¿Es posible llegar a ser un buen directivo?
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“La misión del Príncipe es la más difícil de cumplir porque ha de estar siempre alerta y, ya haya sido puesto por sufragio universal, ya por consentimiento general, el Príncipe ha de brillar sobre los demás por sus dotes de mando, por sabiduría, moderación, justicia, previsión, templanza, integridad, y celo por el bien público; el objetivo del gobernante debe ser el bien público por delante de cualquier personalismo” (Erasmo de Rotterdam, 1469-1536, Educación del Príncipe Cristiano).
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