Entrando en la fase de madurez del ciclo económico
El pasado año finalizó con una sensación amarga, pues los datos de crecimiento no estuvieron tan alejados de los del ejercicio anterior y, sin embargo, se cerró con un sentimiento mucho más negativo que el existente hace doce meses. Si nos ceñimos a los números, la economía mundial creció en 2018 a ritmos cercanos al 3%, lo que prácticamente supuso repetir los resultados de 2017. Además, si repasamos el consenso de previsiones de crecimiento realizadas por los institutos de análisis hace doce meses, prácticamente ha sido inapreciable la desviación a la baja respecto a lo esperado a finales de 2017. Por tanto, no podemos hablar de una sorpresa negativa en términos de crecimiento global, cuando analizamos lo acontecido el pasado año. No obstante, a diferencia de 2017, en general, el comportamiento de las principales economías fue de “más a menos” a lo largo del ejercicio y, además, el reparto de las aportaciones al crecimiento se ha desequilibrado de manera importante.
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