

Hablamos entonces de niños con TDH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad): no presto atención y no gestiono mis impulsos. Y empezamos a medicar a todos esos niños cuando solo el 10% tienen TDH neurobioquímicamente hablando. En los adultos, un estudio publicado el año pasado demostró que la hiperestimulación, es decir, estar constantemente conectado en una cosa y otra, afecta a la corteza prefrontal a dos niveles. Uno, impide resolver tareas complejas, impide profundizar; y otro, te polariza. Tu cerebro necesita constantemente sentir cosas extremas, cosas cada vez más superficiales.

Propósito y valores

Para encontrar un propósito tienes que frenar, ser capaz de profundizar y de enfrentarte a las grandes preguntas de la vida; y eso genera vértigo, porque cuando no hay respuestas, el cerebro busca sentir.

Si tuviera que definir la felicidad, diría que es la capacidad de conectar con la realidad de la mejor manera posible: me llega algo bueno, lo disfruto; me llega algo malo, lo gestiono. La felicidad depende de darle sentido a las cosas.Cuando no hay respuestas, el cerebro busca sentir

En una sociedad que ha perdido el rumbo, nuestra alma, nuestra mente, necesita encontrar algo. No podemos estar en el vacío y sustituimos sentido por sensaciones (esas sensaciones son las dopaminérgicas mencionadas). Cuesta encontrar un propósito, porque para eso hay que ser capaz de enfrentarse a los pensamientos, soltar el móvil, dejarlo en un sitio alejado y empezar a cuestionarse qué hago yo aquí, por qué me levanto cada mañana.La felicidad es la capacidad de conectar con la realidad de la mejor manera posible

Bioquímicamente, el ser humano no está diseñado para vivir en actividad y alerta permanente. Cuando tú paras, reflexionas, contemplas, rezas o meditas, tu cerebro se va sanando y mejoras la corteza prefrontal. Tener unos valores firmes en los momentos de caos e incertidumbre ayuda a no perder la calma. Los valores requieren frenar, preguntarnos, saber que la vida tiene una trascendencia alucinante.En una sociedad que ha perdido el rumbo, sustituimos sentido por sensacionesSi lees a los clásicos o analizas cualquier religión, te das cuenta de que buscan las grandes respuestas y de que hay valores comunes a todas las ellas y a todos los sistemas de creencias. Lo que sucede es que hoy es más importante sentir que tener razón, es más importante cómo me siento que la verdad. Y eso desmorona el sistema de creencias, pues los sentimientos son fluctuantes, se modifican según los estímulos. Sin embargo, tener valores es reconocer que hay una base, un pilar sostenible común a todos y que existen líneas que no se pueden traspasar.Hoy es más importante sentir que tener razón, es más importante cómo me siento que la verdad

(Conocimientos + Proyecto de vida + Voluntad) x Pasión

Es fundamental poder identificar qué debes trabajar para lograr obtener tu mejor versión. Cuando una persona afirma querer llegar a algo mejor, subir un escalón, primero debe tener conocimientos. Hay que saber, hay que estudiar, porque quien no se forma, no ve las oportunidades de la vida. Ya lo decía Séneca: “La suerte es donde confluyen la preparación y la oportunidad”.

Quien no se forma, no ve las oportunidades de la vida

Igualmente decía: “No existe viento favorable para quien no sabe a dónde va”. Es decir, es necesario tener un proyecto de vida. He de saber qué quiero para mí, para mi vida personal, de pareja, de mis hijos, empresarial, económica…, hacia dónde me dirijo. Si no existe ese proyecto de vida, soy esclavo de la tendencia, del sentimiento, de lo que me apetece, de lo que está de moda.

Y voluntad. De niña, mi padre siempre me decía que una persona con voluntad llega más lejos que una persona inteligente. La voluntad es la capacidad de posponer la recompensa, de tener orden, esfuerzo, constancia y perseverancia.

Y todo ello multiplicado por la pasión, porque si pones el corazón en lo que haces, eso se nota. Ya sabemos por qué (por la oxitocina, por los hemisferios derechos…), pero no hace falta saber de neurociencia para conocer que cuando hablas con pasión a las personas, las convences.


Entrevista con Marian Rojas Estapé, médico psiquiatra y escritora, en el Desayuno de Trabajo de CEDE.

Imagen recurso © Freepik By vecstock.

Publicado en septiembre de 2023.


Últimos artículos

Thinkers50 Awards Gala
Personajes con talento

Con los ojos bien abiertos, con Rita McG...

23 de Abril de 2024
Ponentes de la mesa
Personajes con talento

Comprometiendo corazones y mentes en un ...

23 de Abril de 2024
Personajes con talento

Javier Fdez. Aguado: Stalin desde dentro

23 de Abril de 2024