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Isidro Fainé: “Los emprendedores son el motor de arranque de una economía libre y próspera”

26 de Julio de 2016//
(Tiempo estimado: 3 - 5 minutos)

Para el presidente de CEDE, Isidro Fainé, “el directivo es el empresario del siglo XXI. Su papel es vital en la reactivación del tejido empresarial y clave para el crecimiento de la economía”. Así lo declaró en el acto de clausura del Congreso CEDE, presidido por S.M. El Rey Felipe VI.

No obstante, destacó que “el motor de arranque de una economía libre y próspera tienen que ser los emprendedores”, ya que “históricamente, las personas con ideas nuevas son siempre las que han revolucionado el mundo”.

“Nada es estable; todo cambia a una velocidad de vértigo, y los directivos y empresarios españoles han demostrado preparación y carácter para desenvolverse en este mundo globalizado”, afirmó, para después alentar a los presentes a “asumir la necesidad de dirigir y gestionar con mirada larga, volando alto y superando fronteras”, en un mundo que “tiene abiertas ventanas de posibilidades que hay que explorar”. 

A pesar de estar en la era de la digitalización y la globalización, Fainé aconsejó no olvidar “nuestros viejos principios”, aquellos que definen el proceder del buen directivo, los cuales enumeró en el siguiente decálogo:

1. Imaginar cómo hacer lo que para muchos es imposible. “Los directivos tenemos que ser personas transformadoras, no mirar las cosas como son, sino como podrían ser y preguntarnos por qué no”.

2. Dirigir es concentración, siendo siempre inteligentes con la gestión de nuestro tiempo. El buen directivo necesita concentrarse para que lo urgente no prime sobre lo importante. “El buen directivo se concentra en buscar las mejores circunstancias o en crearlas él mismo”.

3. Simplificar, recuperar la importancia de lo simple. “Tenemos más información, pero no más conocimiento. Cada vez requerimos de más tiempo y hay que dedicar la mayor parte del día a la gestión para alcanzar nuestros objetivos. Exijamos a nuestros colaboradores que se centren en lo importante, en lo esencial, no en lo accesorio. La complejidad no debe admirarse, sino evitarse, porque hace falta mucho trabajo para que algo resulte sencillo de comprender”.

4. Las responsabilidades no caducan. “Cada empleado debe tener un proyecto profesional definido y que sea coherente con la estrategia de nuestras empresas, asumiendo cada uno su responsabilidad. Un directivo puede delegar una tarea, pero no la responsabilidad”.

5. La formación permanente. La formación para un directivo no acaba nunca. “El mundo que nos espera no es secuencial, y nuestro futuro no estará siempre basado en las experiencias adquiridas”. 

6. No hay beneficios sin ventas y no hay ventas sin productos. “Debemos preguntarnos si nuestra empresa tiene una propuesta de valor única. Para medir esta respuesta, hay que analizar la cuota de negocio de nuestro cliente y qué valor nos ha aportado a lo largo de su vida comercial”.

7. La buena comunicación. “El inicio de un trabajo en común es algo tan sencillo como una conversación razonable”. 

8. Solo con el ejemplo conseguiremos motivar a nuestros equipos. “La motivación empieza con el convencimiento. Las personas estamos más unidas por la voluntad que por los acuerdos, y también más por los sentimientos que por las palabras”. 

9. Una conversación es el más efectivo de los e-mails. “La tecnología no debe deshumanizar al hombre, sino darle más identidad. La revolución digital ha cambiado la historia del mundo, pero el efecto de una sonrisa, de una mirada, de un llamar por el nombre, será eterno”. 

10. El camino hacia el éxito está repleto de detalles. “Para liderar hace falta visión global, talento y concentración, pero los pequeños detalles son los que marcan las empresas y a las personas”.

Por último, Fainé conminó a los directivos a “convertirse en agentes de esperanza” y “transformar las palabras en oportunidades”, sin olvidar que “el éxito es el fruto de una larga paciencia”.


S.M. El Rey: “Las nuevas oportunidades deberán buscarse en mercados menos frecuentados que los hoy conocidos” 

S.M. El Rey felicitó a CEDE por su Congreso y por la labor que desarrolla en el ámbito de la función directiva y ejecutiva, incidiendo en cómo la velocidad de los cambios de paradigma “contribuye a despertar muchas incertidumbres sobre cómo acometer la transición hacia unas economías casi plenamente digitalizadas”. Estas incertidumbres siembran dudas sobre “la continuidad de los modelos clásicos de negocio, de los gustos y comportamientos de nuevos y futuros consumidores, o de la estabilidad en el empleo y los requerimientos o capacidades necesarios para acceder a él”.

“Las nuevas oportunidades deberán buscarse en mercados menos frecuentados que los hoy conocidos”, afirmó en relación a la importancia de la internacionalización y digitalización en el ámbito empresarial. “Por ello son las nuevas generaciones, las que han adquirido conocimientos en un entorno globalizado, inestable y de avances acelerados, las que requieren también nuestra atención, nuestro esfuerzo y nuestra acción responsable. Y el marco que ofrece CEDE, en este Congreso, permite a los jóvenes profesionales incrementar sus capacidades, pues cuentan con la colaboración, la experiencia y la transferencia de saberes que pueden aportar generosamente los más veteranos”.

“La senda de la empleabilidad para los futuros directivos no es muy distinta de la que tendréis que transitar ya mismo los actuales ejecutivos para seguir dirigiendo competitiva y competentemente vuestros negocios. Pero todos, en definitiva, habréis de demostrar siempre capacidad de adaptación e innovación ante el futuro”, declaró.


 

Artículo publicado en Executive Excellence nº131 jun/jul 2016.