Gestionar para una sociedad que funcione mejor
En tiempos de disrupciones superpuestas, la propuesta de partida de esta mesa del 16th Global Peter Drucker Forum fue contundente: así como la economía se ha comprometido con “cero neto” en carbono, nuestras instituciones deberían aspirar a “cero neto” en burocracia improductiva. No se trata de un gesto cosmético, sino de liberar la iniciativa, el juicio y la creatividad de quienes están más cerca de los problemas reales. Gestionar para una sociedad que funcione mejor exige rediseñar reglas, roles e incentivos para que cada persona pueda aportar inteligencia —no obediencia— al desempeño colectivo.
Desde ahí, la conversación avanzó en dos planos que se retroalimentan: el de la empresa como máquina eficiente y el de la organización como “máquina viva”. La eficiencia importa —sin ella no hay supervivencia—, pero está infrapotenciada si no se amplifica con efectividad. El nuevo "management" no consiste en descartar lo industrial, sino en sumarle una capa que multiplique los resultados sostenibles en el tiempo.
El debate entre Amy Edmondson (Harvard), Katja von Raven (Bosch) y Gopal (Tata), también trajo un correctivo contra el cortoplacismo y la visión en silos. Cuando el objetivo se reduce a maximizar el beneficio inmediato, se erosiona el compromiso con lo local y se desatienden interdependencias críticas. La alternativa pasa por una combinación exigente de transparencia (decir la verdad incómoda sobre los retos que vienen) y esperanza honesta (fundada en evidencias y ejemplos que muestran que es posible hacerlo mejor). Es, en esencia, un desplazamiento psicológico: del “yo y ahora” al “nosotros y después”.
El resultado es una agenda pragmática: aplanar jerarquías que infantilizan, devolver autonomía y responsabilidad a los equipos, profesionalizar las habilidades humanas —no como “blandas”, sino como competencias estratégicas— y reconocer que prosperidad, sostenibilidad, creatividad y diversidad no son eslóganes, sino condiciones de posibilidad de la ventaja competitiva. Si queremos empresas que impulsen la productividad, la cohesión social y el futuro, hace falta un compromiso explícito: gestionar no solo para ganar, sino para que la sociedad gane con ellas.
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