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El síndrome bonapartista, por Javier Fernández Aguado

(Tiempo estimado: 2 - 4 minutos)
Stalin y mosaico soviético

En las próximas semanas, a lo largo del mes de abril, llegará a las librerías de mano de la editorial Kolima mi nuevo libro. Lleva por título: Entrevista a Stalin. Me he esforzado por comprender la lógica del segundo mayor asesino en serie de la historia. Se trata, en efecto, de una entrevista y no de un interrogatorio. He manejado una amplísima bibliografía tanto de los escritos del protagonista, como de autores que le conocieron o que han escrito sobre él. Incluido, por supuesto, el discurso secreto de Kruschev, que he añadido como anexo.

189 stalin javierUna de las frases que repetía con frecuencia el déspota georgiano para reprobar a Trotsky era que padecía ínfulas bonapartistas. Con esta expresión, quería descalificarle. Resulta contradictorio, por cierto, que el más atroz tirano que ha dado el mundo tras Mao Tse-Tung, acusase a su más directo competidor de lo que él ejercía de continuo.El orgullo cierra la mente en proporciones parecidas a la codicia, la envidia y la destemplanza

Muchos directivos padecen ese síndrome. Al igual que el dictador corso, que acabó espada en mano con la aciaga revolución francesa, consideran que su palabra es inapelable. El orgullo cierra la mente en proporciones parecidas a la codicia, la envidia y la destemplanza.

Es justo certificar que, al menos en mi experiencia de más de 30 años de trabajo con alta dirección, he encontrado incontables profesionales sensatos. Un porcentaje, sin embargo, padece la patología a la que me estoy refiriendo. Resulta privativamente ridícula cuando ni siquiera se ejerce ya esa posición. Conozco ex CEO que tratan a sus amigos y conocidos con una displicencia que solo una mente nublada por la estupidez puede justificar. Luego, se lamentan de su aislamiento. Deberían leer La soledad del directivo (LID editorial).

189 stalin 400La psicopatía que estoy relatando no es nueva. Entre los múltiples ejemplos que podían apuntarse mencionaré el de un alto jerarca que vivió a finales del siglo XIII en la ciudad de Viterbo. Era un empedernido borrachín, pero se negaba a asumir su debilidad libadora. Ante su intemperancia, sus subordinaros le aseguraron que la culpa de que trastabillase se debía al mal estado del pavimento del palacio. Por si fuera el caso, contrataron a unos albañiles que verificaron que el suelo no presentaba ningún obstáculo. Los siervos prosiguieron la ficción para no ser castigados por desacato por su achispado pagador.Ninguno de los afectados por bonapartismo considera que precisa con urgencia de tratamiento psiquiátrico

Al igual que en la fábula del emperador desnudo, hoy en día corretean por el mundo, impúdicos sátiros, incalculables en el ámbito político, que producen carcajadas por la seguridad con la que pronuncian sandeces. Estos nuevos bonapartes no se llaman Napoleón, sino Pedro, José Luis, Pilar, Francisco, Francina, Begoña, María Jesús, Gustavo, Manuel Andrés, Vladimir, etc. Resulta indiferente mencionar sus nombres, porque ninguno de los afectados por bonapartismo considera que precisa con urgencia de tratamiento psiquiátrico. Entre las capacidades que bloquea la jactancia se encuentran la objetividad y el sentido común.Entre las capacidades que bloquea la jactancia, se encuentran la objetividad y el sentido común

En la larga temporada que residí en Italia, conocí la astuta reacción del conductor de un autobús que, ante la petulante reacción de un pasajero que gritó: “¡Usted no sabe quién soy yo!”, detuvo el vehículo y, volviéndose a los presentes, advirtió burlón: “¡Atentos todos que este individuo nos va a decir quién es!”.

189 stalin ajedrezEl pretencioso, ahora ridiculizado, solicitó que le dejara bajar para ocultar su merecido sonrojo. Cada uno debe mirarse al espejo, quizá con la ayuda de un buen coach, para que no perdamos contacto con la tierra

Resulta altamente recomendable pedirle a Dios o a la naturaleza, en el caso de los agnósticos, que no perdamos el sentido de la realidad. Cada uno debe mirarse al espejo, quizá con la ayuda de un buen coach, para que no perdamos contacto con la tierra. Ojalá nunca participemos en el patético espectáculo de quienes se consideran por encima de los demás. Se ha repetido que el sentido común es el menos común de los sentidos. Resulta, sin embargo, imprescindible, para que la existencia no sea un estrambótico retruécano, sino una suma de acciones que contribuyan a mejorar el mundo.


Javier Fernández Aguado, socio director de MindValue y director de Investigación de EUCIM. 

Imágenes © Unsplash y © Freepik.

Publicado en marzo de 2024.


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