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El imperativo de los lunes: poner las ideas en acción

(Tiempo estimado: 7 - 13 minutos)
Charles Handy
Resumen en 2 minutos

Peter Drucker, considerado el padre del management moderno, no fue un pensador teórico, sino un pragmático: sus ideas estaban siempre orientadas a la acción. Bajo esta premisa se articula el enfoque de “A Day of Drucker – Monday”, una invitación a empezar cada semana con propósito y dirección. No se trata de acumular conceptos, sino de activar el pensamiento con una pregunta sencilla pero poderosa: ¿cómo voy a aplicar esto hoy?

Académicos, filósofos, economistas, pensadores y gurús de gestión empresarial, editores, directivos de todos los sectores… acudieron a la llamada de esta jornada promovida por el Global Peter Drucker Forum, con el fin de contribuir a crear un futuro mejor a partir de la reflexión del legado de Drucker, desde una visión pragmática.

La conversación comenzó con una máxima: los planes no bastan; si no se traducen en trabajo, son solo buenas intenciones. Por eso, cada lunes debe ser un punto de inflexión. No es el día más pesado, sino el día con más potencial. El lunes representa una oportunidad para reenfocar, priorizar y tomar decisiones con impacto real. En lugar de dejarse arrastrar por la inercia o la urgencia, se trata de actuar con intención, alineando acción y reflexión.

Uno de los aprendizajes más destacados fue que muchas veces ya sabemos lo que tenemos que hacer, aunque no lo reconozcamos. Revisar las ideas de Drucker es una forma de descubrir que, en realidad, ya habíamos intuido muchas de ellas. Esto genera confianza en uno mismo, pues no se trata de buscar respuestas externas todo el tiempo, sino de validar y aplicar lo que nuestra experiencia y sentido común ya nos han enseñado.

Otro eje esencial fue la dimensión humana del liderazgo. En un entorno cada vez más técnico, algunos participantes, como Laurent Choain (Mazars), el filósofo social Charles Handy (1932-2024), Vint Cerf (Google) y David E. Sprott (Drucker School of Management, Claremont Graduate University), hablaron del poder de la cortesía, la empatía y la gratitud. Una sonrisa, un gesto amable, una muestra de reconocimiento genuino pueden marcar la diferencia en la forma en que las personas trabajan juntas. El liderazgo eficaz nace del respeto, no del control.

Finalmente, subrayaron la necesidad de crear espacios para pensar. Después de una jornada cargada de ideas, lo más sensato no es pasar página de inmediato, sino detenerse y reflexionar. La acción sin pausa lleva al agotamiento; la pausa consciente permite que las ideas se transformen en decisiones sólidas. Así, el legado de Drucker cobra sentido no como un cuerpo teórico cerrado, sino como un conjunto de principios vivos que se activan cada lunes, en cada decisión, en cada conversación.


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